martes, 11 de octubre de 2005

Sin Respuesta

Casi siempre trato de más o menos leer o escanear la lección que tengo que enseñar ese día, conocer todas las palabras, entender bien todos los conceptos, no vaya a ser que alguno de mis alumnos me pregunte algo que no sepa.

Me preocupan en especial los más pequeños, porque aún tienen esa idea ideal de maestro: ese que todo lo sabe y al que se puede hacer preguntas ilimitadas, lo cual es muy especial, pero también muy demandante, nunca quisiera mostrarme falible y decepcionar a alguno de ellos (por lo menos todavía no).
Hasta ahora siempre he salido bien librado, y la verdad es que ya son años de ser profesor. Todo es cuestión de un poco de seguridad y colmillo.

Pero ayer, una de mis alumnas consentidas me hizo una pregunta que no pude responder, y que sigue retorciéndose entre todos mis rincones, buscando explicaciones perdidas.

Por obvias razones, siempre que puedo, donde quiera que esté, me pongo a cantar. Y así, mientras todos resolvían un ejercicio, Carola (11 años), de la nada, me preguntó:


And why aren't you a singer instead of a teacher?

No supe cómo contestar, no encontré palabra alguna que decir. No tuve ni un sí, ni un no - ni un maybe -, le fallé a mi alumna. Y todo es, porque en primer lugar, me he estado fallando a mí mismo toda la vida.

Y se está convirtiendo en mi discurso tradicional. Soy ese que tiene bien identificada su pasión pero que no sigue sus sueños. El que se queja de la vida impidiéndole lograr sus objetivos, cuando de entrada sabe que nunca luchó bien por ellos.
Se está transformando en esa característica tan mía que me explica ante el mundo y me distingue de los demás. A veces siento que de no ser por mis vocaciones frustradas, nunca hubiera concebido lo mejor que he compuesto.
Y me estoy encontrando socialmente aceptado en ese papel, porque habemos muchos que hemos preferido no-hacer lo que nos gusta. Nos traicionamos a nosotros mismos, y nos identificamos unos con otros. Hemos preferido quedarnos tras la línea de la comodidad infeliz , y no aventarnos a traspasar la línea del riesgo y la felicidad.

Está muy claro el problema y es muy explotable desde el punto de vista artístico... No así la solución.

Y por eso, a veces, no tenemos respuestas.

2 comentarios:

Dlx dijo...

o_o

Mich dijo...

No es que no existan las respuestas, sino que a veces es mejor olvidarlas...