domingo, 24 de diciembre de 2006

Frohe Weihnachten!!!

"I'm dreaming tonight of a place I love/Even more than I usually do/And although I know it's a long road back/I promise you/I'll be home for Christmas/You can count on me/Christmas eve will find me/Where the love light gleams[...] I'll be home for Christmas/If only in my dreams/If only in my dreams..." [Michael Bublé, I'll be home for Christmas, Let it Snow, 2005]
En este año tan bueno, no tengo más que agradecer a todos los que visitaron este espacio, y aprovechando este estado de ánimo ex-berlinés, desear que todo lo que quieran se les haga, que no conozcan nunca la soledad, que tengan siempre salud y facultad para decidir sobre sus vidas, y que sus sueños se materialicen lo más pronto posible. Un abrazo enorme...

viernes, 22 de diciembre de 2006

Der letzte Tag (Del Patriotismo)

"Ist das etwa schon der Tag danach /Wo alle Uhren still steh'n /Wo's am Horizont zu Ende ist /Und alle Träume schlafen geh'n /Sind wir zum letzten mal zusammen /Es hat doch grad' erst angefangen /Wenn dieser Tag der letzte ist /Bitte sag es mir noch nicht /Wenn das das Ende für uns ist / Sag's nich'- Noch nich' " (Tokio Hotel, Der letzte Tag, 2006)
Hoy estoy envuelto en esa sensación triste de la partida. El próximo domingo es mi último día en Berlín. Con 25 años y unos cuantos viajes como este encima, sigo viajando dentro de mi mismo para contenerme cada vez que he de despedirme de alguien importante. No he aprendido a resignarme al costo de oportunidad. Aún no sé cómo descartar la posibilidad de tener amigos, maestros y gente: algo dentro de mí se rehusa a no-involucrarse, a pesar de que de antemano sé que van a llegar días como hoy en el que - siendo realistas -, me despido de quien nunca más volveré a ver. Así (y menos mal), sigo siendo ese adolescente de 17 que contiene el llanto y abraza fuerte, porque sabe que si viviera en la misma ciudad y con la misma gente que ha conocido estaría contento de tener tantos amigos. Pero eso no es así, y los amigos se sentirán siempre pero físicamente se esfuman.
Pero hoy ante la retrospectiva y aprendizaje del viaje, quiero hablar del patriotismo, en esta tierra donde a todos les pesa sentirse abiertamente orgullosos de ser alemanes. Así como los judíos nacen (o nacían) heredando un sentimiento de "a lo largo de la historia nos exterminaron, y hay que unirnos para que no nos lo vuelvan a hacer", los alemanes tienen el chip de "a lo largo de la historia exterminamos, y hay que evitar a toda costa volvernos a convertir en monstruos". Por todas partes se ven símbolos y gestos de homenaje, o de disposición de pagar moralmente los platos rotos, o precaución de ser demasiado nacionalista. Con la misma fuerza que desata la pasión y el orgullo nacional en un francés, los alemanes temen el sentirse el mejor país del mundo. Y no olvidemos, que seis millones de ruandeses (el mismo número que de judíos en la guerra) murieron hace todavía muy poco, y de eso no se habla en Francia (Ni en ningún otro lado). La culpa y la responsabilidad histórica alemana, en contraste, es omnipresente.
Fue hasta este año, durante la copa del mundo de fútbol 2006, que los alemanes decidieron ondear banderas, y me alegro. Para mí este país es grande, y como mexicano no tengo reparo en sentirlo. Los alemanes están en un punto donde han reflexionado como pueblo y están redescubriendo su orgullo nacional. Y esto me lleva a pensar de que es justo así como un patriotismo sano nace en óptimas condiciones. El patriotismo es pensado, razonado, durante largo tiempo.
Lo digo, orgullosísimo de ser mexicano en Berlín, y sin el mas mínimo átimo de modestia. Porque este viaje, fui el mexicano que nunca llegó tarde, siempre entregó las tareas, y no rebuznó ante la gramática. Decidí ser el mexicano que echó el mayor desmadre pero con el más alto respeto y moderación. Il messicano que no enseñó a los extranjeros a decir palabrotas en español, ni vomitó en la calle, ni se llevó nada del buffet de la escuela, ni se fue sin pagar o anduvo zozobrando a ver qué gorreaba (como muchas otras personas - emabajadoras involuntarias de sus países y víctimas de la generalización - hicieron).
Pensé en ser der Mexikaner, que no se fue siempre con los latinos ni habló español todo el tiempo, y se comunicó con todos la mayor de las veces en su propio idioma. El mexicano que sin intentar encubrir las deficiencias de nuestro país, siempre habló maravillas y se concentró en los tantos puntos positivos, y convenció. Le mexicain que evitó hacer comparaciones absurdas entre los países, para así enriquecerse de todas las nacionalidades (la propia incluída), y aprendió mucho de los estilos de vida o costumbres opuestos o ajenos a los propios, con muy muy buenos resultados.
Porque lo logré (!!!). Sin esfuerzos innecesarios, y sin tratar de complacer a nadie, sino por el puro gusto de ser mexicano. Logré que - por lo menos en mi entorno inmediato que hoy se disipa - la próxima vez que alguien oiga México, sienta cariño. Y por tanto, me encariñé de más con casi todos, y estoy abrumado de dar y recibir tantos abrazos sinceros. Y confieso aquí, que después de las despedidas y muy muy en el fondo, hay una voz que al sentir todo esto grita bajito algo así como Viva Mexico Ca*&ones...

sábado, 16 de diciembre de 2006

Es ist fünf vor zwölf...

"You´re just too good to be true..." [Esta no se quién la canta, pero todos la conocemos...]
"Cuando la pena cae sobre mí el mundo deja ya de existir, miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos. [...] Cada momento era especial, días sin prisas, tardes de paz, miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos. " [Luz Casal, Entre mis Recuerdos.]
Faltan cinco para las doce, y este sueño señores, aún queda. Hubo una vez alguien que al menos un tiempo logro escaparse de sí mismo por última vez antes de caer y se fue a Berlín. Y ése, aún soy yo. Todavía tengo tiempo para cerrar los ojos en en el Opernpalais, donde huele a espuma de cerveza, hielo acampanado, vino caliente, algodones de escarcha, castañas doradas, herraduras de caballo, bufandas profundas, salchichas y pretzels...y todo es Alemania o Navidad y yo. Sigo viviendo - hasta el último momento -un sueño entre tranvias, S-Bahns y U-Bahns.
Pero algo me dice que esto no es cierto, cuando abro los ojos y me encuentro - por ejemplo -, con el invierno más soleado en que en 300 años ha vivido Alemania. Cuando me encuentro con que siempre, ahí donde estoy está la música que me gusta, y las canciones que más amo me siguen por toda la ciudad, como forzándome a cantar. Y aunque sabes que de vuelta a lo que por comodidad sigues llamando "casa" te espera el chevy chocado, poco dinero en el bolsillo, meses de desempleo y una crisis existencial de la que lograste evadirte durante ya casi tres meses, no puedes parar.
Despiertas dentro del sueño y en la ventana de la que sientes tu casa hay una orquídea de verdad que alguien especial te envió desde lejos. Afuera no hace frío, y siempre hay que sacrificar una exposición por tomar cerveza, o al revés. A lo mejor la noche anterior tocaste la guitarra de un desconocido y cantaste muchas canciones en tu idioma en la Hofbräuhaus, y los turistas (especialmente los japoneses) te hicieron fotos y aplaudieron, y supiste que siempre te acordarías de aquel momento, porque estás a punto de renunciar a él. O igual y cocinas hoy algo mexicano para 20 amigos.
Ya tengo nostalgia de patear el centro de Berlín porque estoy sintiendo que que me abandona, y no logro asirme a él. Supongo que es porque en realidad no existe, no puede tocarse. Nada es así de perfecto en mi vida. Todo lo indica, esto no pudo ser cierto. Según las señales, el 5 de diciembre fue más caluroso que el 5 de junio. Algo raro esta pasando en el aire berlinés, que tanto me quiere, pero. . . Por qué tanto este año? Por qué todo sale tan bien?
Así que estoy tratando con todas mis fuerzas de clavar todas mis estacas para que en algún lado de aquí quede el testimonio que unos días de mi vida fui feliz y no me preocupé de nada y me reí del clima y y los idiomas y el tiempo y el dinero y los escritorios y los portafolios y la diplomacia y mi propio destino inmediato. De coleccionar recuerdos y grabar por las paredes de Munich que el fin de semana pasado después de esperar muchos años conocí la nieve y la tuve entre las manos y aunque me es muy difícil describir como es, mi primer pensamiento literal fue Pues ni hace tanto frío, seguido de quiero echarme en la nieveee. Y asi la dejé atrás, apilándose en el castillo de Neuschwanstein, que tampoco parecía real, para continuar viviendo el tiempo camino hacia el despertar. Hasta que el reloj marque las doce, no quiero pensar lo que me espera en México. Sé que todo esto no es cierto, que no es mi vida, que no estoy aquí ni nunca estuve, pero aun así, necesito vivirlo como si así lo fuera.
Porque es ist fünf vor zwölf, y este sueño señores, se acaba.

lunes, 4 de diciembre de 2006

De la belleza en Berlín

belleza.

(De bello).

f. Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual.
Esta semana casi no puedo abrir la boca, porque estoy masticando demasiado Berlín. Los ojos no me responden, no se mueven a mis órdenes, no distinguen nada que no sea esta ciudad. Poco tiempo tienen las manos ocupadas en rascar todas las letras de cada palabra alemana y atrapar todo lo que al volar este perfumado de arte.
La poca pretención berlinesa me tiene atrapado. A diferencia de muchas otras ciudades europeas, aquí hoy el afán de belleza es ausente, tanto en las personas como en el paisaje urbano. Aquí - especial y naturalmente en el Este de la capital - nadie se arregla, ninguno busca hacerse elegante, ni ganar en murmullos preciosos. Nadie o muy pocos. Obviamente - como en todas partes - existen personas y edificios contaminados por la moda.
Si alguien pinta, o se maquilla, o utiliza color o no-color, es para expresarse simplemente. Para comunicar y ser, no para gustar o amoldarse. No busca imitar ni agradar, ni ser más o menos bonito: busca explorar y compartir la intuición del espíritu, propio o colectivo. Sin importar la manera estética que resulte. Y, como el mismo carácter humano, está eternamente en fase de renovación.
Como mi vida en estos momentos, Berlín esta por todas partes en obras. No construyendo edificios nuevos, sino transformando los que ya están. Así, su belleza perpetua es siempre efímera y cambiante. No existen modelos ni prototipos. (Aunque he de confesar que por coincidencia es muy ochentero. Me encanta)
Y por eso creo que prácticamente la ciudad entera - en un momento o en otro o siempre - es hermosa, junto con todos sus habitantes. Mi mamá y yo y l@s amig@s que ya se me fueron incluid@s.
"La belleza es muy superior al genio: no necesita explicacion" - Oscar Wilde

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Rabia

Somos demasiados y no podrán pasar por encima de la vida que queremos heredar - (Amaral, Revolucion, Pajaros en la cabeza, 2005)
No voy nunca a resignarme. Nunca. Nunca voy a tragarme la idea de que los pueblos tienen el gobierno que se merecen. Por que es una mentira indecente. Porque no soy el unico que lo sabe. Ya no. Ya no podemos dormir tranquilos. Ya no podemos dejar mas de teclear como si fueramos a romper las mesas de los cyber cafes a pesar de que la gente nos mire, porque es hora de mostrarle a todos lo encabronados que estamos. Ya no podemos sentarnos ni descansar. No hasta que en nuestro pais vivamos todos decentemente. Aunque haya que sacrificar. Aunque haya que asesinar sin preguntar a cuanto diputado o senador o ladron se atreva a pisar el orden y las instituciones. Aunque haya que usar las manos, de buena o mala manera. Porque no vamos a ser una generacion de agachones. Ya no. Vamos a vivir soniando y a hacer que por nuestras pistolas nuestros hijos nazcan donde cae el mana. Y si no lo conseguimos, nada ya nos va a devolver la serenidad. Nada nos va a regresar el humor. Ninguno de nosotros va a renunciar a soniar que el nuestro podria ser un pais donde podriamos quizas vivir tranquilos. Estamos condenados por el remordimiento, ante tantos paisanos que no tienen lo que nosotros si. Condenados por la fortuna de tener salvavidas cuando el de junto se ahoga. Perseguidos y estigmatizados por la responsabilidad de por lo menos evitar las muertes o agitar las aguas para que los que tienen que hundirse se hundan.
Hoy desperte pensando que regresar a mi Mexico quizas no seria tan triste. Y me duele porque es mentira. Porque desde Prenzlauer Berg, de repente no se oye el asqueroso murmullo de la division social. Y dan ganas de escapar, de pasar por alto la propia cobardia y quedarse aqui, a buscar la leche de las vacas gordas en vez de ir a tratar de resucitar a las vacas moribundas.
No voy a ser nunca un adulto cabal y sereno. Nunca, porque no voy a poder dejar de emocionarme con la musica o pensar que si se puede. Jamas. De esa agua si no bebere. Como muchos. Muchos que hoy tambien estan trsites por sentir roto al pais. Y el dia que esto no se cumpla, el dia que sereno acepte lo que pasa entonces no sere yo, y este que escribe habra muerto.

viernes, 24 de noviembre de 2006

Por qué estoy llorando

Soy un hombre de 25 años, traigo la barba demasiado crecida y el pelo larguísimo porque he estado fumando demasiado puros y demasiadas jarras de cerveza. Tengo las piernas enormes, por genética, por grasa y porque he caminado mucho cada día en Berlín.
Hoy ya puedo decir y escribir con tranquilidad que hace dos años y unos cuantos días se me murió mi abuela - el ser más hermoso con que me he encontrado - entre mis brazos, una tarde horrible en un cuarto compartido de la Clínica 1 (Gabriel Mancera y Xola) del Seguro Social en la Ciudad de México.
Soy Licenciado en Relaciones Internacionales por el ITAM, y mi tesis fue en pocas palabras, investigar y no perder el control de la propia rabia y tristeza al enterarse de tantos - tannntos - niños explotados sexualmente en México mientras nuestros "gobernantes" juegan a dar entrevistas.
En pocas palabras: soy un hombre muy fuerte. Y mientras tecleo, estoy llorando.
Mi padre es un hombre clásico, recto como un cuadrado. Poco expresivo. Difícil. Mi madre es una mujer hiperactiva, habladora, ruidosa. Difícil. Mi hermana Perla es un desastre, tiene un carácter cambiante y frecuentemente intoxicante. Difícil. Mi hermano Christopher es serio, hiperactivo, casi no nos gustan las mismas cosas. Difícil. Mis amigos nunca me escriben, son disfuncionales, extraños. Difíciles.
Y estoy en Berlín, recibiendo e-mails de cada uno de ellos, pensando en ellos, y me siento el hombre más orgulloso del mundo. Y así los quiero a todos.
Porque mi padre es bueno, honrado, trabajador, hermoso, siempre sorprendente. Me está ofreciendo una oportunidad que no se si merezco y no sé si aceptar.
Porque mi madre es generosa, optimista, valiente, maravillosa, y hace la mejor comida que has probado en tu vida. Estuvo conmigo aquí y se siente orgullosa de mí.
Más orgullo siento esta semana por mi hermana: se graduó el martes pasado. Exitosa,preciosa, alta en tantos sentidos, sensible, parrandera, con una voz para cantar que rompe y acaricia al mismo tiempo. La admiro por su corazón y tenacidad, tiene sueños y aspiraciones, y las va a conseguir más pronto de lo que cree.
Porque mi mejor amigo es noble, chambeador, sencillo. Porque extraño su compañía cada noche que voy para algún buen bar de Berlín. Porque va a irle bien en su trabajo.
Porque Gaby esta ahí siempre conmigo y Lore igual, y el estimadísimo Eduardo y María K se acuerdan de mí, y la otra María que tanto admiro va a casarse el sábado, igual que en enero Valeria a quien le debo tanto...Porque Muradás tiene otra vez novia y está contento y porque mi entrañable Pamela también tiene un nuevo amigo por ahí, y Ale Hernando se gradúa y mi compa Alan Picazo ya termina la carrera y Priscilla va bien y con novio y Sara es exitosísima y Sonia es doctora en derecho y Vero va a hacer una fiesta en su casa. usw.
Porque hay una orquídea esperandome en algún lado de esta ciudad.
Estoy llorando, porque me nace una emoción al darme cuenta que a pesar de todas las dificultades, del tiempo y la distancia y la imposibildad, la vida me escogió a mí.
Estoy llorando porque acabo de descubrir que soy yo (!!!) quien tiene el mejor padre, madre, hermana y amigos de todo Berlín, y de todo México, y de todo el mundo.

martes, 21 de noviembre de 2006

Ya tengo cámara

"Me gusta abrir los ojos y estar vivo" [Fito Páez]
"Cuando el tiempo pasa y nos hacemos viejos [...] por eso yo quiero que mis años pasen junto a tí mi amor eterno, junto a mi familia, junto a mis amigos y mi voz [...] y es que vale mas tener bien llenito el corazón [...] aunque estemos lejos o aunque estemos cerca..." [Juanes, Nada valgo sin tu amor, Mi Sangre, 2004]
Y también tengo 25 años recién cumplidos el sábado pasado. Y mi madre estuvo de visita conmigo. Ahora sí, ante lo increíble, ante tanta suerte y posibilidad aquí dejo la prueba, para todo el que la vea y para mí mismo, de que es posible pedirle a la vida tanto. Es posible construír un momento de felicidad y combinar, por ejemplo, vivir en Alemania, hacer años y abrazar a mi mamá, todo al mismo tiempo, el mismo día. Y claro, poder fotografiarlo.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Un mapa onírico de Berlín

"Seguro los matices, detalles, sugerencias, búsquedas y adivinaciones no serán los mismos [...] pero seguiremos recorriendo el mapa sentimental de la memoria." [Margarita Martinez]
"[...] Que está tan dentro de mi vida y a la vez esta tan fuera se que volveré a perderme y la encontraré de nuevo pero con otro rostro y otro nombre diferente y otro cuerpo. Pero sigue siendo ella, que otra vez me lleva, nunca me responde [...] Gente que va y que viene y, siempre es Ella, que me miente y me lo niega; Que me olvida y me recuerda..." [Alejandro Sanz]
Berlín sin tí es - como todas las ciudades -, un mal sueño inquietante. Pelirroja tenías que ser. Inesperada. Y vivo en Prenzlauer Berg, donde la panadera y la que vende las salchichas y la punk radical y la del perro y Lola y la del Milchkaffee son tu. Y salgo, camino a ver si el viento fuerte de Berlín me arranca de los ojos la imagen del sueño en el que por fin nos dejabamos de ideologías y guerras frías y nos atrevíamos a derrumbar como muros los destinos y martilleabamos nuestras fronteras dejando en libertad los deseos contenidos al este y al oeste del mundo. Y volvíamos a ser uno: amanecíamos borrachos besándonos en la Puerta de Brandemburgo, pero esta vez nunca regresábamos. De repente, mientras me voy preguntando cómo es que alguien puede pensar que el alemán es áspero - cuando tiene calles como Unter den Linden (Bajo los Tilos), o mi calle Kastanienallee (La calle de las castañas) - te veo cruzando el Checkpoint Charlie. Te alcanzo. ¿Qué haces aquí? Tu cara se disuelve entre la de una alemana que no me entiende.
Y juego a ser Jean-Baptiste Grenouille, buscando el aroma de aquella hermosa mujer pelirroja para volver a encontrar el perfume sublime y sensual que lo vuelve loco y lo hace sentir de 13 como tú a mí (los años pesan una semana antes de cumplir los 25) y guardarlo si se puede: ahorrarlo para tiempos de soledad como este. Pero no. Ni desde lo alto de la Fernsehtur en Alexanderplatz ni desde la cúpula del Reichstag te encuentro. Falsa alarma.
Y en Kurfurstendamm, oigo tu voz. Hablando y esculpiendo a tu manera el aire, como siempre haces y me acerco. Sentado contigo esta Mister Las Vegas, con su corbata y su pelo brillante, un brazo en tu espalda. Me bebo a mí mismo tranquilo en un vaso de Berliner Weisse rojo. Y en Charlottenburg, otra vez ahí estás. Ya te creció el pelo.
No, no eras tu. Otra vez me equivoqué.
Entonces hizo frío. Me bajo a la estación del U-Bahn mientras termina de llover, una no-pelirroja me espera. ¿O la esperaba yo a ella??? Me ha comprado una bufanda muy de mi gusto. Cree que estamos en París y que tengo un elefante gris en que podemos montar para ir a dormir a la luna cuando todos los hostales de Friedrichsain estén llenos y no tengamos donde quedarnos. Apenas la conozco. Como tú, se trasluce en un sueño, que igual termina junto con el fin de la Karl Marx Alee, pero es lo que necesito. No la saco de su error y le presto mi abrigo para que duerma mientras me abraza. No puedo verlo, pero creo que arriba, el reloj del Urania-Weltzeituhr marca la hora en la que una nueva musa esta lista para habitar mis escritos mas onirícos. Sí, todavía mucho más oníricos que este. Los segundos corren, y yo - despues de tantas malas apuestas ciegas - no sé si subirme a ese tren dirección Pankow, olvidarte y dejarte guardada en lo mas alto de la Gedächtniskirche para luego explorar sin miedo otra parte nueva de Berlín.

sábado, 11 de noviembre de 2006

Too much information

Probablemente este sea el escrito mas prosaico que ha aparecido en este espacio, pero hoy tengo que hacer un homenaje, voy a tratar de no decir más de la cuenta, lo prometo.
Anoche me quedó claro: todo depende de conocerse bien y saber como le funciona a cada uno. Hay a quien se le da muy bien, hay a quien desafortunadamente no tanto. Creo, a mí en este caso - gracias a Dios - se me da bastante, no seré el mejor pero me defiendo re-bien.
Hoy que es sábado y estoy crudo, amaneció bastante flojo. Pero es que estuvo firme hasta la madrugada: no pensé que fuera a funcionar así (según yo fue el alcohol), es increíble cuando uno se soprende de sus propias capacidades. Ayer le preguntaba a la gente qué les parecía y había opiniones divididas. En lo personal, siento un clamor general de que igual y es un poco tosco, grotesco. Para mí no. Y claro, mi punto de vista hacia mí mismo no es objetivo: yo creo que es dulce, sensato. Modestia aparte - y está mal que yo lo diga -, el mío me encanta. Estos días le he dedicado muchos ratos, para que a la hora de la hora el mundo entero se quede con la boca abierta. Y a partir de las buenas experiencias de este viaje en Berlín no me cabe duda que voy a lograrlo. De una cosa así de grande no se puede esperar más que satisfacciones, y en una de esas un buen aumento de sueldo (jeje). Es necesario en este mundo donde la competencia está tan difícil. Sin duda, el idioma alemán es mi mejor amigo. Y ahora me voy a seguir estudiándolo. Pero es que es mucha información.

jueves, 9 de noviembre de 2006

9.11.2006 Die Mauer ist weg - 17 Jahren

Hoy, todos en el este de Berlín amanecimos asumiendo que podemos ir a donde nos dé la gana y movernos libremente por toda la ciudad. Esa sensacin, no es tan reciente aquí. De hecho la división sigue siendo evidente. Hace justamente 17 años, en 1989, mientras me tragaba mi Chocomilk antes de ir a la escuela, no entendía porque mi mamá estaba tan conmovida en su pijama: Te acuerdas de los dos hermanos que te conté que no podían verse porque había un muro? me dijo. Pues ya se pueden ver.
Hoy lo entiendo mejor, y estoy aquí, justo donde veía aquel día por la tele que la gente martilleaba la piedra y celebraba en la Puerta de Brandemburgo...Y lo siento mucho. Literalmente. Siento esta ciudad y su pueblo como antes cuando no tenía idea de qué era el capitalismo, pero sabía que cuando dos hermanos se separan es muy triste, y cuando se reencuentran es algo enormemente celebrable. Mucho. Fuerte. Y me encanta. Y me alegro.

martes, 7 de noviembre de 2006

Dresden y los ojos

"Isn't anyone trying to find me? Won't somebody come take me home?
It's a damn cold night Trying to figure out this life Won't you take me by the hand Take me somewhere new I don't know who you are But I... I'm with you" [Avril Lavigne]
Este fin de semana estuve en Dresden con mi gran amiga María, que vive en Stuttgart. Desde la llegada, notamos que el viento de Sajonia no estaba de humor para turistas, y menos rotos, ruidosos, desorientados y perdedizos como nosotros. Mi paraguas perdió la pelea contra la lluvia. Y para el domingo, las ideas ideales hicieron lo propio para animar a María, que ya estaba harta, mojada y desanimada. Porque entonces se me ocurrió decir que seguramente en ese mismo momento había alguien en algún lado del mundo estudiando sobre Dresden y la Frauenkirche. Que probablemente soñaría toda su vida con caminar por el Zwinger, le contaría a sus hijos durante muchas cenas que en esa ciudad se inventaron las bolsas para el té y trabajaría muchos días para viajar, mirar hacia las nubes grises y abrir la boca para al fin probar el agua de la lluvia de Dresden - sabiendo y conociendo más que nosotros -, y quizás nunca en su vida conseguiría estar aquí. Y a lo mejor sus hijos tampoco.
Y así María se acordó de lo afortunados que somos, de la gran responsabilidad y obligación que tenemos los viajeros de vivir al máximo los sueños de otros como propios.
Una de las mejores historias que me sé, y probablemente la que más amo y recuerdo en estos días en los que el aniversario luctuoso acecha, tiene como protagonista a mi abuela, quien fue invidente. Hubo un día, cuando estaba perdiendo la vista, en que tenía que cruzar una calle, pero no estaba segura de calcular bien la distancia. Justo se acercó a ella una mujer que tenía miedo de caerse, porque algo tenía mal en las piernas. No olvido cómo me contaba que se dijeron: Señora no se preocupe, yo soy fuerte y le ayudo, pero no veo bien, así que Usted tiene que guiarnos... Creo que así estamos los seres humanos. Justo ahí en el momento preciso, probando que la casualidad no existe. Asiéndonos unos a otros, a veces sin darnos cuenta. Acompañándonos de maneras más profundas de las que se pueden ver físicamente. Estamos juntos en tristeza y en triunfo. Quizás exista un equilibrio en el que los que amamos la música la disfrutamos a nombre de los sordos. En el que a veces somos bocas o mudos, a veces piernas o cojos, a veces ojos o ciegos...
Así me gusta pensar que estoy viviendo en Berlín y en Dresde, y dondequiera que vaya. Siendo los ojos de todos los que no pueden ver estas maravillas. Compartiendo el protagonismo con quien sueña y soñará con estar pero físicamente no puede.
Porque entonces, María y yo estuvimos cargándote en Dresden, y fuimos tus ojos aunque tú no lo sabías. Porque nos acordamos de ti - nuestr@ companer@ de viaje - que no nos conoces y en tu honor dejamos de quejarnos y disfrutamos de bebernos toda Dresde en un trago.

jueves, 2 de noviembre de 2006

No tengo cámara

Estando aquí no estoy. Estando aquí no estoy no estoy. [Santa Sabina]
Aquel último dia en Sevilla, un pincho moruno empujó la cámara que iba a traerme y la descompuso. Desde que llegué, he echado a faltar mucho hacer fotos, tanto para acordarme en el futuro como era todo, como para poner aquí, como para ensenar de vuelta a mi familia.
Hoy, salí a caminar hacia la puerta de Brandemburgo. Me estremeci de frío. De asombro por cómo he cambiado desde la última vez que estuve fuera. De todas las cosas que tengo que dejar aquí para regresar y pelear por las que abandoné allá.
Como un perro manso, la piel del aire de Berlín me lengüeteó la cara en señal de bienvenida. A lo lejos, pude ver ese caballo que siempre se ve en las fotos sobre la gran puerta. Y me sentí berlinés. Me di cuenta que sin cámara no hay ni siquiera prueba de que estoy aquí, que en esta capital nadie voltea a ver gente con con estos -3 grados canta y trae bermudas rojas y Nivea en la cara, que además aqui nadie me conoce.
Y sin más ni mas salté. Di vueltas en plena calle. Como en una de esas películas donde el personaje es muy intenso. Pues así yo. Sonreí fuerte y francamente y llegué. No pude hacerle una foto, pero la cruzé y traspasé de ida y de regreso una y otra vez, haciendo alarde de la libertad que hace unos 17 años mi maestra de alemán no tuvo cuando era niña para cruzarse a ver a su abuela que estaba en el Oeste. Y canté a todo pulmón.
Esta vez no hay foto. Van a tener que creerme que hoy Berlín y yo nos abrazamos.

lunes, 30 de octubre de 2006

Que siempre sea como hoy

„Jeden Tag, jede Sekunde triffst du eine Entscheidung, die dein Leben verändern kann.“ (Von Lola rennt)
Por fin aterricE en Berlin. PensE que iba a estar normal. La ciudad es espectacular. Llego al edificio donde voy a vivir, me emociono: parece un museo de arte moderno. Un viejo entre rubio y canoso me da la llave de mi cuarto. Resulta ser todo lo que sognaba en la vida en cuanto a necesidades, espacio, decoraciön, etc. Vanguardista, amplio, increIble. No hay nadie mas que yo. Me encuero, me encanta sentir que afuera hace un frIo polar y yo estoy en mi depa sin ropa. Me bagno. No llega ningun roomate, quE bueno, quiero estar solo. Prendo la tele, no entiendo nada. Me jeteo (me duermo) riquIsimo. Ri qui si mo. Despierto, el desayuno incluido es como dos panes con mantequilla, mortadela y queso mäs de lo que me esperaba. Me termino mi strudel y mi cafE. Mmmmh. Entro a hacer el examen de colocaciön. Junto a mi hay una noruega de revista, me intimida su belleza. No me animo a hablarle. En frente, una suiza guapetona. Me intimida menos, le hago la platica: es actriz, le encanta el arte. Nos gustan los mismos directores. Fan de Tom Tykwer. My kind of girl. Salvo dos o tres chinitos, toda la gente en el cuarto es guapisima, me siento en folleto de escuela de idiomas. Obvio me echE agüita y me peinE, asI que no me quedo aträs. La maestra me hace una entrevista y me felicita por mi äleman. (??)
Asi que ayüdame a rezar para que nada de esto se estropee, no llegue ningün roomate y me quede solo a escribir mis cosas en este paraIso glacial...que todo se quede asI, que todas las magnanas sean siempre como hoy!!! Si hiciera un poquito de mäs calor, me pintarIa el pelo de rojo y saldrIa ya mismo a correr por Prenzlauer Berg: tengo la sensaciön de que si hoy grito, se rompen todas las ventanas de BerlIn.
*Nota aclaratoria:
Nötese que nadie estaba despierto en MExico y no se recibieron tantos rezos. Mäs de la mitad de la gente en mi salön habla espagnol...Ni modo.

martes, 24 de octubre de 2006

Al ojo del amo engordan los caballos

Sí, estoy de vacaciones pero no pude más. Tengo que hablar de mi pueblo, donde estoy estos días. Si quieres verlo en un mapa, busca Miedes de Aragón en la provincia de Zaragoza, cerca de una hilera de pueblitos alineados en torno a Calatayud, famoso por la copla de la Dolores. Ahí nació mi padre, cientos de años después de que los moros dominaran el pueblo y dejaran una torre mudéjar desde donde fue asesinada la condesa Leonor - que según mi imaginación era guapísima -, junto a la que estaba la fragua de mi abuelo "el último herrero" y hoy está nuestra casa.
El paisaje es duro, agreste: es como una de esas mujeres discretas que no suelen mostrar abiertamente lo bien que están. Me encanta. La vegetación no es exuberante, pero sabes que en el fondo hay riqueza, agua, abundancia, vastedad. Aquí pasé casi todos los veranos de mi vida.
Siempre me sentí dueño y señor. Todo parecía indicarlo. En uno de esos tantos días de calor, ocio y tranquilidad imaginé que secretamente lo había heredado implícitamente, que lo dejaron como regalo para cuando naciera yo. Así me explicaba el venir cada año, a vigilar que todo estuviera en orden. Y así, cada vez que vengo, lo poseo. Aprovecho la naturaleza dócil y testaruda de la gente grande para cuidarlos, decirles cosas como tienes que tomar mucha agua porque ya eres una mujer mayor, sí, con un litro y medio al día tienes. Al fin y al cabo, me pertenecen. Como cada uva sembrada y cada botella de vino. Cada visita, como si me arrancaran dedos, me duele saber que alguien murió, como hoy que me encontré a mi amiga Consuelo, que nos dijo que su esposo Leonardo la había dejado solica. Hace tres años que no venía.
No llegan muchos canales de televisión, así que poco queda más que comer jamón, tortilla, lomo en conserva, quesos con aceite; abrazar a mi abuela y a mis tías y tíos - últimos vestigios de la España de la guerra, tesoros aragoneses en peligro de extinción - y vigilar que el sol no haga de las suyas con las viñas o con las ovejas. Que el agua llueva bien sobre los cerezos, los almendros, los perales. Rezar porque no se quede desierto y por que todo se conserve e impida que la modernidad derribe las fuentes y las plazas que hasta la fecha me hacen imaginar vívidamente a mi abuelo soldando una puerta, a mi abuela hacia misa con su mantilla, a mi padre de niño corriendo o andando en bicicleta con sus pantalones cortos, o a mi madre joven cargándome hacia el convento para que me bautizaran.
Por cierto, me siento muy cosmopolita: estoy en un cibercafé de Calatayud pero me siento en Bucarest. Poco a poco se va yendo la gente - igual que mi padre hace treinta años - del pueblo hacia otros destinos, y familias de rumanos - seres celestiales que trabajan el campo en tiempos donde ya nadie quiere y cuidan a los viejitos como ningún nacional está dispuesto - van llegando a llenar los espacios abandonados. Frente a mí hay una lista de precios escrita en rumano (sin traducción al castellano), de la que sólo entiendo los números y el símbolo de euros. Dos hombres allá atrás hablan un guashaguahaguá parecido al español. Junto a mí, niños rumanos y bilbilitanos juegan videojuegos, permitiéndome entrever que el futuro de esta región, así como de casi toda Europa, es la mezcla de las gentes.

sábado, 7 de octubre de 2006

Ferien [Cerrado por vacaciones]

Seguimos con el me voy. Estoy de vacaciones. Desde hace cuatro años no había dedicado un rato largo de mi vida a no-estudiar (o a no-tener-que-estudiar). Cruzo el charco y me voy a vivir las Fiestas del Pilar de Zaragoza.
Estoy muy lleno de nostalgia por todo lo que dejo atrás. Preparando este post, me dí cuenta de que por alguna razón, el primer post que escribí, que se llama(ba) “Transmitiendo vidas”, se perdió, quedó cortado. Y no tengo copia. O sea, no existió. Así de frágil es mi memoria que se esfuma entre los muros del ITAM, entre las agendas frenéticas de mis amigas que se casan y se van fuera. Me muero, dejo de existir, y se velan mis registros.
Ya se cumplió un año de que empecé a escribir aquí.
Mientras me como un jamón ibérico entero en el Museo del Jamón de Madrid, me meto al Lope de Vega a ver Mamma Mia! en español, me emociono con paisajes de vides cargadas de uvas doradas al sol listas para ser vino pronto, miro torear al Juli en la Misericordia, escucho canciones de La Oreja de Van Gogh en vivo, le doy un beso enorme a mi abuela y me echo a leer un buen libro, cierro la boca ante La Alhambra, me trago un pincho moruno en Sevilla o un vaso de fino en Córdoba, seleccioné los 5 posts que más me han gustado, para que los recordemos y así no se me mueran.
1. Me encanta (5 de julio de 2006)
Muy especial, salió en unos diez minutos con todo y corrección de errores de dedo. Me encantó porque vi que a muchos nos encanta lo mismo.
http://demimanoatusojos.blogspot.com/2006_07_01_demimanoatusojos_archive.html
2. No soy suficiente (16 de julio de 2006)
Con dedicatoria implícita para quien se fue ayer de esta ciudad, fue una de esas veces donde tienes que buscar escribir imágenes mentales vívidas para lograr expresar lo que sientes al no tener mucho tiempo y tener mucha posibilidad, porque las palabras se quedan cortas.
http://demimanoatusojos.blogspot.com/2006_07_01_demimanoatusojos_archive.html
3. A mis paisanos (21 de agosto de 2006)
El post más exitoso de este blog según el número de comments. Un humilde tributo a los mexicanos más grandes que existen: nuestros migrantes.
http://demimanoatusojos.blogspot.com/2006/08/mis-paisanos.html
4. Cantidad y calidad (31 de mayo de 2006)
Otro que salió muy rápido y se nota. Cuyo contenido es absurdamente lógico. Me gusta mucho y me hace reír porque independientemente del fondo, refleja que no hay nada que disfrute más que escribir y ser leído. No puede ocultar que soy esclavo de las palabras, y que me fascina usarlas para decir lo que sea.
http://demimanoatusojos.blogspot.com/2006_05_01_demimanoatusojos_archive.html
5. El sabor de la sangre (Crónica de una cirugía [maxilo-facial] anunciada) (3 de enero de 2006)
Una cínica exploración de mis lados más obscuros, luego de haber disfrutado mucho beberme mi propia sangre y haber sido operado en el hueso maxilar.
http://demimanoatusojos.blogspot.com/2006_01_01_demimanoatusojos_archive.html

miércoles, 4 de octubre de 2006

Me terminé la sopa.

"Me voy. Que lástima pero adiós.
Me despido de tí y me voy,
que lástima pero adiós..."
Julieta Venegas, me voy, Limón y Sal, 2006.
Sin duda, hay que saborear lo más dulce y escupir antes de empalagarse, hay que probar lo más picante antes de enchilarse, hay que comer lo más salado y huír antes de salarse. Y así, además de haber dicho adiós mi universidad, renuncié a mi trabajo como agente de asistencia técnica para internet por teléfono. Después de todo, la vida es una colección de adioses. Y a pesar de que no voy a extrañar los horarios estrictos ni la sensación de campo de concentración, hay muchas cosas que sí. Lo que más, la gente que llama. La satisfacción de conectar a internet a distancia a un paisano que no sabe leer ni escribir ni bien qué es una computee. Entre otras cosas. También, la gente que recibe llamadas. La gente que vive aquí y es social-daltónica y no distingue clase, ni ingreso, ni formación, ni nada. Que sabe que existe una clasificación pero no la entiende y por eso siente, experimenta y disfruta a todos por igual. Ayer alguien me dijo, que mal que seas licenciado y estés contestando llamadas. Pero más bien al revés, ¿no? Estoy seguro que quien piense así se pierde de mucho, percibe mal su realidad porque desde un aula de universidad no se está en contacto con ella. Recomiendo ampliamente a cualquiera trabajar en un call center. Cualquier sociólogo hubiera pagado por las historias que de primera mano escuché atento con la diadema puesta, tomando nota de los cómos y los por qués de mi gente. Si alguien quiere aprender cómo tingletear una computadora para que se conecte a internet sin joderla, que pida chamba en este lugar. Además, siempre hay trabajo. Para los escritores y artistas; historias, nombres para personajes, sentimientos: todo está ahí. Cada migrante que llama es una musa que podría inspirar con la voz y la opinión las mejores obras del futuro.
En fin, que el plato de sopa estuvo muy bueno por casi cuatro meses. Hubo que quitarle una que otra mosca pero en general estuvo tibia y deliciosa, y a cucharadas salvajes me la terminé. ¿Y luego? Luego, muchas cosas que prometen. Que dan un sabor dulce ante lo amargo de tantas despedidas juntas, y me regalan un nuevo gusto por probar lo nuevo. O lo semi-nuevo... ¿Quién tiene alguna sugerencia?

jueves, 28 de septiembre de 2006

Definitivamente, Ricky Martin me está imitando...

Primero fue el corte de pelo el año pasado, ahora esto. Justo el martes siguiente a mi examen profesional, durante el cual presenté mi tesina sobre tráfico internacional de menores, Ricky Martin señaló a México y Brasil como los países donde se registran los peores casos de tráfico de personas en América Latina ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Según él, en México hay por lo menos 5,000 niñas que trabajan como prostitutas y que la mayoría de las víctimas en este país son usadas principalmente en la prostitución, pornografía y turismo sexual. Para quien dude de la veracidad y confiabilidad de los datos que un cantante pop como Ricky Martin pueda dar, aquí estoy yo - que ya soy licenciado, graduado con una investigación respecto al tema - para respaldarlo: se quedó corto. En mi trabajo manejo una cifra (basada en informes de la UNICEF, la OIT y el Dpto. de Estado de Estados Unidos) de entre 16,000 y 20,000 menores explotados sexualmente al año en México, situación alarmante ya que no existen leyes que los protejan, por lo que es urgente la entrada en vigor de la Convención Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores (de la cual, Brasil sí es estado parte, mientras que nuestro país - que fue anfitrión para la negociación de este ambicioso convenio - lleva más de diez años sin intercambiar los instrumentos de ratificación que permitan proteger a l@s niñ@s de tan atroz delito. Además, la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas está congelada y esperando su revisión en la Cámara de Diputados.)
No necesito decir que me parece excelente y grande que figuras públicas utilicen su voz y fama para hacerse escuchar en cuanto a estos temas. Sin duda, una denuncia mía es casi anónima, pero la de Ricky Martin puede llegar a poner sobre la mesa ideas, especialmente en una región del mundo en la que pocos leen y nadie escucha a nadie, como es América Latina.
Y además, la canción de Drop it on me me prende. Así que absténganse de criticarlo, porque entonces me estarán criticando a mí, que soy su modelo a seguir. Muchos otros "artistas" igual o más de famosos no saben ni dónde está Brasil. No necesito decir que voy a enviar mi investigación a la Ricky Martin Foundation, en una de esas me pide que lo acompañe de gira por el mundo y de paso le hago los coros en sus conciertos.

domingo, 24 de septiembre de 2006

Las 10 lecciones [Dígame Licenciado...]

Por fin, después de mucha espera, estoy graduado: soy oficialmente Licenciado en Relaciones Internacionales. Fue el jueves 21 de septiembre de 2006 a las 15:00 horas en la Biblioteca Manuel Gómez Morín del ITAM.
Mis sinodales fueron Sonia Rodríguez, Stéphan Sberro y Duncan Wood y mi tesis se llama La Regulación y Actitud de México ante el Tráfico Internacional de Menores.
¿Por qué es deseable la entrada en vigor de la Convención Interamericana ?
Dichas sean las cosas como son: de todos los exámenes profesionales en los que he estado, el menos accidentado y más tranquilo y concurrido ha sido el mío. Salvo una pregunta final sobre la Unión Europea que contesté con un rotundo No sé, todo bien. Y hasta el último día, aprendí mucho. He aquí las diez lecciones más importantes, de las cuales alguien que aún no haya presentado su defensa de tesis puede aprender también.
1. México is the land of make believe. Fingí que escribí bien mi tesis y/o que no me di cuenta de los errores y/o que estaba poca madre. Los sinodales* aparentaron que la leyeron, la corrigieron y les gustó. Me hicieron pensar que me preguntaban algo y yo hice la finta de contestar como un experto. Y entonces, cuando pretendieron estar convencidos, nos sacaron mientras hacían como que deliberaban en privado, fingieron que me aprobaban y así me convertí en Licenciado. Lo que hay que hacer ahora es comenzar a preparar la farsa de que soy un talentosísimo, sensible y atormentado artista.
2. Una vez que se supera la dificultad de hacer creer que uno estudió mucho, sudó sangre e hizo mucho esfuerzo, todos muerden el anzuelo y se la creen. Hasta te felicitan por ser un “alumno ejemplar, no en cuanto a calificación pero sí en cuanto a entusiasmo, que además disfrutó mucho la carrera”. Por lo tanto, cualquiera se puede graduar de cualquier carrera.
I’m living proof.
3. Nunca hay que decir “Uh, qué fácil pregunta”, a pesar de que uno piense que conoce bien la respuesta. El sudor frío que se pasa cuando en verdad no se sabe nada no se le desea a nadie.
4. Los tres pilares de la Unión Europea son (1) el ámbito comunitario, (2) la política exterior y de seguridad común [PESC] y (3) la cooperación judicial en materia penal (justicia y asuntos del interior, JAI).
5. Las emociones son más fuertes que los deseos. Al final, me encantó escribir mi tesis. Pensé que no iba a poder nunca y fui el tercero de mi generación en acabar. La razón: el tema era a-pa-sio-nan-te (Cualquiera puede bailar [y bien], sólo se necesita una cierta canción). Al final, y a pesar de nunca haber deseado en el fondo ser licenciado, dicha sea la verdad casi se me salen las de San Pedro mientras me otorgaban el título.
6. Durante el examen, lo mejor es hablar sobrado (total, para eso uno escribió su propia tesis), demostrar en exceso que se conoce bien el tema. Aparte de que quita los nervios y apantalla a los oyentes, satisface muchísimo mirar fijamente los ojos de cada sinodal (alternadamente claro, para aparentar una seguridad apabullante) y pensar hacia adentro "
estoy hablando. Ahora te callas, me escuchas, y hasta que me dé la gana terminar de hablar no te levantas de aquí..."
7. Nada sirve si no se comparte. Los agradecimientos que escribí al principio de la tesina serían papel y tinta si no fuera por la expresión visible de emoción que les vi en la cara a mis seres más queridos mientras leían. De nada sirve un título si no tienes a quién enorgullecer. Un examen a puerta cerrada no hubiera significado nada.
8. Uno es todos sus amigos. Todos traemos una mochila invisible en la que cargamos a los que más queremos. Quien no-estuvo estuvo, defendió desde dentro y a través de mi voz mi examen, acertó y se equivocó conmigo.
9. La gratitud nace en momentos de potencial vulnerabilidad. Cuando piensas que no va a ir nadie a tu examen y al final llega mucha gente y tienen que poner sillas extra, además de pensar “Perfecto, que se caiga este lugar, que se llene, que reviente, así puedo contar luego en el blog que cayó toda la banda [je]”, entra también un sentimiento desaforado de “tengo que agradecer – proporcionalmente al motivo de su presencia en mi titulación - a toda esta gente algún día." Por cierto, el hecho de tener una sala llena de gente, no sustituye la ausencia de amigos importantes.
10. Lo Doctor no quita lo estúpido. Tampoco lo licenciado en Relaciones Internacionales. Más aún: por lo visto, todos tenemos un licenciado dentro...[ ;) ]
*Salvo honrosas expcepciones (léase Sonia Rodríguez)

sábado, 16 de septiembre de 2006

El muerto

Uno de los pocos rasgos personales – y por cierto, inconvenientemente arrogantes - que no se me han borrado en toda la vida ha sido el profundo amor a la lengua y la expresión efectiva. Soy uno de esos que están seguros que la cuidadosa elección de las palabras puede cambiar el resultado de cualquier mundo.
Mi madre, a pesar de ser la mejor de todas, tiene sus lados obscuros. Sin duda, el que menos aplaudo es su descuidado manejo de las preposiciones, que se acentúa especialmente cuando habla de reposterías y/o panaderías. Me acuerdo perfecto de mi disgusto cuando de niño preguntaba qué había de postre y me contestaba arroz de leche, no arroz con leche.
Peor aún, hasta la fecha, algún día en el desayuno me hace rabiar ofreciéndome pan de dulce, porque entonces en mi mente veo panes de colores hechos de caramelo o literalmente de azúcar, muy distintos al simple pan dulce.
Pero el peor de todos, llega por ahí del dos de noviembre, cuando las panaderías desbordan esos que llamamos panes de muerto, y mi madre se apresura a decirme, ya compré un muerto, para que nos lo comamos con chocolate caliente... Me parece lo más bárbaro utilizar una expresión así, porque en mi mente me imagino ahí un cadáver de esos de película de espantos, sobre la mesa.
Pero es mi mamá, y así la quiero.
Anoche, estuve en la fiesta de cumpleaños de uno de mis más queridos amigos, y me la pasé increíble. Pero hoy, tenía que levantarme a las 6 de la mañana para llegar al trabajo a las siete (7:00 A.M.). Sí, hoy, día en que todos los mexicanos duermen la cruda después del Día de la Independencia, yo estaba obligado chambear. Así que decidí, al igual que uno de los asiduos lectores de este espacio, desaparecer como un muerto, sin despedirme, para ir a mi casa a dormir algo.
Y entonces, al dar la vuelta por la Avenida Revolución, con unos cuantos tragos encima, las luces azules y rojas de muchas patrullas me intimidaron. Alcoholímetro pensé. Ya me llevó...Dos o tres segundos me devolvieron una imagen que ya nunca se me olvida. Al voltear, en el suelo estaba un hombre tirado, muerto. Desde su cabeza y muchos metros hacia fuera y en redondo, el suelo estaba embebido, calado de sangre. Parecía rebanado: no supe dónde quedó una mitad de la cabeza, porque no estaba esparcida por ahí, ni aplastada, daba la impresión de que estaba enterrada en la calle, o más bien de que alguien le había hecho un corte macabro completamente plano, lo cual hacía que su cara en horizontal encajara como rompecabezas sobre el pavimento.
Un muerto, que me hizo pensar dos veces antes de volver a decir yo prefiero morirme rápido, y no de una enfermedad que se prolongue. Su muerte, aunque rápida, fue amarga, dolorosa. Lo sé bien porque me lo dijo el único ojo muerto que se le veía, volteado apuntando hacia arriba, como los de esos desnudos que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Lo sé bien porque su boca abierta y sus dientes limados contra el pavimento enmarcaban una mueca de terror intenso, de agonía, de gritos y sollozos atrapados unos buenos segundos eternos y luego filtrado a través de las grietas del cráneo roto.
Llevaba una camiseta blanca de algodón, y jeans. Como cualquiera de nosotros, cualquier día. No venía ni iba a una noche mexicana, no estaba viviendo una noche especial: no sabía que se iba a morir. Ignoraba lo frágiles que somos, lo poco que se necesita para quitarnos la existencia.
Y horas después, mientras yo pasaba junto, su sangre se secaba, y nadie abrazaba su cadáver, ni siquiera lo cubría con una manta. Su familia, si tenía, no lo sabía. Quizás, antes de irse de casa, tuvo como yo una hermana preocupada que le rogó tener cuidado porque la noche del 15 todos se emborrachan. Quizás no tenía nadie y si debí bajarme y rezarle un padrenuestro y ver si podía dar el dinero para un entierro modestón, para que si nadie lo identificaba hoy no lo llevaran a tasajear a alguna universidad para que los alumnos de medicina aprendan anatomía. No encontré nada en las noticias, ni en los periódicos, a nadie le importó. Nadie lo sabe. No pasó. Esta tarde ya llovió fuerte: muy seguramente, el olor de su sangre joven muerta ya está borrado para siempre. Sepan que anoche alguien murió en Revolución, en nuestra ciudad, mientras nosotros oíamos chistes y bebíamos ron.
Y como su cara partida, de un lado sangrante y del otro seco, la muerte y la vida.
Algo que se me olvidó, es que quizás, la parte seca era la triste, y el lado carnoso que quedó contra el suelo era el contento: el otro extremo de su boca que nadie vió en sus últimos momentos, sonreía. Así quiero imaginármelo.
Porque después de ver eso, esta madrugada, cansado, sólo, crudo, a las 5, muerto de frío, en silencio y en lo obscuro para no despertar a todos los mexicanos mientras dormían, respiré mucho y grande y fuerte y profundo con gratitud por estar vivo, por poder sentir el calor del té de manzanilla con miel más simple bajar por mi garganta y tráquea hasta el esófago y no estar helado. Porque a pesar de todo, aún me quedaba por lo menos un día, y si tenía suerte, me va a tocar estar alrededor de mi madre muchos días para oírla hablar de panaderías y reposterías.
Réquiem por Anónimo, muerto el 15 de septiembre de 2006. Que en paz descanse.

miércoles, 6 de septiembre de 2006

Dos números al acecho...

Siempre que he tenido miedo, la idea esa del tiburón, que te tiene mucho más miedo del que tú le tienes a él, o del perro que huele tu adrenalina, me han funcionado muy bien. De repente, me crezco, me vuelvo predador, en mi mente creo de verdad que el otro me tiene más miedo a mí y la libro, sea lo que sea la cosa temida, porque luego me teme a mí.
Pero ahora, omnipresentes, hay dos números que me aterran. Además parece que están por todas partes. El otro día ahí estaban, riéndose de mí desde el boleto del turno en la salchichonería. Son un dos y un cinco, las bodas de plata. Tambaleando en la camiseta basquetbolera del tipo de enfrente. Son dos numeritos, y no tiemblan en mi presencia, no logro asustarlos, el que se agita con terror soy yo.
Porque 25 es demasiado joven. ¿Está bien no estar en forma a los 25? Porque justo ahora me estoy aficionando más que nunca (y ya es decir, siempre he comido mucho) al vino, y a los quesos, y a la buena mesa. ¿Está bien despertar deprimido y con ganas de morirte a los 25? ¿Es normal detestar la vida nocturna, huír de las fiestas, quedar mal con todos porque a la mera hora no se te antoja ni el humo, ni el baile, ni arreglarte y gritarle al cadenero? ¿Se vale a los 25 querer quedarte a vivir en casa de tus padres todavía? No sé. Será que tanta contradicción de sentimientos es pura inmadurez.
Porque 25 es demasiado viejo. David Bisbal tiene un nuevo disco, y no sé si está bien bajar su nueva canción, porque ya no es como quien la baja a los 19 porque tiene 19. ¿Está bien querer escuchar música todo el tiempo y disfrutar programas malos de tele, y emocionarte con los MTV Awards y practicar en el espejo a quién le dedicarías el premio? ¿Es normal apenas ir terminando la carrera y no ser ni empresario, ni diplomático, ni nnnada? ¿Está bien trabajar de obrero en un call center ya a los 25? ¿Se vale querer largarte cuanto antes lejos de tus padres, aunque sea al cuarto más barriobajero de esta ciudad? Tanto choque interno, ya empieza a sentirse como... como achaque.
Mis amigos más cercanos ya están celebrando su 25 aniversario. Damn. ¿Se vale sentirte sólo, se vale demostrarle a tus amigos que los extrañas mucho, que los necesitas mucho, o como ya somos adultos se va a ver muy needy, muy desesperado y mejor no hay que arrugarse, leer el periódico, comentar que Felipe ya es presidente, verte más seriecito y las arañas...?
¿Se vale tener pena genuina de invitar niñas a salir? ¿Decir niñas, en vez de mujeres? ¿Se vale sentirse inexperto, poco simpático, hablar con uno mismo en la mente y decirse 'duh, la estoy regando, seguro se está aburriendo y está esperando que me acabe el Caramel Machiatto para pedirme que nos vayamos' y no divertirse en sociedad? ¿Se vale estar medio con ganas de no estar y al mismo tiempo odiando no estar?
Tal vez sí, porque todavía tengo 24 y - gracias a Dios - faltan tres meses y un poco más para los 25.
Quizás, definitivamente no. Porque ya en dos meses y tendré 25 años, el primer cuarto de un siglo...

lunes, 21 de agosto de 2006

A mis paisanos

No tengo espacio más que este tan mío para hacerte un homenaje. Pero ya necesito - me urge, nos urge a todos - que la vida nos haga justicia: que si no yo, alguien muy pronto te reconozca como lo que eres.
Mientras, te lo digo aquí: eres grande, estoy orgulloso de tí, y algo mucho más grande que un homenaje aquí te mereces. Algo que puedas leer, que se enteren todos aquí y allá.
Esto es para tí Judith que te atendí hoy y hablamos tan agusto y al despedirte me dijiste muchas gracias, mandaste muchos saludos hasta acá, un abrazo y un que Dios te bendiga, para tí mi tocayo Jesús, para Juana, Margarita, Domingo, Doña Herminia, a María que no sabe escribir y que está orgullosa y trabaja todos los días porque su hijo Edwin es el mejor de su clase y habla muy bien el inglés y le entiende a la computadora, para Antonio, para Cruz que nunca olvidaré y que espero pronto pueda regresarse a Morelia a conocer a su hija recién nacida, y para todos ustedes y los suyos. Los mexicanos que viven en Texas, California, Arizona, Illinois, Kansas, Louisiana y Wisconsin, y también de todos los otros estados que no me toca atender.
Estoy agradecido, contento de haberte servido, de habernos cruzado por teléfono algunos minutos para que desde mi trabajo te dijera como conectar la computee al internet, te cambiara al español tu e-mail, te reseteara la password, o cualquiera de esas cosas. Porque nunca había hablado contigo pero desde que te conocí tú eres mi orgullo. Porque gracias a tí ya se sabe que nadie trabaja más duro que los migrantes mexicanos. Porque las remesas que recibe el país de lo que tu mandas a tu familia hacen crecer la economía. Me haces sentir que ser mexicano es grande. Porque estás roto cada noche después de la jornada pero tus hijos tienen internet, no les falta nada, son bilingües y quieres que sean "gente de bien que sirva a su patria." Eres más grande y más sabio que los que están aquí echados y sí pudieron ir a la escuela. Y porque, con todo y todo, siempre has sido amable, me has tratado bien, has reído conmigo, me contaste un chiste y hasta me cantaste por el teléfono.
Porque me cubriste de honor cuando la añoranza y la nostalgia te ganaron, y en el recuerdo sentiste que mi voz era igualita a la de tu sobrino que vive en México, que seguro ha de tener ya mi edad, también es un joven, que tanto extrañas, y parece que estuvieras hablando con él, con ese acento chilango que acá te choca y allá te conmueve, y así me lo hiciste saber tantas veces.
Porque me preguntaste si había pasado recientemente por tu colonia, y si todavía estaba un puesto de una señorita [que ya es señora casada] que hace unas quesadillas riquísimas, que darías lo que fuera por comértelas, y me pediste que me echara una a tu salud (ya lo hice, tenías razón: deliciosas, y todas fueron pensando en tí, les puse poquita salsa verde, como a tí te gustan).
Porque estás como yo, con preocupación por México, porque sueñas con verlo en paz y bien, porque en el fondo, tu patria te jala pero no te da la vida que tienes allá y vives con el alma en la frontera. Por eso es que cuando me preguntaste, no tuve el valor de decirte la verdad de lo mal que están las cosas, y traté de endulzarte un poco lo amargo, para que no perdieras la esperanza que todos los días te hace soñar y caminar.
Porque me ganaste cuando me contaste que estás prendiendo una veladora a la Virgen por nosotros, los que estamos aquí, porque rezas por nosotros. ¿Sabes qué? Siento que lo dudas, porque hasta ahora no te han reconocido como mereces, pero acá también rezamos por tí, te nombramos, te echamos a faltar, te seguimos sintiendo igual de nuestro que siempre...que no te quepa duda.
Eres grande. Eres México y México te debe mucho. Ánimo, fuerza, que no muera nunca el español, ni los tacos, ni las salsas, ni la risa, ni la educación ni tu cortesía al hablar. Ni tu acento de paisano. Muchas gracias. Muchos saludos para allá, un abrazo fraternal y que Dios te bendiga a tí y a los tuyos, que son también los míos...

jueves, 17 de agosto de 2006

"Eres lo que comes"

Hoy estaba a punto de dejar aquí el mejor escrito de mi vida. Tenía rato de no escribir y justo ahora era mi oportunidad de cambiar la perspectiva de todos mis lectores y volverme un escritor famoso y multipremiado...
Pero uno es lo que uno come, así que esta noche soy dos pizzas de pepperoni con tocino y extraqueso, una dona glaseada y 6 bubulubus (de los chiquitos), y mi calidad de atascón compulsivo me impide cualquier tipo de escritura. Ni modo. Ya será para la otra.

miércoles, 26 de julio de 2006

Una tarjeta postal viviente

Puso en marcha el coche en el estacionamiento y dejó escapar la última bocanada de humo de un medio cigarro que empujó hacia afuera con la mano. Algunas volutas quedaron dentro y lo acariciaron, intuyendo que tenía ganas de un abrazo. Por fin iría de regreso a su casa después de una jornada de trabajo siendo obrero: clientes arrogantes, hacerse de palabras con el supervisor, comer de pie y en movimiento. Quería estar encerrado dentro de su pequeño universo, un coche casi en buen estado. Todo el día había tenido atorada una de esas gordas y agridulces lágrimas que se quedan en la boca del estómago y amenazan con precipitarse hacia el esófago cada vez que la menor brisa de aire sobre la fibra sensible provoca una melancolía leve-sostenida. Quería por fin crear un espacio introspectivo tan riguroso que la permitiera si era necesario trepar por la parte de adentro de sus pómulos hasta caer hacia abajo a través de sus ojeras. Se quitó los auriculares de la música, siguió manejando perdido sobre la gran avenida. Entonces se dijo que se hablaría claro en voz alta, por muy ridículo que fuera, pero su voz no respondió. No salió. No gritó porque no pudo, las cuerdas vocales en coma. En silencio, repasó lo que sentía: satisfacción, cansancio, miedo, felicidad. ¿Felicidad...? Estaba remezclado por dentro. Se preguntaba si era posible que a pesar de no ser la típica imagen de prosperidad existía dentro de sí una felicidad genuina. Estaba a pocos meses de cumplir los 25 y no era ni remotamente rico, ni famoso, ni extrordinario como siempre había querido. Era más bien normal. Corriente. Inclusive estaba a un día de terminar ese bloque de tiempo que tanto pesó, el símbolo de que siempre no, de que ya no sería lo que había soñado. Por lo menos no de joven. Nadie lo notaba: no era una exitosa perfecta imagen. Por eso lo sorprendía sentirse tan feliz. El júbilo le había dado un puñetazo de esos y lo había encontrado con la guardia baja. Estaba aterrorizado. Mientras manejaba y mucho antes de agradecer al cielo, pensó que, por regla de equilibrio, siempre que había recibido más un día, había encontrado menos el siguiente. Se había hecho hombre pagando (con intereses) las facturas de todo lo que se comió y eventualmente le fueron cobradas. Y entonces murió de miedo por sentirse tan pleno, tan completo. Se horrorizó de lo que podría encontrar quizás la mañana siguiente. Entonces, un corto circuito entre las dos chispas de felicidad y miedo al chocar precipitó un milagro. De repente, teñido de negro transparente, se encontró desprendido de su cuerpo y pegado - como un hombre de Vitrubio - a la telaraña de la noche y desde arriba, miraba pasar los coches del enorme paseo. Aprovechó su cuerpo abstracto, camuflado y nocturno para inducirse el llanto invisible que necesitaba. Así no habría prueba material de que lagrimeaba, nadie lo sabría. Se rompió así porque aunque parecía que mañana se despediría de algo que aprendió a querer, en realidad se despedía de sí mismo. Como en un entierro, sabía que después de mañana aquel estudiante no volvería a existir: esa parte suya, tan secretamente disfrutada, se perdía para siempre. Cuidando no arrugarle la piel a la obscuridad, suspiró fuerte, fuerte, y se dijo adiós. Entonces bajó una vez más la vista hacia lo que reconoció como el Paseo de la Reforma. Con la Diana Cazadora de fondo, iluminada en luces de colores lentamente intermitentes que la hacían única a cada momento, un acercamiento acelerado lo llevó a mirar un hombre joven despeinado, conduciendo un chevy arena cuatro puertas. Tomó de improviso mucho aire porque se maravilló en exceso de poder presenciar cómo en el corazón de México, y mientras alcanzaba a escuchar que desde algún lado de allí adentro se oía a Rosario cantar quedito una canción, una tarjeta postal en movimiento cobraba vida. El tipo sonreía pensativo, en gesto normal y corriente, pero emotivamente feliz con algunas trazas de nostalgia. La estatua luminosa lanzaba una flecha neón al centro de su frente. Aunque nadie lo notaba, aunque no era lo esperado o lo típico, era una perfecta imagen exitosa.

jueves, 20 de julio de 2006

Virtual publicación latina

Estoy contento, la revista electrónica de la Comunidad LAtinoamericana de Juventudes (CLAJ) que se llama ilatina, me publicó en su sección "Nuestra América Latina" un artículo que se llama México y su realidad: Necesidad imperativa de ratificar la Convención Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores. (Sí ya sé, un poco largo).
Pueden bajar toda la revista en pdf aquí. Mi artículo está en la página 30. Atención al artículo de mis amigos Leandro Rivera y Nina Frías, y al poema de Doña Beatriz Paredes.

domingo, 16 de julio de 2006

No soy suficiente.

Necesito tres gargantas más para gritar y que se oigan mis voces. Más cuerpo para nadar entre las posibilidades, que se multiplican por segundo, succionándome. Y hay tantas canciones, tanta sangre, tantos libros, tantos pasos, tantos sonidos, tantas lecciones, tantos tantos que no caben en mi espacio. Pero los quiero todos. Me niego a renunciarlos. Aún eligiendo, siguen oportunidades chorreando mi espera: hay fortuna y hay desdicha aguardándome, pero no puedo bebérmelas enteras porque solamente tengo una boca.
La ubicuidad es mi obsesión irrealizable, que reclama al mismo tiempo que arranque todos los destinos sin dejar de cortar las malas hierbas que se me enroscan y no me dejan andar. Y en eso estoy. Abrumador. Angustiante. Energetizante.
Preciso más agua para llorarla por Líbano, más camas en qué levantarme de soñar sueños distintos, más manos para teclear mientras te acaricio y firmo tu cuerpo y le rompo los dientes a los cínicos y toco atento con los dedos las voces aterciopeladas que algo me dicen desde el fondo de las cuerdas y no escucho porque no hay tiempo.
Me faltan palabras, guitarras y ropa para transmitir al mundo que a veces me siento asesino, o rockstar, o azul, o anónimo, o revolucionario, o triste o muerto. No tengo saliva suficiente para escupir las caras de todos los que bloquean el crecimiento de esta, mi tierra sedienta de igualdad. Mi tierra que confía en mí, cuando estoy así de ocupado.
Y sé que a pesar de ir bien sujeto en esta montaña rusa onírica, voy a caerme y me estoy perdiendo de ti, que pronto te vas. De tus soles, tus obscuridades, tus luces, tus cuartos menguantes antes de desaparecer entre la selva de la noche... Y quiero cantarte, comprarte un libro para que lo leas cuando te hayas ido mientras yo sigo aquí con los pulmones saturados de humo en este remolino, darte un abrazo, beber café contigo.
Pero sólo tengo dos ojos perdidos en ti, una mente que es tuya, dos piernas hundidas en el barro, y una única garganta para intentar alcanzarte.

miércoles, 5 de julio de 2006

Me encanta

Me encanta abrazar gatos, sobre todo cuando hace frío y mientras me acuesto a ver alguna buena película de miedo en la tele. Me gusta ser testigo – y partícipe - de la victoria de algún país pequeño sobre un país grande en cualquier deporte o arte o ámbito. Me conmueven las sonrisas espontáneas que salpican furtivamente mi camino, en especial si la persona es muy vieja, o físicamente muy fea. Adoro oír la voz nerviosa de una madre que busca a toda costa ensanchar las oportunidades de vida de sus hijos porque los amó mucho antes de que nacieran. Me fascina ser un testigo anónimo del discreto guiño de la estatua de la Diana cazadora iluminada de noche sobre el paseo de la Reforma. Me encanta chuparme los dedos después de mojarlos en el queso tibio de los nachos y también emocionarme escuchando la voz de Mary J. Blige después de la de Bono sin poder contener uno que otro tarareo o gesto brusco o mueca siguiendo la música. Me gusta también pensar que soy mexicano, español, libanés, colombiano, francés, polaco, israelí, checo y rwandés al mismo tiempo; y que le debo todo a todos los países. Me mata imaginarme el octavo beso de la octava vez que amanezcamos borrachos besándonos a la orilla del Sena. Me gusta el olor a nuevo (en la ropa, los cuadernos y las personas); me encanta el olor a viejo (más bien en los libros y en los viejos). Disfruto oír la guitarra y la voz de los músicos que se suben a los autobuses a cantar buenas canciones. Me caen bien las madres solteras y l@s viud@s. Amo las formas espirales, como las de los caracoles o las papas curly o los cables enrollados en los dedos o los mechones de pelo rizado. Y leer y soñar que soy un personaje en un libro que luego se hizo película. Adoro saludar con gusto a los desconocidos por la calle, compartir ideas con los taxistas, reír con los dependientes, abrazar a los compañeros. También sentir cómo el olor de tocino recién frito por las mañanas sube desde la sartén hasta el pico de mis narices. Me fascina que me presenten gente extraña. También saber que mi amiga Pamela anda de viaje y está contenta y bien y ahí va. Me derrite el sabor de un buen cigarro compartido con alguien como Alexandra Uribe o como mi hermana o Christopher Sours, especialmente después de una cena pesada de por ejemplo, pasta con carne seguida de un buen café y una copita de Magno y claro, me encanta que leas esto que escribo. Y tú?

miércoles, 28 de junio de 2006

Blond or Brunette????

O sea, ¿que si rubia o morena???
BOTH!!!! [o sea que LAS DOS!!!]
Estas son dos de mis grandes amigas, María (left-blond) y Zaira (right-brunette), en la boda de Pau Barona el sábado pasado. Las dos se ven re-bien y no cabe duda que el mejor accesorio para un hombre es siempre una mujer guapa, ya juzgarán ustedes que tal se me ven dos...tenía que compartirlo!

lunes, 26 de junio de 2006

De los taxistas

"These precious illusions in my head
did not let me down when I was defenseless
And paryting with them
is like partying with invisible best friends"
Alanis Morrissette, Precious Illusions, Under rug swept, 2002
Rompo el silencio porque acabo de pagar sólo 40 pesos por aprender mucho.
Nos dejaron salir más temprano en el trabajo, decidí tomar un taxi, apagando antes de subir, mi Marlboro light apenas empezado por no molestar al taxista. Fumaba. Me ofrece un Delicado, que me supo a Nat Sherman, porque la conversación fue de lujo.
En estos días de incertidumbre (y esto va especialmente para tí, que estás igual que yo, en tiemposde errores e introspecciones - te mando un beso -), la de hoy fue, más allá de una de las mejores pláticas de taxi de este año o de mi vida, un inesperado bálsamo que me calmó.
Esencialmente: la vida es simple. Un evento bueno te mece en sus ligeros brazos a través de un periodo malo.
Me hablaba de los eventos reconfortantes, rejuvenecedores, energetizantes que pueden vivirse cada día si se está atento. La mujer más bella que se ha visto abraza junto a su taxi a su novio que va sobre una Harley "bieen bonita" y le dedica una sonrisa. Nadie más que él se percata, y ella se convierte en un monumento orquestado sólo para sus ojos.
Me contó cómo, entre sufrimiento y sufrimiento, amó los dos eventos más emocionantes de su vida. El primero, hablar con Manuela Torres (cantante) en el programa de Siempre en Domingo durante 5 minutos. Resulta que cuando adolescente estuvo en la inauguración del teatro San Rafael con la obra Mi Bella Dama, que protagonizaba esta mujer, y se quedó muchos años de su vida enamorado platónicamente de ella, pensando en ella, muriéndose de amor por las noches, buscando en la novia en turno los rasgos de la estrella de teatro. Hasta que ya casado, un muy mal día se convirtió en bueno porque habló con ella, su "primer amor". Y entonces estuvo feliz durante "como tres meses".
El segundo, encontrar a un viejito montando un telescopio a eso de las 5 de la tarde, y ser invitado por él a ver, a plena luz del día, a Venus con todas sus lunas. Nunca ha olvidado la fascinación que le causó: todavía se estremece al contarlo, pues ocurrió en medio de una pérdida mayor en su vida, fue una imagen mental que ayudó a superarla y ahora le sigue emocionando.
Me siento un poco tonto al decirlo, pero también me emocioné yo.
El punto es que después de estas señales, no hay cabida, no quiero, no es posible, quejarse o sentirse triste.
Mejor declararse a la espera de un nuevo evento...
Con todo el miedo de no tener suficiente poder de convocatoria, los invito a compartir uno de estos buenos momentos de taxi en los comments...qué dicen?

viernes, 23 de junio de 2006

Justificación al Silencio II

Ya estamos en verano. Podría pensarse que la época estival es época de cosechar ideas y escritos dorados, pero este año el clima no favorece al sembrador. Si de conmemoraciones hablamos, el 21 de junio de 2006, marca el día de mi historia personal en el que me convertí en una bestia, en el que probablemente hice lo peor que podría imaginarme, que es tan aberrante que ni siquiera con ustedes puedo compartir. Demasiada vergüenza. Supongo que todos tenemos nuestro día malo, en el que escapamos de nosotros mismos, y cuando regresamos a habitar el cuerpo nos damos cuenta que laguien en nuestra ausencia se puso a hacer estupideces a nuestro nombre. Bueno, a decir verdad, esto fue lo que salió de ahí. Todo sea porque lean la página...
Fuera de eso, mis ideas en clase no han estado muy elocuentes tampoco. Está cañón que un aspirante a escritor tenga una idea que no logra expresar/materializar claramente porque no encuentra las palabras exactas. Quiero explicarme que tal cúmulo de malas rachas responde a mi falta de horas de sueño, ahora que no tengo tiempo de casi nada.
Todo en mi vida indica, que mejor me quede callado mientras los astros se acomodan, porque estos días salir del silencio ha sido tropezar. Y caer.
Supongo que tiene que ver también con la elección. Ya a nadie le conviene que a estas alturas el movimiento de los 400 pueblos siga manifestándose - acarreado o no - encuerado en Reforma. Es tiempo de silenciarlos, anoche lo ví. No es momento de gritar que la Convención Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores sigue sin ratificación válida en México. Es tiempo de callar. Esperar a que se calmen las aguas, a que salga un ganador.
Por eso estos próximos días, no prometo nada. Calladito me leo más bonito. Y esta se convierte en mi segunda justificación al silencio en la historia de este blog.
En fin, sólo decir que no puedo dejar de escuchar todo el tiempo una canción que se llama Lejla, de un tal Hari Mata Hari, que según esto es el ruiseñor de Sarajevo. Lo creo. No hay nada que tire una buena voz, una interpretación sensible y una instrumentación creativa y bien hecha. La canción está no sé si en bosnio o en serbocroata, pero es una lengua preciosa y la música me suena a todo. Hay que bajarla.

martes, 13 de junio de 2006

¿Cuánto cuesta aprender? - Te pagamos.

"You live you learnYou love you learnYou cry you learnYou lose you learnYou bleed you learnYou scream you learnYou grieve you learnYou choke you learnYou laugh you learnYou choose you learnYou pray you learnYou ask you learnYou live you learn"
Alanis Morrisette, You learn, Jegged Little Pill, 1997.
Amados tres lectores:
Creo que es justo hoy el día en que tengo que contar esto. Quería encontrar un trabajo de verano mientras termino la carrera. Y caí desde el 5 de junio en un call-center, en el que voy a estar ocho horas diarias atendiendo gringos que tienen problemas con su módem, por un sueldo por hora ínfimo, y sólo un día de descanso a la semana. De momento, estoy en entrenamiento, es decir, me están pagando por aprender. Yeah.
Hoy estoy algo encabronado porque alguien utilizó la palabra nigger en un juego durante clase. Una de esas cosas que te desbalancean y te caen como balde. Así que es momento de recapitular, y buscar los puntos positivos que son muchos, y que moría por compartir con ustedes tres.
La neta es que he de recordar hoy, que hace unos días se me cayeron los lentes a la banqueta mientras caminaba literalmente bajo la luz de la luna que está haciendo – que sin duda nunca hubiera visto de no ser porque voy bajando del metrobús cada noche a eso de las 23:30 - porque la neta es que estoy tan feliz en esta chamba, que iba cantando tan fuerte y tan rico y tan intenso la canción* que sonaba en mi iPod que se me zafaron los lentes. Justo ahora que ya termino la carrera y están casi en la puerta las próximas ofertas de trabajo para un futuro "ejecutivo de alto nivel", creo que más bien me gustan trabajos medio negreros como este.
En este training, somos 22 personas. Hay una zorra, una guapa, una wannabe-gringa, un wannabe-británico, un hippie, un étnico, un nacazo libidinoso, dos homosexuales, un medio cholo, un cineasta, entre otros. Todos son valiosísimos. Lo delicioso, lo que me seduce, lo que me encanta es que, hasta ahora por lo menos, nadie los ha etiquetado así. No he oído ni un comentario sobre nadie utilizando esos términos. Nadie ha señalado a nadie por nada. Y no suena como ninguna escuela en la que he estado los últimos 10 años.
Fuera de una aceptación y celebración generalizada de todo lo que tenga que ver con drogas, lo que más contrasta con la actitud de un aula universitaria mamona es la propensión a reír de lo que sea. Un leve estímulo, aunque sea repetido ad náuseam, sigue causando risa, al parecer sincera y franca.
Para un arrogante empedernido, subirse al metrobús cada día, aprender a usar la tarjetita, pararse junto al acordeón gris del vagón** justo cuando va subiendo a la glorieta de Insurgentes y sentirse irremediablemente frágil, insignificante, mortal; es medicina.
A eso sumémosle detalles y aprendizajes invaluables. Como esos en los que se te quita la lujuria que sientes por la guapa con cuerpo de diosa de a una, en cuanto conoces a su esposo y a su hijo – por cierto, hermoso el chavito - , y ves cómo son una familia increíble, de gente joven, trabajadora y luchona. Y entonces te mueres porque sean tus amigos. Y no es que no adore a mis amigos juniorcitos, lo que sí es que alguien como estos dos me da aún más razones para admirarlos.
Me pregunto si alguno de ustedes ha escuchado el terrible rumor que hacen los campesinos indígenas mientras marchan en ropa interior alrededor de sus esposas que están paradas en el monumento a (creo) Nezahualcóyotl totalmente desnudas bajo el sol defeño tan recio, para manifestarse y obtener justicia, porque quieren trabajar y no pueden. Abrumador. Merece un post entero. Coming soon.
En fin, creo que estoy tan feliz porque justo así deseo que sea la sociedad mexicana. Abierta, incluyente, más que tolerante y libre de prejuicios, amigable. Encuentro absolutamente delicioso el hecho de que a nadie le importe por dónde vives, cuánto sacaste, qué coche traes, a qué país te fuiste en el verano, cuántos idiomas hablas, lo chidos que están tus jeans, qué hace tu papá, a qué antros vas...Refrescante. Porque entonces, lo que brilla, si es que brilla algo, eres tú mismo por lo que eres y lo que piensas. Y no hay necesidad de demostrar nada. Ni de saber nada. Ni de poseer nada. Sólo hay que estar. Wow. Y entonces se aprende.
Más que lo que dan en clase, sólo escucho. Escucho historias sobre los aztecas que me hacen genuinamente abrir la boca, nostalgia y añoranzas del - nunca vivido - festival de Woodstock en el ’69, impresiones de un pseudo-prefecto de secundaria, escucho atento cuentos chinos narrados un exagerado y artificial acento británico, recibo las mejores recomedaciones de películas del cineasta – con quien, creo, congenio mejor... ¿será la parte creativa? -, comparto opiniones con hijos de migrantes mexicanos en Estados Unidos (que abundan y son chidísimos)... Y nunca aprendí nada así en la super-carrera en la que además, no sólo no me pagaron sino que me cobraron.
Y en fin, que a pesar del incidente racista de hoy, esto es sin duda uno de los trabajos en los que más he aprendido, me he sentido más a gusto, y he valorado más mi vida. La he equilibrado además. Así como lo leen. Los invito a buscarse, aunque sea por unos días, un trabajo así. Salir de nuestra supuesta preciosa y privilegiada burbuja, ponerse en los zapatos de la mayoría a la que por desgracia o por fortuna, no pertenecemos en nuestra vida cotidiana. Es la clase de sociología más rica a la que jamás he asistido. Y pagan.
Me viene a la mente uno de los primeros días, en que cada quién tenía que decir su nombre y un sólo adjetivo que lo describiera. ...lucky, contesté...
*Por cierto, la canción que iba cantando feliz cuando se me zafaron los lentes fue Real Thing de Bo Bice, buena eh, buena.
**Si no entienden qué es el acordeón gris, eso es porque no se han subido nunca al metrobús. Porfa háganlo. Créanme.

lunes, 5 de junio de 2006

El último post.

"When she first heard of Hare Krishnas, she didn't hear right. She heard 'Hairless Christians'[...] Hindus, in their capacity for love, are indeed hairless Christians, just as Muslims, in the way they see God in everything, are bearded Hindus, and Christians, in their devotion to God, are hat-wearing Muslims." Yann Martel, Life of Pi.
Bueno, resulta que hay una película que se llama The Omen, que creo, habla de que el anti-Cristo nacerá mañana, el 06-06-06. Qué miedo. Caminando por la ciudad de México, con este clima lluvioso, frío, tétrico, charcoso; el ángel de la Independencia en remodelación, momificado, vendado en negro, amordazado...buen escenario para el fin del mundo.
Y si de verdad todo esto se acaba mañana...qué triste. Tan bonito que era esto de bloggear y apenas empezaba a jalar. Y entonces sí que no dejaría de fumar...habría una fila de gente esperando su turno en el juicio final que no veas. Y pues bueno, quien fuma sabe que es una deliciosa y corpórea manera de pasar el tiempo. Aunque es corpórea en tanto que mata algo vivo. Quién sabe en qué condiciones estaríamos. Una cosa si es segura, le pediría al de adelante de mí que me guardara el lugar para ir a conocer celebridades. Mr. Koffi Annan, what a pleasure to meet a dreamer that was indeed successful. Señora Bachelet, toda mi admiración. Hey Bono! How great to meet a dreamer that was indeed more successful than Koffi Annan. Alizéeeee, mais tu es plus belle qu'en vídeo, est-ce que tu savais que tu étais très connue en Mexique? Oui oui...Hey Beckham, I loved that you always copied my hairstyle, how did you do it? You know mate, the thought of you and Victoria made me sin a lot of times...
Tal vez nada de eso pasaría en el fin del mundo. A pesar de la tristeza, habría muchos lados positivos. Se aclararían muchas dudas. Por ejemplo, quién mató a JFK. O, por qué las mujeres sólo ven tu belleza cuando te pones camisa y te rasuras y te peinas bien, y nunca la encuentran cuando no. Igual y sabríamos por qué los niños muriendo de hambre en África, a pesar del Dios misericordioso. O, por qué razón siempre que quería ir a los baños del ITAM invariablemente los estaban limpiando. Más aún, por qué coño siempre que iba a cenar tacos llegaba a tocar el señor de los ojos tristes sus canciones melancólicas en la guitarra, y por qué me miraba, arruinándome el placer del atasque...
En fin, si es mañana, lo primero que querría saber es si de verdad el Dios en el que creo existe. Capaz que la religión verdadera es otra, y un hombre con la piel azul, muchas manos y un tercer ojo nos recibe bailando y nos reclama haber comido tanta carne y tanta leche de vaca. Oops. O en una de esas suena el gong supremo y el Dalai Lama sonríe con cara de ya la hice mientras baja Buda sedente. No estaría mal, sobre todo si tiene panza como yo. Quizás el dios verdadero es Alá, o simplemente el Sol. O ninguna de las anteriores. Eso sería lo peor.
Lo que sí es que cualquiera de ellos que sea, creo, nos perdonaría. Nos ha entendido, nos entiende y nos entenderá. A muchos, nos ha dado a manos llenas. Lo decente de entrada sería agradecerle, ya luego le preguntamos educadamente con leves toques de reclamo qué pasó con los demás que no tuvieron nuestras mismas oportunidades.
La cosa es, vivir sabiendo que, si mañana se acaba el mundo, ya disfrutamos, comimos, bebimos, bailamos...que nos levantamos todos los días de nuestra vida en busca de alguna forma de amor, y siempre [o si no, oportunamente] supimos que otros, de vidas y/o credos distintos, eran exactamente lo mismo que nosotros.
Así que bueno, me prevengo despidiéndome si es que es este el último de mis posts antes del fin del mundo, haciendo constar de paso que literalmente disfruté apretar cada tecla. Gracias a todos los que durante los últimos días de su vida visitaron este espacio, ojalá nos toque juntos en la fila del juicio (si es que hay tal), para comentar largo y tendido. Y bueno, por si acaso, corran a abrazar a sus bendiciones terrenales, no les quito más el tiempo. Desde aquí les envío, un último abrazo fuertísimo.

miércoles, 31 de mayo de 2006

Cantidad y calidad

Pregunta para tí. Si tú, you know whore you are. ¿Calidad o cantidad? Te la hace alguien a quien le faltan cantidad de calidades.
O sea que, me vas a decir que, por poner un ejemplo, entre un corriente enorme pastel de Sanborn's enterito y lleno de merengue; y un pequeño y refinado éclair de El Globo, que no te tapa ni el agujero de una de tus muelas, prefieres comerte el segundo. Pues no te creo.
La calidad siempre es discutible. Por ejemplo este post, será calidad si cantidad de gente que visita declara - después de secarse las lágrimas producto de la introspección que las ideas recibidas por sus ojos y desde mi mano provocaron, cambiándoles sin remedio y para siempre la vida, y haciendo de su entorno un mundo mejor -, que este escrito es bueno. En pocas palabras, la calidad siempre será relativa, a menos que hablemos por ejemplo, de qué tan resistente e irrompible es un paracaídas. (La idea inicial era escribir condón, pero me dio corte intentar describir un escenario en el que, generalizadamente, la gente prefiriera, y considerara bueno el hecho de que el preservativo en cuestión se rompiera: diga lo que diga la economía, no es racional {Aunque ahí también entrarían las preferencias y la moral y bla, bla: para explicar cómo a pesar de que el cigarro es considerado un mal, yo prefiero más cigarros que menos}). Ahora, a pesar de lo que la teoría pudiera indicar, la realidad es que muchos de nosotros preferimos muchos "vuelos en paracaídas" arriesgando un poquito la calidad que solamente uno de alta calidad.
Una prueba está en que sigues leyendo esto, que no es más que muchas, muchas, muchas palabras. Parangaricutirimícuaro. Bla, ble, bli, blo, blu. Y eso es porque prefieres leer más que mejor, o si no ya hubieras dejado de leer. A menos que opines que esto que escribo en estos momentos es de una altísima calidad, con lo cual te invitaría a que escribieras en el libro de visitas. ¿Cómo es eso de que less is more? Pues entonces nos encueramos todos o qué. More is more.
Ahora, al celebrar la cantidad, hay siempre que especificar cantidad de qué. Ahora que la cantidad de kilos en mi zona abdominal ha aumentado, no puedo preferir tal cualidad, a pesar de que es una panza de calidad. Desde este enfoque, mientras más cantidad de músculos tenga, mejor.
Lo mismo con los bebés en México. Ahí sí: calidad de tiempo, muy por encima de cantidad de chamacos. A menos burros más olotes. (Nótese, que este refrán no busca disminuír, sino aumentar, y lograr calidad a través de la cantidad).
Y así, al momento de votar por un presidente en 31 días el debate persiste: ¿calidad o cantidad?
[Obvio, este bizarrísimo escrito, está concebido - más que para dar hueva - para generar ciertos pensamientos complementarios, para que al final juntemos muchas ideas y armemos un escrito plural y de calidad, digno de la mismísima Wikipedia. Saludos]