domingo, 30 de octubre de 2005

Justificación al silencio

"I don't mean to be absent. I really don't. I just don't have much to say these days."

La página en blanco vuelve a aparecer en medio de tantas manchas en mi vida. Aún así, no quise dejar pasar tanto tiempo sin escribir algo por lo menos. No quiero que alguien (alguno de los pocos que lee) regrese a esta página para encontrarse sin nada nuevo: siento que debo una explicación a mi silencio. Qué inquietante es sentir un compromiso así. Qué afortunado es sentir un compromiso así. Gracias a los que leen.
Bueno, más claro que la cita, ni el agua: tengo poco qué decir, caí un poco en la rutina. Ví poco a mi musa. Sentí poco o muy negativo. De ahí la escasez de escritura.
De repente se van las ganas de escribir, al leer. Las palabras nunca son las mismas, como dice José Saramago: no es lo mismo oír la palabra libertad de las manos de un torturador en tiempos de dictadura, que oírla desde la boca de un niño en democracia. De la misma manera, palabras idénticas escritas por desconocidos (Saramago incluído) pueden no impactarnos de la misma manera que nos impactan las de los amigos. Un amigo tiene el poder de llegar al centro, golpearnos o acariciarnos desde muy cerca: de herir; a los Saramagos les cuesta más trabajo penetrar nuestras emociones, de ahí que se den premios a su talento.
En fin.
No me queda duda que pronto necesitaré regresar a escribir, y mucho. Me siento como aquél que ha corrido y corrido para no encontrarse con su malhechor y ha llegado al final del clásico callejón obscuro, y el indeseable avanza imparable: será imposible escapar de él y aún no hay plan para reaccionar. Así, Noviembre avanza implacable sobre mí, pronto se cumplirá el aniversario de mi encuentro con la muerte, mi cumpleaños también llegará. Y no tengo ni idea de cómo voy a sentirme, o bueno sí, algo. Lo que es seguro es que se viene intenso en las emociones, y eso se traduce en letras
y letras y letras
y letras ....

Hasta muy pronto entonces.

viernes, 21 de octubre de 2005

De las decepciones, la modestia, la inteligencia y la presunción...

"La modestia es la virtud de los que no tienen otra."
Álvaro de la Iglesia.
"La grandeza de un hombre se mide por el tamaño de sus ideales hechos vida."
Carlos de la Isla.
"Perro que ladra no muerde"
Sabiduría popular.

No cabe duda, otra de las situaciones que más desencadenan reacciones, pensamientos, desilusiones y confrontaciones de ideas, es la decepción.
Me alegro de que mis sentires sean tan cambiantes casi como los posts de un blog. Lo cual no me parece contradictorio ni mucho menos, me explica por qué hay sentimientos que hoy están y mañana no, y cómo es que algunos se mantienen a pesar de los golpes. Por eso la mejor pareja de casados se divorcia al día siguiente, o existen matrimonios que perdonan infidelidades e insultos, porque un día está el sentimiento de agravio y el siguiente está el del perdón.
Y eso me ayuda porque quiero a mis amigos, y en mi vida ya existen algunos que llegaron para quedarse, por lo menos en mí, sin importar lo que pase en el futuro.
De repente, uno no se explica cómo alguien que uno cree conocer, puede producir de la noche a la mañana - literalmente - ideas demasiado insolentes, parece que se trata de dos personas distintas, no se reconoce al amigo, casi como si alguien opuestamente distinto robara su identidad y habitara su cuerpo. Y uno se siente completamente decepcionado. Una especie de You think you know, but you got noooo idea...a la mala.
Tal vez les pase eso a mis amigos que leen este espacio, he recibido comentarios de que contrasta mucho el contenido nostálgico y depresivo de estas letras con mi forma de ser en cuanto al trato personal, más bien valemadrista y tranquilo.
En fin, me pareció pertinente hacer la aclaración, porque de repente el Internet nos traiciona, distorsiona y nos hace percibir mal realidades e intenciones.

Anoche estuve con mi amigo Michel tomando una cuba, y hubo un intercambio de ideas increíble, para mí. Terminé de ordenarlas hoy después de leer una que otra cosa, y creo que es buena idea compartirlas.

Hablábamos de la falsa modestia, tan extendida estos días. Mi opinión es que aplica eso de al pan pan y al vino vino para decir las cosas como son. Si uno es bueno en esto y en aquello, ¿por qué no decirlo si es verdad y viene al caso? Todos tenemos talentos y carencias, ¿por qué sólo hablar de lo malo y no reconocer lo bueno? Y en caso de cometer excesos al momento de autovalorarse, me parece mejor ser arrogante y presumido, que agachón y apocado, aunque ambos extremos son igualmente peligrosos. Corremos el riesgo de no ver cómo somos excelentes para unas cosas, y limitados para otras, y así sobreestimarnos o subestimarnos creyendo que estamos por encima o por debajo del promedio, perdiendo la humildad en el primer caso y la dignidad en el segundo.

Lo más importante creo yo, es no tener modestia para con nosotros mismos, saber en qué sí y en qué no se puede: ahí radica el éxito de nuestra vida. No es necesario decir lo que es evidente, siempre se nota cuando alguien es excelente o pésimo en algo, y hay muy pocas veces en que es útil deshacerse de la modestia para comunicar con palabras a otros lo que ya perciben: la mayoría de las veces, ya lo saben. Lo que se vé no se pregunta, como dice Juan Ga.

Así pues, si uno sabe quién es, actuará acorde a ello. Y creo que justo ahí, en el esfuerzo que cada quien – en base al conocimiento introspectivo de sus limitaciones - le ponga a la vida, se encierra lo que yo entiendo por inteligencia, esa mitificada cualidad que nos define como seres humanos.
Para no definirla y caer en terrenos movedizos, prefiero describir lo que yo entiendo. En mi muy personal opinion es más inteligente aquél con un IQ normalito, que sabe que todo le costará más trabajo, pero va y lo persigue – se arriesga, vive y se queda callado -, que aquél que tiene un IQ de superdotado que se queda inmóvil dormido en sus laureles - se confía, muere y abre la boca -.
Equiparo la inteligencia con el ímpetu interno que se tiene de vivir, el trabajo y la experiencia. Y así, equiparo la estupidez con la desidia, inercia, dejadez y negligencia.

No me parece inteligente alguien de mi edad que, con una capacidad intelecutal y afectiva excepcional, aún no se haya destetado y siga comportándose como un niño de 6 años. Decepciona hasta el suelo que alguien con tantas supuestas cualidades eche mano de todo cuanto tiene en frente – blog incluido y todo – para exigir y llamar desesperadamente y a toda costa la atención, exigiendo – justo, justo así como demanda un niño la teta de su madre -, que todos se callen y dejen de inmediato lo que tienen que hacer para escucharlo. Desilusiona. Desvirtúa. Roba naturalidad a la convivencia.
Tampoco pienso que es inteligente el traicionar a lo que queremos profundamente, ni por un ratito, ni siquiera cuando sea en secreto. También eso desilusiona.

Y he de decir que esta concepción personal de la inteligencia no me favorece en lo más mínimo. Hasta hace muy poco, a pesar de que conocía de sobra mis potencialidades, nunca hice nada por explotarlas, y es un proceso complicado, que de repente resquebraja y desgasta, pero del que al final espero salir bien librado. No puedo decir que he sido muy inteligente. De momento, me parece que es un buen inicio haberse dado cuenta que de nada sirve tener o ser lo máximo, si nos quedamos tan solo en las palabras, y nos dormimos pensando en lo maravillosos que somos, sin falsas modestias.
Bien decía Marx que hay que sacarle todo el provecho posible al capital, y deshechar lo que no se use. Así, los talentos, los dones, los superdotes, cuando se tienen, son para explotarse, y para derrocharse si se tienen en exceso. Para vaciarlos hacie el mundo. ¿De qué sirven todos los millones que se quiera guardaditos en el banco? ¿No sería mejor sacarlos y gastarlos? Compartirlos, invertirlos, multiplicarlos, disfrutarlos...

Y sería una pena que, en vez de dedicar nuestro tiempo a pelear contra nuestros propios demonios, superar co-dependencias y complejos, echarle todas las vísceras a nuestros talentos; cayéramos – pensando que dejamos a un lado la modestia - en la presunción, confundiendo honestidad con cinismo sentado en bases frágiles, cuando, como dije más arriba, no hay necesidad de señalar lo evidente. Porque de millones en el banco, todos podríamos presumir y hablar (mientras estén guardadas donde nadie los ve, nadie sabe si son abundantes o escasos). Y la vida es tan corta...Ya lo decía Quevedo y Villegas:

"Rosal, menos presunción,
donde están las clavelinas,
pues serán mañana espinas
las que ahora rosas son.
¿De qué sirve presumir,
rosal, de buen parecer,
si aún no acabas de nacer
cuando empiezas a morir?[...] "

Así que, no nos asustemos al leernos y aclaremos malentendidos, tenemos tantas facetas...y al final somos tan sólo humanos, que, afortunadamente se equivocan.
Me disculpo de antemano: modestia aparte, no sé cómo decir lo que quieren escuchar, espero se comprenda que todo este discurso se hace después de una decepción que seguro es temporal y con la intención de que no se extinga la admiración.
Leamos entre líneas y después de la introspección personal, escuchémonos, tal vez aprendamos algo con un poco de modestia. Así, hoy aspiro a que las decepciones nos muevan a pensar dos veces. A ver que se puede - y es de sabios - cambiar, como se cambia un post, nuestra vida hacia otro capítulo mejor y más inteligente.

Después de todo, como le decía anoche a mi amigo Michel, haciendo a un lado mi modestia:
No tengo ni un solo amigo que no sea un chingón : díme con quien andas y te diré quién eres.

lunes, 17 de octubre de 2005

Sí, los milagros ocurren...

"You'll rescue me right?
In the exact same way they never did
I'll be happy right?
When your healing powers kick in
You'll complete me right?
Then my life can finally begin
I'll be worthy right?
Only when you realize the gem I am [...]
These precious illusions in my head
did not let me down when I was defenseless
And paryting with them
is like partying with invisible best friends"
Alanis Morrissette, Precious Illusions, Under rug swept, 2002
.

Hoy me desperté siendo un mocoso. Me constipé y desde el sábado que tuve fiebre, tengo uno de los peores catarros de mi historia. Típicamente, un día como hoy sería: no despertar, obvio no bañarme, ponerme la primer facha que encuentre y manejar hasta el ITAM, sin nada de ganas.

Pero no es por eso que digo que soy un mocoso. Hoy volví a tener 13 años. Sí, así como se lee, sempre he tenido el deseo de regresar a mis días de secundaria y prepa con el conocimiento y seguridad que tengo hoy, creo que me hubiera ahorrado muchas preocupaciones y/o sufrimientos de teenager. La clásica patada de ahogado [que en este caso sería patada de ahogado, muerto, extraviado, encontrado a los seis días y exhumado a los siete años] que llega muuucho tiempo después, y que es la respuesta perfecta a una discusión pasada: qué glorioso sería poder retroceder para callarle la boca con esta nueva gran idea a nuestro interlocutor de
aquél entonces.

En fin, que lo importante de hoy es que en un hombre frío y fosilizado como yo, empezó desde anoche un grupo de mariposas a batir sus alas con fuerza en mi estómago, sacudiendo un poco de piedra y de barro. Me convertí en un adolescente.
Anoche que ví una de mis películas favoritas, Antes del Amanecer (o Before Sunrise), me pregunté si conocía alguien con quien pudiera vivir una historia mejor que la de los protagonistas, y - sorprendentemente - me llegó un nombre y una imagen a la mente. Y no tuve más que conectarme a mi messenger para encontrarla. Qué delicia. Hasta me estremezco de pensarlo...

Puede sonar como la historia típica, por eso aclaro aquí al deseado lector aleatorio que, si es que existe, no me conoce, que ya llevaba un tiempo pensando que soy la persona menos sensible y romántica que existe. Error. Qué gusto descubrir que no soy tan diferente a los demás, que la capacidad de sentir rico sigue estando ahí...

El caso es que hoy, me desperté a tiempo, me bañé, me vestí y manejé con gusto. Me dí cuenta que hace mucho que me había estado descuidando: hace como un año y medio que no tengo loción. Me alaramé un poco, de no haber tenido ganas de usarla en tanto tiempo. Sí yo, el primer metrosexual mexicano [ja], hacía mucho que no quería oler rico, y no noté la ausencia del último frasco. Y hoy quise otra vez oler bien para ella. Obviamente no pude, porque hubiera tenido que robarle a mi papá de la suya (que para nada es mi estilo) y eran las seis de la mañana. Hasta me rasuré un poco el bigote jajajaj

Y lástima porque ella me dijo que hoy no venía nada fashion...lo cual pasa sólo por hoy ya que por lo menos con todo y el sueño y lo dopado de los medicamentos me levanté y no me vine en fachas. Y me senté en clase junto a ella, y me fui a tomar café con ella y uno de sus medio galanes, y no me senté con mis amigos del alma a desayunar, y yo, tranquilo, fresh, contento. Me encanta hablar con ella, estar con ella: tiene un algo tan especial...

Obvio que hablo de tí [quién más tomó café conmigo esta mañana y es la veintiúnica que me lee] pero no te me espantes eh. No espero más de lo que se dé naturalmente, si es que se da. Todo en la vida es una moneda al aire que, en caso de caer de nuestro lado, puede durar muy poco o no. De cualquier manera, yo de entrada hoy ya tuve esa wake-up call [;)] que me decía no vuelvas a descuidarte así, recupérate, y esa sensación de nervio agradable que pensé que no tenía... No sé qué tan buena idea haya sido, pero tenía que escribir esto, primero porque está delicioso, y luego porque también hay que decir gracias a esos pequeños milagros que hacen que las cosas cambien. Además, ni yo mismo sé, hoy sí me siento así, qué rico, mañana quién sabe; hay que aprovechar el momento para decir las cosas.

Qué increíble saber que es posible recordar lo que está tan reciente, pero que con la erosión del paso del tiempo se olvida, para cambiar y sentirse mejor, tratar de estar mejor, como dice la canción. Saber que existen ilusiones que nos mueven hacia adelante, aún cuando solamente sean ilusiones.

Qué refrescante ha sido rejuvenecer, y volver a sentir una vez más como un secundino o un preparatoriano más. Y hoy que tuve la experiencia única de regresar en el tiempo, me queda clarísimo: no vuelvo a crecer.

domingo, 16 de octubre de 2005

Le fabuleux destin de ma soeur

En 2001 el francés Jean-Pierre Jeunet nos regaló una de las películas más inspiradoras de la historia: Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, (literalmente del francés: El fabuloso destino de Amélie Poulain).

Y efectivamente, hoy me inspira el título de este film a pensar en mi hermana, la persona con el destino más fabuloso que conozco. De momento, vive en un barco, su casa no está nunca fija, navega continuamente: su hogar temporal es el mar. Se dedica a conocer nuevas personas, hacerlas sentir como en su casa, y a pasear con ellas por lugares exóticos del mundo. Me viene a la mente el slogan de la película, que no podría describir mejor mi sentir hacia ella: Cambiará tu vida...

Muy especialmente, recuerdo cómo en Amélie, la protagonista se dedica a hacer felices a los demás, a cumplir sus sueños. En especial, su padre, que si no me equivoco tiene una condición de riesgo en el corazón, sueña con viajar y no puede. Tiene en su jardín la estatua de un gnomo, que Amélie roba, pidiéndole a una azafata que lo lleve y lo fotografíe en distintos lugares del mundo, para luego enviarlas en secreto a su padre, dándole la alegría y satisfacción de que algo tan suyo haya estado en su nombre en sus tan anhelados destinos.

Lo mismo me ha pasado a mí. Una vez que pisé Praga, mi sueño por cumplir ha sido visitar Estambul. Y desde 2004, en que tuve la fortuna de acercarme más íntimamente a la música clásica, aprendí a admirar a varios tenores, entre ellos Mario Frangoulis y Josh Groban, por su juventud, pero siempre sabiendo la maravilla que era escuchar al mejor cantante del mundo: Pavarotti.

Regresando a mi hermana, qué decir de los sueños de mi madre encarnados en ella: hace más o menos veinte años, mi mamá se llevaba los grupos de turistas mexicanos por todo el mundo, y tenía que acompañarlos y ayudarlos en todo, con un inglés muy corto, sin una gota de francés, y en general casi nada fuera del español. Mismo caso el de mi padre, quien ve en mi hermana a una embajadora de su país, y que hasta la fecha se dedica a los viajes. En nuestra familia siempre fue pues, importante, el aprendizaje de los idiomas, mi madre quiere que nunca pasemos los sofocones que ella pasó por no saberse comunicar. Y mi hermana es ahora, un reflejo corregido y aumentado, encargada de los pasajeros de habla hispana, pero frecuentemente también de habla francesa e italiana.

Si no me equivoco, también tengo por ahí una condición de riesgo en el corazón, sueño con viajar a Turquía y de momento, no puedo. Ella es esa especie de gnomo [jajaja], dejémoslo en especie de estatua, que el mar me roba, llevándola directamente a mi destino de sueño: Estambul una vez cada semana, y reuniéndola con mi ídolo, Luciano Pavarotti. Creo que no tardan en llegar las fotos, dándome la alegría y satisfacción de que algo tan mío haya estado en mi nombre en mis tan anhelados destinos...



miércoles, 12 de octubre de 2005

Octubre 12 de 2005.

"Si pienso en tí siento que esta vida no es justa.
Si pienso en tí y en la luz de esa mirada tuya.
Nunca vas a saber cómo lo siento.
Nadie va a adivinar cómo te recuerdo"
Amaral, Días de Verano, Pájaros en la cabeza, 2005.

Querer es poder. Y hoy no pude levantarme de la cama. El peso de la nostalgia rompió la debilitada cuerda de la obligación. Parecía que si me cubría con las sábanas, si me envolvía profundo, estaría protegido de todo lo que me esperaba vivir en el día.

La ausencia es una condición que mancha y ensucia todo lo que toca. Distorsiona y ahueca los significados, aniquila esencias para siempre. Crea tergiversando significados, enturbiando las vidas.

El 12 de octubre: un día importante para muchos. Para los aragoneses, el día de la Virgen del Pilar de Zaragoza. Para los españoles el Día de la Hispanidad y para los latinoamericanos, el Día de la Raza. Para mi hermana, su santo. Para mí, hace 11 meses de la partida de mi ser más querido.

Siempre ha sido un día de felicidad: de flores, de jotas aragonesas, de chocar las copas, de abrazos, risas, llamadas de larga distancia, camisas nuevas, visitas a embajadas.
Se me viene a la mente el 2001, cuando mis padres se fueron de viaje a celebrar el Pilar, y la armamos en mi casa, todos nuevos - en toda la extensión de la palabra -, estuvimos mi hermana, Pilar su amiga, Patty Cigarros, Muradás, el buen Mario, Michel - que ha empezado su blog - y yo mismo.
O de el 2002 cuando nos tocó acompañar a nuestros padres a Zaragoza, el concierto de Chenoa, las ofrendas a la virgen, los cuadros de joteros por la calle, los millones de bares, la comida, mi familia reunida por última vez en un viaje...

Pero a partir de 2005, la ausencia recubre mi 12 de octubre de amargura. Hay dos ausencias, una temporal, y otra permanente, que sigo sin superar.
Y este día fue, además de gris y frío, difícil. De aquí en adelante será de tristeza: de no querer/poder levantarse, la evidencia de que las vacas gordas ya enflacaron, de que envejecimos cuando la vida se agrietó - y que por la grieta se nos escaparon muchas alegrías -, una jornada entera de luchar para contener las malditas lágrimas, un recordatorio de lo que se fue, de cobijas recias, rezos, pañuelos, gritos deseperados al cielo proferidos en silecio y desde el fondo.

Y así, más que una separación o un alejamiento, la ausencia se convierte en esa negrura espesa, que moja todo mi mundo, cambiando el significado de mis fechas. Permeándome con su densidad, cambiando mi esencia, mis tradiciones, mi historia, mis estados de ánimo. Matándome, y obligándome a resucitar a la tristeza.

martes, 11 de octubre de 2005

Sin Respuesta

Casi siempre trato de más o menos leer o escanear la lección que tengo que enseñar ese día, conocer todas las palabras, entender bien todos los conceptos, no vaya a ser que alguno de mis alumnos me pregunte algo que no sepa.

Me preocupan en especial los más pequeños, porque aún tienen esa idea ideal de maestro: ese que todo lo sabe y al que se puede hacer preguntas ilimitadas, lo cual es muy especial, pero también muy demandante, nunca quisiera mostrarme falible y decepcionar a alguno de ellos (por lo menos todavía no).
Hasta ahora siempre he salido bien librado, y la verdad es que ya son años de ser profesor. Todo es cuestión de un poco de seguridad y colmillo.

Pero ayer, una de mis alumnas consentidas me hizo una pregunta que no pude responder, y que sigue retorciéndose entre todos mis rincones, buscando explicaciones perdidas.

Por obvias razones, siempre que puedo, donde quiera que esté, me pongo a cantar. Y así, mientras todos resolvían un ejercicio, Carola (11 años), de la nada, me preguntó:


And why aren't you a singer instead of a teacher?

No supe cómo contestar, no encontré palabra alguna que decir. No tuve ni un sí, ni un no - ni un maybe -, le fallé a mi alumna. Y todo es, porque en primer lugar, me he estado fallando a mí mismo toda la vida.

Y se está convirtiendo en mi discurso tradicional. Soy ese que tiene bien identificada su pasión pero que no sigue sus sueños. El que se queja de la vida impidiéndole lograr sus objetivos, cuando de entrada sabe que nunca luchó bien por ellos.
Se está transformando en esa característica tan mía que me explica ante el mundo y me distingue de los demás. A veces siento que de no ser por mis vocaciones frustradas, nunca hubiera concebido lo mejor que he compuesto.
Y me estoy encontrando socialmente aceptado en ese papel, porque habemos muchos que hemos preferido no-hacer lo que nos gusta. Nos traicionamos a nosotros mismos, y nos identificamos unos con otros. Hemos preferido quedarnos tras la línea de la comodidad infeliz , y no aventarnos a traspasar la línea del riesgo y la felicidad.

Está muy claro el problema y es muy explotable desde el punto de vista artístico... No así la solución.

Y por eso, a veces, no tenemos respuestas.

lunes, 10 de octubre de 2005

Botón de Actualización

Solamente para actualizar cómo van las cosas. Unas dos semanas después de escribir el primer post de este blog "Fecha de Caducidad: Desconocida", al llegar al escuela medio dormido encontré - leyendo y ocupada - a Margarita Castilla, y le pedí que lo leyera. Ayer, recibí el siguiente e-mail, que me dejó con muy buen sabor de boca y que es digno de compartirse para seguir en la línea de la renovación...

Von: Margarita Castilla [su dirección de e-mail]
Gesendet: Montag, 10. Oktober 2005 02:18:09
An: [mi dirección de e-mail]
Betreff: Fecha de Caducidad: Desconocida


Título: cautivador
Tema: nostalgia de lo efímero, asombro de los encuentros...
Comentario: todo un gusto participar de un asombro, de una nostalgia, de un momento...

Gracias por compartir conmigo tu experiencia. Es un "botón" ineteresante ese de los encuentros que debe ser activado de vez en cuando para que uno se "actualice" y renueve.

Saludos,
Margarita


Quedan muchos botones por apretar, el primero ya nos ha actualizado...

sábado, 8 de octubre de 2005

Preguntas y cifras

¿Cómo desperté hoy? – Tranquilo, tibio y bien tapado en mi cama, en mi casa firme. Seguro de que mis papás dormían bien.

¿Cómo desayuné? – Con mi amiga Caro, ya vestido con mi propia ropa y mis propios zapatos. Tuvimos que arrimar la mesa hacia la sombra porque el sol estaba demasiado fuerte y la claridad nos pegaba. Platicamos de todo y de nada, comimos un huarache de cecina enchilada con bistec, queso, limoncito y salsa.

¿Cómo comí? - En medio de mi padre y mi madre, hablando de mi hermana y de cómo me había ido en el día con el servicio social. Escuchando de fondo a Amaral y Damien Rice, comimos una pasta con carne y parmesano, ensalada de tomate, un vaso de vino. Yo además me serví un café cargado con unas pastas y dos cigarritos.

¿Cómo pasé la tarde? - Dándome un paseo por mis calles secas y bien pavimentadas para comprar algo en la farmacia, echando una siesta, viendo una peli de terror sobre dos almohadas, bajo buena cobija y junto a mi gatita, tranquilo.


¿Cómo amanecieron un millón 954 mil mexicanos? – Desesperados, helados, mojados en refugios provisionalmente construidos o en hospitales. Sin casa, sin propiedades, sin nada: todo está destruido, perdido.

¿Qué desayunaron? - Difícil saber con 64 ríos desbordados, 12 mil líneas telefónicas sin servicio y 364 caminos dañados.

¿Cómo comieron? - Los que comieron alguna comida enlatada de la insuficiente ayuda que llegó, lo hicieron temblando, con dolor y angustia por el sufrimiento de su gente. Algunos sin saber dónde está su familia si es que está con vida.

¿Cómo pasaron la tarde? - En albergues, refugios temporales y viviendas dañadas, buscando ropa donada de su talla, perseguidos por el hambre, las enfermedades y el miedo. Abatidos, temerosos ante el futuro, aterrados por las próximas noticias, preguntándose por qué ellos.

¿Cómo despertaron más de 1000 personas en India y Pakistán? - Muertas. No sobrevivieron al terremoto de 7,6 grados, dejando a sus familias, amigos y parejas sólos y heridos.

¿SIGO?

Aprovecho este espacio hoy que lo tengo seguro, pues ya no sabemos cuándo va - literalmente - a caernos el techo encima y a dejarnos sepultados.
Y más que entrar en el discurso de lo afortunamos que somos, procedo a resaltar nuestra OBLIGACIÓN de ayudar a nuestros paisanos de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Guerrero. Ya no es Katrina que afectó a los gringos, hoy es Stan, que nos afecta a TODOS los mexicanos, y a todos los ciudadanos del mundo. Es este el día de donar más de lo que se pueda y de invitar a todo el que tengamos cerca a apoyar, a enviar lo que sea que puedan junto con nosotros...

Y por supuesto, a recordar y tener presentes a los veracruzanos, oaxaqueños, chiapanecos, guerrerenses, pakistaníes, hindúes y demás, cada vez que bebamos un vaso de agua, nos bañemos, nos vistamos con nuestra propia ropa, hagamos una llamada telefónica o estemos junto a nuestra familia...

lunes, 3 de octubre de 2005

De la admiración...

"There's so much energy,

at last I can be free,

I am the person I was looking for"

Melanie C, Feel The Sun, Northern Star, 1999.

Ya decía el gran Goethe que para mantener vivo y bueno el espíritu creativo hay que escribir diario, sin importar qué ni cómo. Así que después de estar esperando una idea genial mejor me dispongo a seguir escribiendo, que si no, al paso que voy se me empolva este espacio y el poco público que hay se cansa de seguir regresando sin encontrar nada nuevo.

La admiración es un sentir especial y potencializador. En retrospectiva, siempre que he logrado un sueño en mi vida, ha sido gracias a la admiración hacia personas especiales.

Cuando tenía 17 años, admiré mucho a un profesor de Geografía, que en su materia nos daba historia, y a través del cual aprendí sobre las dos guerras mundiales, personajes históricos, sistemas políticos y muchas nociones nuevas para mí en ese entonces. Aún tengo un examen que me calificó con una nota de excelente examen, y me atrevo a decir que en ese entonces sabía mejor la historia de Asia que ahora.
Me acuerdo también cómo la mañana del 11 de septiembre de 2001, cuando ya era estudiante de licenciatura en el ITAM y regresé mi prepa para regalarle una jarabe de maple canadiense a mi queridísima Miss Lorraine Black (otra persona a quien admiro mucho por su ejemplo y por todo lo que aportó a mi vida), y fue él quien, preocupado, me comunicó la noticia de que un avión se había estrellado contra las torres gemelas de Nueva York, y hablamos muy profundamente.
Siempre dije que en el futuro me gustaría saber tanto y ser tan culto como el profesor Javier Noh, y mi amigo Víctor Montaño me decía, en ese entonces, que por supuesto el profesor era un hombre muy leído y tenía mucho mérito, pero que lo admirábamos porque estábamos en prepa, y que llegaría un día en el que estudiaríamos y tendríamos su mismo nivel de conocimiento. Me acuerdo muy bien cómo, para mis adentros, yo decía: Ojalá...no me importaría nada saber tanto, pero no creo.

Hoy, admiro a muchísimos cantautores, que tienen mi misma edad o que hasta son más jóvenes, porque tocan uno o más instrumentos, escriben sus propias canciones, tienen buenas voces, y están afuera dando conciertos y expresándose. Los veo por la televisión, y no puedo evitar sentir un deseo de convertirme en ellos, y nace la inspiración y la admiración. Admiro al profesor Stéphan Sberro, por su amplísimo conocimiento de todas las culturas, y no puedo creer que además tenga tiempo para conocer todo tipo de literatura y cine...Admiro a mi profesor Leonardo Mortera, por su voz, su dominio musical, su temperamento, su ética y capacidad de sacar sonidos extraños de mi caja torácica, ayudándome a interpretar y expresar emociones como nunca pensé que era posible hacerlo.


Tenía que liberar pronto mi servicio social para graduarme cuanto antes, así que busqué alguna opción que fuera fácil para mí los fines de semana.
Y el sábado pasado, cuando mis papás vinieron a verme al ITAM, algo me pegó: estaba dando clase de Historia Mundial Contemporánea y, mientras explicaba la ideología hitleriana, mientras advertía a los alumnos cómo jamás debíamos olvidar todo lo ocurrido en la segunda guerra para nunca repetirlo, me cayó el veinte; en ese momento, tratando de visualizarme desde la perspectiva de mis padres casi se me esconde la voz y no me sale, un sueño se hizo evidente y tangibleen mí: me había convertido en el aquél maestro que tanto admiré...

Fue emocionante, un grito interno de fuerza.
Hoy puedo decir que sí, que Víctor Montaño tenía razón, que estoy a la par que mi maestro Javier Noh, que domino también las lecciones de historia, y que además tengo la oportunidad de transmitirlas cada semana (estoy dando clases de preparatoria abierta para adultos como servicio social).

Cuando pienso si despierto o no la misma inquietud de conocimientos en mis alumnos, ya sea los del trabajo o los del servicio, de verdad me carga de energía la idea, no me cabe aún en la cabeza que pueda alguien admirar algo de esa manera en mí, me siento ignorante, y sospecho que así nos sentiremos todos toda la vida, conforme vayamos conociendo más y más...
Pero hoy, me doy una pausa para disfrutar que sin darme cuenta llegué a ser algo que en el pasado no creí...

Qué satisfecho estará Javier Noh de haber hecho un gran trabajo con nosotros, seguro que yo lo estaría si alguno de mis alumnos adultos (que trabajan y tienen el viento en contra para estudiar), llegaran en su momento a dar clases, y continuáramos la labor de transmitir a los que vienen atrás de nosotros: qué grande sería, y qué esperanzador es...

Me pregunto si algún día seré un gran cantautor, o a lo mejor alguien como Stépahn Sberro o Lenonardo Mortera. Hoy puedo decirlo: O j a l á ... No me importaría nada...