jueves, 22 de marzo de 2007

Yo estoy a FAVOR de la despenalización y regulación del aborto en México

Porque creo que no es el papel del Estado juzgar lo que la voluntad popular quiere.
Porque la penalización de una práctica generalizada no va a hacerla desaparecer, simplemente la va a clandestinizar (como hasta ahora). Porque el tema del aborto es mucho más profundo que un dilema entre derechistas e izquierdistas: es una realidad vivida por muchísimos jóvenes y adultos en nuestro país. Jóvenes que quieren tener la oportunidad de decidir ordenadamente sobre sus propios cuerpos, sobre sus propias vidas.
Porque una legislación "adecuada", es la que se ajusta a las necesidades y las realidades de la gente que sale a la calle y vive y hace el amor. Porque creo que estar en favor de la vida es estar en favor de una vida ordenada, planeada, llena de posibilidades. Cuando no es así, no es vida en mi opinión. No es vida ser niño de la calle, drogadicto antes de los seis años, abusado sexualmente antes de aprender a escribir, y esos son unos cuántos escenarios potenciales para ese hijo que pudo haber sido abortado a tiempo, por muy frío que suene (repito, según lo que yo pienso).
Porque creo que no solamente un aborto, sino potencialmente todo lo que no se puede evitar - un enamoramiento, una pérdida, un beso, un asalto, un buen libro -, deja secuelas psicológicas en mayor o menor medida sobre quien lo sufre. Cada alternativa de vida es un riesgo y lo único que queremos como ciudadanos es el derecho a elegir esa alternativa ordenadamente si hemos de decidirla.
Porque me ofende que alguien que piense distinto a mí organice una caminata "de la razón", como queriendo desacreditar o ignorar a todos los que tenemos esta misma idea en favor de la despenalización del aborto.
Porque este comentario no necesariamente refleja la opinión de las personas que leen este blog, y porque respeto ampliamente que alguien no crea y esté en desacuerdo con todo lo que escribí arriba, y espero lo mismo para mí. Y esa es la libertad y tolerancia que sueño cada día, junto con muchísimos otros, para México: que independientemente de la divergencia de ideas, exista respeto y diálogo.
Y saludos a la gente de Boston Consulting Group que me enteré hoy que lee este espacio.

lunes, 19 de marzo de 2007

De mi sueño... [¿Será que me explayé...?]

Para mejores efectos, se recomienda leer esto escuchando la gran "Glósóli" de Sigur Rós.
Me duelen mucho los dedos y los ligamentos del antebrazo izquierdo por culpa la guitarra. Estoy sudando como si hubiera corrido un maratón. Me acuerdo que hace ya unos cuántos días, Karen Fregoso nos pidió que le contáramos nuestros sueños para un proyecto de publicidad o algo así. No estoy seguro pero aquella vez creo que me explayé. Más o menos, ocurrió asi:
Karen: Oye, ¿cuál es tu sueño? No importa si es ridículo o imposible.
Yo: OK, mira no sé si te sirva pa' tu proyecto porque creo que es un sueño compartido por mucha gente, pero uno de los más fuertes que yo tengo es hacer música.
Como muchos adolescentes en la cumbre de la fiebre más inmadura de la vida, yo también quiero cantarle a toda la gente, de todos los pueblos. También yo, que ya estoy crecidito, deseo con todas las fuerzas no sólo intentar desafiar con la música todas las estructuras sociales (de las que yo mismo ya formo parte desde que encontré mi trabajo "enfocado"), sino romperlas para demostrar que es posible vivir y comer del arte, y ser más útil a la sociedad a través de una canción que de una política pública. Me encantaría abrir camino a los artistas que vienen detrás, para que sus padres y el estado se enteren que reprimir el arte es un crimen, que promoverlo es un gran acierto. Quisiera orientar al entorno de algún talento joven a fomentárselo, a cuidar que el arte crezca en los más chicos sin impedimentos de ignorancia como los que yo tuve.
Quiero que las parejas se enamoren con alguna canción que escribí en mi cama o en mi coche o en mi baño, y así formar parte inamovible y eterna en sus vidas y en las vidas de sus hijos. Quiero escribir una canción para algunos juegos olímpicos o un mundial de fútbol, que se sepa que un mexicano quiere la paz y canta por y para ella a todos los pueblos del mundo, que también la quieren.
Sigo muriendo muchas noches como si tuviera 13, imaginando con qué artista tendría un dueto en un disco (últimamente me encantaría Nelly Furtado o Corinne Bailey Rae, aunque tradicionalmente sería Céline Dion o Chenoa); quién escribiría una canción conmigo [creo que me encantaría escribir con Juanes, quien por cierto tiene una canción increíble que se llama Sueños y a veces hace llorar y que creo que te serviría]; a qué músicos invitaría a tocar conmigo a mis conciertos; qué voy a decir cuando gane un Grammy,[Creo que diría algo así como yeeeeahhhh. Well, I remember I used to read sub-titled speeches. I guess tonight it's finally time for you guys to sub-title me 'cause I'm definitely going to speak in Spanish...Y entonces diría algo chido en nuestra lengua dedicado a mi México y mi España y mi Colombia y en general a los 400 millones de personas que hablan español en el mundo] o cuando Oprah Winfrey me entreviste porque soy el primer latino o mexicano en lograr esto o esto otro en el mundo de la música. Y cosas así.
Me imagino a la gente que admiro mirándome, a Denisse Dresser tarareando mi canción, a mi hermana con la boca abierta, a Guille pensando yo siempre lo supe, al país entero concentrado en cómo mis dedos rasgan la guitarra, a mis profesores del ITAM sintiendo vergüenza, a mi futura novia (Scarlett Johansson muy probablemente) cautivada, a mi abuela en España sintonizando la tele para ver si me ve, a mis pseudo-amigos abandonándome de una vez y a mis amigos verdaderos orgullosos de mí.
Y es que detrás de este sueño está otro: un deseo desaforado de ser querido y conocido por muchos. Tú me conoces bien, soy puro show business - lo mío es entretener. Así de kitschoso como pueda sonar, con todas mis fuerzas quiero ser una super estrella. Quiero que las adolescentes recorten mis fotos en las revistas. Quiero tener amigos artistas, modelos, cineastas, diseñadores, intelectuales, jet-seteros. Quiero un aplauso cuando termino de tocar mi guitarra. Quiero que la fama me permita escribir, decir, gritar, denunciar, expresar cosas e ideas que por ser famoso lleguen a quien tengan que llegar e impacten donde tengan que impactar.
Y eso es mi sueño, cantarle a todos, a los que escuchan y a los que no, cantar, hasta quedarme afónico. Cantar y tocar bien, canciones escritas por mí, cantar y hacer felices a los que oigan y les guste. Ser yo, cantando. Cantar, en todos los idiomas y en todos los escenarios.
Sueño pues con perder pronto la posibilidad de morir viejo y sin achaques porque siempre viví protegido y tranquilo: sueño más bien con morir joven, en una de esas de un infarto repentino o algo así, porque la intensidad y osadía de mi vida fueron tales que el corazón no me dio para más y se me reventó estrepitosamente chorreando de sangre todas mis otras felices y artísticas vísceras.
Y no voy a calificar este sueño de absurdo ni de ridículo, porque es el que me ha cargado todos mis días difíciles y me ha empujado hacia adelante; porque en el fondo creo que en su momento pudo haber sucedido, y porque para poder seguir, para poder ponerme un traje, anudarme una corbata, trabajar 8 horas en una oficina, hablar con pendejos al teléfono y vivir una vida "convencional", NECESITO creer, que ese sueño aún no se ha perdido, que igual y puede hacerse realidad.
Karen: Hehe. Esteee...mmmh...ok, gracias :) Bye.
¿Acaso fue demasiado? ¿Acaso me emocioné? Ups. En fin. Qué ricos son los sueños, no? ¿Tú sueñas algo???

viernes, 16 de marzo de 2007

El e-mail de una nodriza de sueños

nodriza.
(Del lat. nutrix, -īcis).
1. f. (‖ mujer que cría una criatura ajena).

Hoy al conducir mi chocadísimo coche por la Avenida Gabriel Mancera que tanto me duele, ví por el retrovisor una camioneta que parecía blindada, tripulada por cuatro hippies, lo juro. Eran dos hombres con rastas doradas y barbas rubias largas; y dos mujeres, una con rastas y otra con turbante multicolor, con esa exquisita belleza propia sólo de las que resultan hermosas cuando no sólo no usan nada de maquillaje sino todo lo contrario. En el techo había maletas largas y extrañas. Las placas eran de Costa Rica. Y entonces, quise ser uno de ellos y estar viajando por el mundo así, como siempre he dicho.
Mis sueños más grandes fueron puestos a dormir tan pronto que ahora que despertaron siguen siendo muy niños, y están tan cansados como quien duerme más de la cuenta.

Hace ya 15 días recibí un e-mail de una gran amiga. Que se volvió gran cuando publicó una cosa que se llama Pintándote en la Revista Opción. Me acuerdo que iniciaba un examen al que tenía que ir con collarín puesto para fingir un accidente del cuello y que no me reprobaran por faltas, y me levanté hasta donde estaba para felicitarla por su publicación. Desde entonces, la emoción de la complicidad empapó la amistad.
Ella es la típica historia de la mujer menuda, delgada, hippie, alivianada. De esas que como yo, por estar estudiando una carrera universitaria están llegando ya un paso adelante académicamente más que sus padres. Alguien con genuino viento en contra, y con genuina actitud para revertirlo. Y así, llegó su titulación y ahí estuve. Testigo y participante de cómo ya para entonces tenía un trabajo envidiable, me alegré de compartir con ella el deseo de ayudar a México y el dilema de quedarse o irse fuera.
Hace 15 días ya, Viridiana Ríos tomó en sus brazos mis cansados sueños y los amamantó como a sus hijos sin darse cuenta. Y gracias a su ejemplo e inspiración, están creciendo. ¿Qué tan probable es que algún día una discográfica me ofrezca un disco? Más aún ¿Qué una editorial me publique una novela? ¿O dejarme crecer las rastas y tomar el Transiberiano? Muy probable.
Lo sé porque mi amiga, con quien compartí la afición de las letras, quien en mis inicios me corregía los poemas, con quien hace poco empecé un proyecto por los niños de la calle, fue aceptada en la universidad de Harvard – con todo ese prestigio y sueño y fama mundial y leyenda que la rodea - , siendo la primer mujer latina en la historia aceptada en un programa de cinco años. Porque estuve con ella compartiendo el día que recibió la noticia, sintiendo que un meteorito grande y afortunado de verdad habia caido contra toda probabilidad tan cerca de mí que era ella la escogida, y ella era mi gran amiga.

Porque cuando la abracé largamente, también abracé con cariño a México y a su futuro, abracé a sus padres que se esforzaron como pudieron por darle una educación, a sus grandes y orgullosos abuelos de origen humilde, abracé a mi madre de joven cuando trabajaba extra para llegar hasta donde nadie de su barrio ni su familia llegó, a mi padre que salió de un pueblito para cruzar el Atlántico y casarse sin que nadie de su familia estuviera, y trabajar para darnos la vida que nos ha dado; abracé los deseos de millones de jóvenes latinoamericanos materializados en ella, me abracé a mi mismo en el futuro, convertido en sueño hecho realidad. Harvard. En ese abrazo, pude pedirle, a nombre de México, que regresara y ella sin pensarlo me dijo llorando que sí, que ha decidido pelear por este país. Y fue un auténtico momento de felicidad.
Ríos: estoy orgulloso de ti, Felicidades. Enhorabuena por ti, por mí, y por nuestro México. Te encargo a mis sueños, tus hijos adoptivos, para que de aquí los lleves aun más arriba.

sábado, 3 de marzo de 2007

Semáforo

Ella espera
a su mamá a las siete. Donde siempre. Lo sabe de memoria. Pero no sabe qué hora es. Es niña y princesa: lleva un vestido de altos vuelos blanco con flores rosas, del que entresalen sus delgados brazos, sus huesudas piernas, con esas rodillas que a ella no le gusta mirarse porque le parecen negras, arrugadas, como las de esas mugrosas re-feas. Las venas del cuello de la tarde parecen bombear con más fuerza conforme pasan los minutos y teñir el horizonte de un azul cada vez más oscuro. Pero es princesa y nadie se fija en sus rodillas: si sonríe todos van a ver el contraste de sus dientes blanquísimos resplandecer entre la oscuridad de su piel. Millones de coches, motos, autobuses, metrobuses y camiones encienden caudas multicolores y desordenadas en las principales calles y avenidas, haciendo ver a una niña de estas pequeña, frágil, estáticamente hermosa ante los cometas metálicos que sólo se detienen ante las luces de un semáforo. Tiene poquito pelo: está rapada del número 1. Cabello muy cortito, como de cadete militar. Y se siente princesa con su vestidote. Su amado vestido mágico con el que impresiona a su hermanito, contándole que cuando se lo pone vuela. ¿Qué hora será? Ya sabe bien que hay que estar alerta, tener paciencia y “no echar relajo”: mirar pa’ todos lados antes de caminar no vaya a venir un carro, esperar las luces del semáforo. ¿Será hora? ¿Será temprano? ¿Será noche?
Ella choca
estridentemente los grotescos dientes manchados de lipstick escarlata mientras a penas frena rechinando las llantas del Tsuru rojo – sucio, destartalado, con un signo de $ en la ventana que parece vivir y querer persuadir a los posibles interesados de no caer en el error de comprar semejante carcacha disfrazada - ante la luz roja del semáforo. La irregularidad en su abultado rostro se descompone aún más ante la visión de una niña pelona, que la mira fijamente y se acerca a ella. Piensa que esa escuincla seguro estaba infestada de piojos, caspa y pulgas y tuvieron que raparla en uno de esos hospicios – qué asco, qué horrrror - de gente buena que los baña y los cuida como la esposa del jefe, para que luego los pinches desagradecidos salgan a asaltar, y estas a putear en las esquinas y en el mejor de los casos a embarazarse para perpetuar la especie de los limpiaparabrisas muertosdehambre.
Las gotas de espeso sudor escurren entre las sienes entintadas. No! Nno! Grita, y las imitaciones de pulseras inundadas de cuentas abrazadas a su muñeca izquierda suenan como palos de lluvia piratas. No y ni te me acerques, sabrá Dios qué animaluchos traes [y yo me acabo de poner el tinte pelirrojo de Garnier que me salió bien carísimo. Además veo super bien aunque el vidrio esté sucio]. Eso, vetelárgate bye...
Se dice que la escuincla ahora no lo entiende, pero que si le da limosna seguro nomás patrocina el vicio del pinche drogo vago de su padre que obvio es el que la tiene pidiendo en las esquinas. Se felicita, se dice que de noche va a rezar por esta niñaja a las ánimas del purgatorio – tan milagrosas que son -, después de todo, ella es una buena católica y estamos en tiempo de recordar y vivir las enseñanzas del Señor y amar al prójimo como a uno mismo, al fin, ya nos lo dijo el padre el domingo.
Algo con aspecto asexuado muere
de nostalgia ante el vaivén que al caminar dibuja una niña sin pelo. El aturdimiento dificulta la represión del sollozo, distrae del coraje de ver cómo el coche de enfrente ha frenado con semejante irresponsabilidad. A la derecha encuentra el letrero formando un tache: MEDELLÍN / BAJA CALIFORNIA. Debo estar en la Roma o la Condesa. Y estoy viendo a mi hija viva dentro de otra, caminando con su vestido rosa. Esta tarde la ausencia era insoportable. Un par de lentes enormes, por si llega puntual y violento el llanto hoy también, como siempre. Una sudadera más grande que su talla – lo más lejano al placer del lujo en el vestir del que hoy voluntariamente quería privarse, para sentirse sin distorsión - percudida, casi monstruosa, ámbar o quizás dorada o mostaza; con la capucha puesta impidiendo a todos saber si tiene cabellos o género o cuerpo.
En absoluto anonimato salió, sin rumbo, sufriendo el despiadado flagelo de la pérdida, del vacío, del silencio. Total, ni perro que le ladre. Una auténtica alma en pena, fantasma. De su propia muerte se enterarían días o meses después: nadie notaría que no está. Y cuando no esté, nadie va a llorar. Nadie.
Hoy quiso ponerse en movimiento, como si ir hacia delante precipitara el momento del reencuentro con todas esas personas que amó y se le fueron. Con todas las que algún día besó y extraña. Como si moverse fuera a acelerar el toparse con aquellos a quienes abrazó o conoció y le fascinaron. Todos están en el extranjero, o perdidos, o en algún lado muertos porque eso del cielo ni quién se lo crea, y eso de que dios existe, menos. Godmoney [Buena movie...]. No quedaba ya ninguno ni nada, sólo una especie de certeza de que hay que continuar viviendo, andando – keep walking, pensaba – sin parar hasta recuperar lo perdido. Rebuscando entre los compartimentos, quiso encontrar monedas, deseó invitar a aquélla creatura a comer, quizás entregarle todo lo que tenía, acumulado por su familia durante perezosos siglos en este país de castas, abundante pero inservible para quien no tiene a nadie. Salió del trance, volteó, la buscó: con la vista al frente y el ceño fruncido, se había perdido, se había bloqueado. La niña, desesperada (o ignorada) se había ido de su lado. Entonces, ahí, justo a las 8 en punto, lloró.
Él acierta
al escoger y presiona el botón de Play en el estéreo de su Jetta verde, que como un acuario con ruedas, espera paciente el alto. Digo acuario porque todos los entes invisibles de los dos ocupantes van nadando a ventana cerrada, como si muchas especies marinas revolotearan en el relativamente pequeño espacio de esta nave. Son los complejos, las emociones, los secretos, los atributos del yo, los suspiros, las palabras por decir, las células muertas, los miedos, las ideas nunca dichas, y todos esos elementos que cada uno cargamos y que son partes abstractas de nosotros mismos. El célebre piano de Chris Martin suena en el track 1, reproduciendo el clásico Clocks.
Ella, pequeña viaja ignorando su hermosura en el asiento del copiloto, preguntándose si le gusta ocupar ese espacio y si quiere quedarse mucho tiempo con él. No distingue si tiene ganas de él en específico, o solamente tiene ganas de alguien. Sin duda, ella y sus entes flotantes se sienten atraidos hacia él, especialmente por sus defectos. Igual que una pequeña abolladura resalta más en un coche nuevo y moderno que un daño grande en un vehículo viejo y destartalado; a ella le encanta la cicatriz de pelea arriba de la ceja, y la panza cervecera de alguien que por definición es joven, estudiado, inteligente, impecable. Pero no está del todo segura. La versión del Rhythms del Mundo la sorprende, nunca se imaginó escuchar esta canción en ritmos cubanos, con tambores, percusiones y trompetas de fondo.
Por su parte, él y todos sus entes mueren por invitarla a quedarse siempre con él: quizás por primera vez se siente enamorado, le fascina la perfección de ella en todos los ámbitos. Tal vez es que todos sus elementos invisibles, entre tanto enfrenón y ajetreo del tráfico de la caótica Ciudad de México, se han revuelto y lo han hecho sentir así: alborotado, locamente seducido. Aún lleva el sabor de la pasta, el tinto y la buena conversación de ella en la lengua; y está esperando un postre de beso dulce, pero no sabe cómo obtenerlo. Nunca ha sido bueno para esas cosas.
Una niña morena y delgadita, tiernita, con un vestido de flores se para junto a su coche. Parece querer hablarle. Sin pensarlo, conmovido comete el trágico error de presionar el botón para abrir la ventana y escucharla.
Entonces, todos los entes invisibles de los dos se precipitan hacia fuera del coche-acuario: el enamoramiento, el encanto, la deliciosa inseguridad de la primera cita salen - entre otros - disparados hacia la calle y caen al suelo, entre llantas, polvo, asfalto y basura.
Y así, unos segundos después ella se aclara: él no es tan divertido, está sobrado de peso y la soltería es rica. El coche deja de ser acuario, y vuelve a convertirse en hierro muerto que transporta a una mujer de regreso hacia su casa. Él razona otra vez bien, siente un deseo sexual desbordante, mira con lujuria la magnífica pierna bronceada de su acompañante y sabe que esta noche todavía no va a tener ni siquiera el pasional beso húmedo y largo de lengua que tanto se le empieza antojar, así que es mejor acelerar y dejarla en su puerta cuanto antes.
Nunca volverán a verse.
La princesa morena,
medio impaciente, desconcertada y valiente, no entiende por qué nadie le hace caso. No comprende las muecas groseras ni las caras de chango; no concibe – menos mal - que las expresiones de desprecio y asco son dedicadas a ella, ni mucho menos sabe la razón de los índices diciéndole que no, agitando el aire con fuerza, como amenazándola, persuadiéndola hacia el retroceso. Se confunde ante la indiferencia. En cámara lenta, las patéticas puntas de las lenguas tocan la parte de atrás de los dos dientes frontales, orquestando una clara imagen de N descomunal: la primer letra del asqueroso Nnnno! en las mezquinas bocas. ¿Quién en su sano juicio asumiría que esta niña es limpiaparabrisas? - Nadie. En realidad, no hay indicios en esta historia que lo sugieran. Es mas sugieren todo lo contrario. La mujer pelirroja es tan sólo un excepción, un dato aberrante. ¿O no?
Luego, alguien como de película de espantos que no sabe si es señor o señora no se mueve, nomás hace ruidos raros, le da miedo. No la vaya a asaltar, ya ves que es bien peligroso andar en la calle cuando es de noche, si ya se lo dijo su mamá, y su mamá lo sabe todo. Siempre lo ha sabido.
Se mueve entre los coches y no piensa Mamá no ha llegado, ni mucho menos mamá no va nunca a llegar. Solamente busca en su mente respuestas: ¿ Qué nadie ve mi vestidote de princesa? ¿Por qué esa señora me dice que no tan feo?¿Por qué est'otro no me pela?
Del tercer coche, que es verde y se paró en el alto sale una música como de cumbia o salsa pero cantada en inglés. Ella se acerca, golpea despacito el vidrio, como que al principio el joven no escucha, pero al final, quién sabe cómo se baja la ventana solita, como si fuera mágica. Algo más que una brisa, sale disparada desde la ventana y le acaricia la cara como una lluvia de plumas, o una invisible tormenta suave de nieve que cae en horizontal (o algo así maravillosamente extraño, millones de partículas en cascada, dificil de describir porque ella nunca ha sentido una tormenta de nieve ni ha visto jamás una cascada).
Él voltea y la mira, así ella puede por fin preguntar lo que los conductores de los dos coches de atrás no le permitieron...

- Oiga joven: ¿A qué horas son...?