lunes, 3 de octubre de 2005

De la admiración...

"There's so much energy,

at last I can be free,

I am the person I was looking for"

Melanie C, Feel The Sun, Northern Star, 1999.

Ya decía el gran Goethe que para mantener vivo y bueno el espíritu creativo hay que escribir diario, sin importar qué ni cómo. Así que después de estar esperando una idea genial mejor me dispongo a seguir escribiendo, que si no, al paso que voy se me empolva este espacio y el poco público que hay se cansa de seguir regresando sin encontrar nada nuevo.

La admiración es un sentir especial y potencializador. En retrospectiva, siempre que he logrado un sueño en mi vida, ha sido gracias a la admiración hacia personas especiales.

Cuando tenía 17 años, admiré mucho a un profesor de Geografía, que en su materia nos daba historia, y a través del cual aprendí sobre las dos guerras mundiales, personajes históricos, sistemas políticos y muchas nociones nuevas para mí en ese entonces. Aún tengo un examen que me calificó con una nota de excelente examen, y me atrevo a decir que en ese entonces sabía mejor la historia de Asia que ahora.
Me acuerdo también cómo la mañana del 11 de septiembre de 2001, cuando ya era estudiante de licenciatura en el ITAM y regresé mi prepa para regalarle una jarabe de maple canadiense a mi queridísima Miss Lorraine Black (otra persona a quien admiro mucho por su ejemplo y por todo lo que aportó a mi vida), y fue él quien, preocupado, me comunicó la noticia de que un avión se había estrellado contra las torres gemelas de Nueva York, y hablamos muy profundamente.
Siempre dije que en el futuro me gustaría saber tanto y ser tan culto como el profesor Javier Noh, y mi amigo Víctor Montaño me decía, en ese entonces, que por supuesto el profesor era un hombre muy leído y tenía mucho mérito, pero que lo admirábamos porque estábamos en prepa, y que llegaría un día en el que estudiaríamos y tendríamos su mismo nivel de conocimiento. Me acuerdo muy bien cómo, para mis adentros, yo decía: Ojalá...no me importaría nada saber tanto, pero no creo.

Hoy, admiro a muchísimos cantautores, que tienen mi misma edad o que hasta son más jóvenes, porque tocan uno o más instrumentos, escriben sus propias canciones, tienen buenas voces, y están afuera dando conciertos y expresándose. Los veo por la televisión, y no puedo evitar sentir un deseo de convertirme en ellos, y nace la inspiración y la admiración. Admiro al profesor Stéphan Sberro, por su amplísimo conocimiento de todas las culturas, y no puedo creer que además tenga tiempo para conocer todo tipo de literatura y cine...Admiro a mi profesor Leonardo Mortera, por su voz, su dominio musical, su temperamento, su ética y capacidad de sacar sonidos extraños de mi caja torácica, ayudándome a interpretar y expresar emociones como nunca pensé que era posible hacerlo.


Tenía que liberar pronto mi servicio social para graduarme cuanto antes, así que busqué alguna opción que fuera fácil para mí los fines de semana.
Y el sábado pasado, cuando mis papás vinieron a verme al ITAM, algo me pegó: estaba dando clase de Historia Mundial Contemporánea y, mientras explicaba la ideología hitleriana, mientras advertía a los alumnos cómo jamás debíamos olvidar todo lo ocurrido en la segunda guerra para nunca repetirlo, me cayó el veinte; en ese momento, tratando de visualizarme desde la perspectiva de mis padres casi se me esconde la voz y no me sale, un sueño se hizo evidente y tangibleen mí: me había convertido en el aquél maestro que tanto admiré...

Fue emocionante, un grito interno de fuerza.
Hoy puedo decir que sí, que Víctor Montaño tenía razón, que estoy a la par que mi maestro Javier Noh, que domino también las lecciones de historia, y que además tengo la oportunidad de transmitirlas cada semana (estoy dando clases de preparatoria abierta para adultos como servicio social).

Cuando pienso si despierto o no la misma inquietud de conocimientos en mis alumnos, ya sea los del trabajo o los del servicio, de verdad me carga de energía la idea, no me cabe aún en la cabeza que pueda alguien admirar algo de esa manera en mí, me siento ignorante, y sospecho que así nos sentiremos todos toda la vida, conforme vayamos conociendo más y más...
Pero hoy, me doy una pausa para disfrutar que sin darme cuenta llegué a ser algo que en el pasado no creí...

Qué satisfecho estará Javier Noh de haber hecho un gran trabajo con nosotros, seguro que yo lo estaría si alguno de mis alumnos adultos (que trabajan y tienen el viento en contra para estudiar), llegaran en su momento a dar clases, y continuáramos la labor de transmitir a los que vienen atrás de nosotros: qué grande sería, y qué esperanzador es...

Me pregunto si algún día seré un gran cantautor, o a lo mejor alguien como Stépahn Sberro o Lenonardo Mortera. Hoy puedo decirlo: O j a l á ... No me importaría nada...

4 comentarios:

Dlx dijo...

Un día simplemente te habrás convertido en aquello que admiras,




sólo basta con que todos los días, actúes como si lo fueras.


"Actúen como si fueran libres", dijo Juan Pablo II.

Creo que ése es el secreto.

Anónimo dijo...

.....el público aquí sigue. Poco pero fiel a final de cuentas.
Además de ser un gran maestro eres un gran amigo, y a mis amigos los admiro por ayudarme dia a dia a vivir mi vida.
Así es que te admiro maestro.
Cuco

Nirav Kanodra dijo...

Hey 2 more posts added, but none are that funny, working on a funny incident, but i just want to get it right. But more pictures this time

JC dijo...

Y yo a tí Muradás, muchas gracias