viernes, 27 de enero de 2006

Grandes sueños

Soñé que estaba en Cuernavaca, y me subía a un taxi donde estaba Don Gabriel García Márquez. Hablamos del placer adictivo y masturbatorio de escribir; de nuestros países amados por puro gusto y sin imposiciones: Colombia y México, y de nuestro deseo de verlos arriba donde han de estar; de nuestro gusto compartido por las rancheras, el vallenato, el tango, un buen cigarro y las guayaberas. Mientras me mordía la lengua para parecer sereno y aguantarme la emoción de conocerlo, aproveché para preguntarle de primera mano muchos secretos de sus personajes que me hacía prometer llevarme a la tumba o contarle sólo a mis hijos varones. Me regaló una pintura negra de zapatos para paracerse más a Juvenal Urbino, aunque yo reconocía que me hubiera gustado ser más bien Florentino Ariza. Me despedí con cariño como un nieto que se despide de su abuelo y mientras el taxi se iba lloré un hilito, agradecido...
Después soñé que mis dedos de la mano izquierda eran muy fuertes, así que tocaba una flamante guitarra lujosísima de madera excepcional con unas pisadas impecables. No sé por qué no fumaba, así que la voz me salía perfecto, pero no gritaba como cuando siempre canto, sino que cantaba a volumen ligero, porque tenía un micrófono plateado hermoso, concectado a un ampli poderosísimo. Y había gente en la sala y les gustaba...
Así que al despertar a esta realidad, tan opuesta a los dulces sueños, deseos desaforados que tan vívidamente viví esta noche, estoy listo a vivir la rutina, el trabajo, la lectura obligada, con mucho gusto. Ya tuve mi gran dosis de realización mientras dormía. Gracias Don Gabriel, gracias posibilidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Grandes sueños! No solo dormida sino despierta. Y son esos maravillosos sueños por los que se vive, y estoy convencida que con lo que hacemos podemos acercarnos un poquito a ellos.
SIGUE SOÑANDO JESÚS y no te desesperes al ver la realidad, aprovéchala para acercarte a lo que quieres.

Nessa Yávëtil dijo...

Alguna vez una persona brillante (http://exp-626.blogspot.com)dijo que leer un libro era como tomarse un café con un genio. ¡Qué genial realmente tomar el café con el genio! Un sueño de ese calibre le da ánimos a cualquiera.

Julieta