lunes, 30 de noviembre de 2009

Lo que importa (Reflexiones tras coincidir con don Jordi Pujol)



Confieso que soy (era) un arrogante y un narcisista. Siempre pensé que era preferible ser así a ser un agachón. Fue así como la vida lo notó y decició poner a prueba mi humildad estos tres días pasados, en los que trabajé en Acapulco como parte de la producción que inauguró el Hotel Encanto. Visítenlo. Estuve pues en contacto con una ola de egos, intereses y modales que me pusieron mentalmente al límite en un momento en el que el calor y el esfuerzo pueden también con el físico. Y - ahí humildemente - superé la prueba.
El sábado por la mañana, coincidí con don Jordi Pujol i Soley.
Sí.
Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio, y coincidir. Fortuna de coincidir con un hombre más grande que su propia existencia, un hacedor de historia, un defensor de la democracia. Alguien que en verdad luchó por su cultura e ideales y venció. De repente me lo topé...Ahí estaba, caminando junto a mí. Quería decirle eso: un honor conocerlo y huír de su campo de visión para no importunarlo.
Pero no me atrevía. Asumí que de manera natural sería arrogante: Un hombre mayor, millonario, poderoso, durante un día de descanso, en sus dominios.
Fue él quien sorprendentemente dijo el primer "Buenos días". Supuse que sería un buenos días, un placer conocerlo, hasta luego. Pero no. Él tuvo curiosidad por saber sobre mí, ingenuidad por asumir que yo desconocía quién era él; gracia para intercambiar impresiones sobre México, España, familias, climas y gustos. En suma, demostró una humildad apabullante. Fue literalmente un gran placer conocerlo. Aprendí de un gran maestro y desde ahora desprecio la arrogancia.

La arrogancia no distingue lo que importa.
Lleva la atención hacia lugares poco convenientes: críticas, altiveces, percepciones erróneas, detalles irrelevantes.
Lo que importa es la gente (el coincidir). La risa de mi hermana cuando mira reír a un perro. Los atardeceres en los que el sol se hunde en el mar de Acapulco. Las letras descuidadas de mi madre enviando bendiciones a través de un teléfono móvil. El agua de jamaica con un toque de gengibre y canela. Los ojos de amigos y familia que intentan mirarse a distancia a través del Twitter y el chat. La buena educación, la cortesía, los modales y los buenos días, que en definitiva: me encantan. El reconocimiento al esfuerzo y la atribución de los triunfos al equipo. Lo bello, lo viejo y lo trascendente. Y lo similar.

Todo lo demás, se puede ir mucho a la chingada.

...

jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Te sobran $15,300 pesos más gastos de envío?

Siempre pensé que sería interesante que mi mascota tuviera otra mascota. Así, con base en su rendimiento para con su animalillo, yo me portaría con ella. Y parece que la oportunidad ya está aquí. La nueva moda en mascotas viene desde el Reino Unido, donde los micro-cerditos están causando furor. Jane Croft ha creado una línea de pequeños cerditos diseñados para caber en una taza de café. Si se te antojaba tener un cerdo como mascota, ahora ya es posible en términos de espacio y practicidad: tu habitación (por muy reducida que sea) es como un gran patio para ellos, son increíblemente limpios, no tienes que llevarlos a pasear porque es fácil entrenarlos para ir al baño, sus vocecillas son tan pequeñas que casi no hacen ruido y no sueltan pelo.
Recordemos además que los cerdos son una de las especies más inteligentes y parecidas al hombre.
Lo único malo, un micro-detalle: aunque viven en promedio 18 años, cuestan 700 libras cada uno.
Ni modo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El 28

Emulando a la Galle, he aquí mis 28 en mi cumpleaños No. 28:

1. QUIERO MÁS. No se si me lo merezca, pero mi vida ha sido verdaderamente maravillosa y deseo muchos más años, cuantos más mejor, para seguir viviendo. Es más, para terminar todo lo que ya inició, no me queda ya tiempo suficiente.

2. Sí estoy feliz, pero al mismo tiempo estoy muriendo de nostalgia y melancolía. Hay muchas cosas que debí haber hecho y no hice, muchas cosas en el tintero, mucha gente que ya no está. Esta puta panza cervecera tiene que irse antes de cumplir los 30.

3. No tengo miedo a morir. La vida me enseñó en 28 largos años que no siempre puedes tener lo que quieres, que a veces te toca y te te aguantas y te jodes. Así que si lo que me toca es morirme, venga.

4. Lo único constante en mi vida es México. Mi amor más fiel sin duda. Con todo y con todos (hasta con mi hermana a quien amo con locura) he tenido por lo menos un periodo de discordia o desencanto en la vida. Con México no. Lo adoro con la misma fuerza que desde niño, es algo instintivo, más grande que yo. Amo México, soy México, vivo por México y sin México no sería nada. A mí este país nunca me ha decepcionado, sólo me ha colmado de alegrías y bendiciones. Si es que un día me decepciona estoy dispuesto a perdonarlo. Le estoy agradecido. Se lo merece.

5. Por lo menos desde hace cuatro años, no habido ni un sólo día en que no recuerde a mi abuela. Quizás está más presente que cuando estaba viva. Me duele mucho pensar en esos intervalos de dos o tres días en los que de niño no le llamé por teléfono para saludarla. Todavía tengo noches en las que me entran ganas de morir a ver si me reencuentro con ella. El tiempo pasa y no la supero.

6. Ya quedamos que soy de México, y que mis raíces están en Europa, donde hasta la fecha he vivido meses mágicos. Ya inicié una relación extraña con Asia, que espero continúe y sea deliciosa. Me urge que llegue eso para proseguir con Medio Oriente y vivir un tórrido romance con África. Quizás al final, una canita al aire con Oceanía no estaría mal.

7. Estoy feliz por vivir de mi cerebro. Tengo que cuidarlo porque sin él no tengo un trust fund, ni familia adinerada, una esposa que me mantenga, ni nada de eso. Las chambas en las que he estado las he mantenido por mi trabajo y esfuerzo. No sé en el futuro, pero de momento, no me ha caído nada de gratis. Cerebro es a El que Escribe lo que
nalga es a Jennifer Lopez.

8. Mi número es el 8. Nací un 18 en el 81. Siempre hay ochos e infinitos en mi vida. Soy fan. Un ocho es un guiño de Di*s. Y ya que tengo 28, pensemos que tengo dos veces ocho.

9. Ah sí, nací en la del Valle y estoy orgulloso de mi barrio. No tan extremo, pero mi historia personal sí es bastante tipo Jenny from the block, I used to have a little now I have a lot. True story, en cines próximamente.

10. Esperé tres años para tener el DVD de La Última Mirada. La busqué por todas partes. Escribí a la casa productora, fui a Mix-Up, a Gandhi, a Sanborns. A todas partes. Hoy, una gran amiga me lo regaló. Qué emoción. La cereza en este pastel: Haber podido contarle esto mismo a Patricia Arriaga Jordán, la escritora, directora y productora de esta obra. Qué foerteee.

11. Uff, ya me estoy sintiendo muy narcisista. (Lo soy, pero faltan 17 puntos más, ya de aquí en adelante me voy rápido).

12. Uhm...Mi tipografía favorita está entre Bleeding Cowboys y Gill Sans.

13. Hoy es el penúltimo capítulo de XY, me lo perderé sólo porque mi cumpleaños cayó en miércoles.

14. El mejor pastel de cumpleaños es un Kremuvka, y como eso sólo se consigue en ciertas partes de Cracovia, la segunda mejor opción es el Sacher Torte que hace la pastelería Kranzkuchen en la Col. Álamos de la Ciudad de México (Ni el Sacher del hotel Sacher en Viena está tan rico).

15. Nunca me han hecho una fiesta sorpresa. Cada que llego de viaje y dejo mis maletas en el suelo me espero a todos mis amigos saliendo de detrás del sofá y gritando SORPRESAAAA. Pero eso no ha ocurrido, gracias.

16. Si es comestible no sólo puedo comerlo, sino que me encanta.

17. La vida sin chicharrón prensado, pastor y/o tocino, sería más fácil porque no estaría gordo, pero sería francamente un asco.

18. No, no mamen, lo dejamos en 18. Les debo las diez que siguen, si es que alguien sigue leyendo. Ah: Be careful what you wish for, alguien me deseó feliz cumpleaños, y en efecto, estoy FELIZ. Un beso grande.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Esos paisanos en Berlín

















East Side Gallery, restos del Muro de Berlín.

Pude haberlo escrito yo. Para mí también fue un sueño.

...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Shakira siempre fiel (entre otras cosas)

Sólo una vez en la vida me fui de pinta: en 1998. Digital 99 recibió una copia de todos los dibujos a lápiz que hacía en ese entonces y (qué oso goei) descubrió que era yo uno de los mayores fanes de Shakira en México en ese entonces, cuando acababa de salir ¿Dónde están los ladrones? así que me otrogó el merecido premio de irla a conocer en persona. Fue así como fingí que iba a la escuela (obvio mis padres nunca sospecharon nada, siempre fui ñoñérrimo), tomé el metro y me dirigí al Toks de Polanco a devorar molletes mientras esperaba pacientemente la hora de verla en carne y hueso. True Story: Me cantó (a mí, a mí, a mí) la canción de "" con su guitarra. Histórico. Era ya desde aquella época hermosa y bajita, con esas espirales estrechas de colores recubriendo mechones delgados de su pelo negro. Me abrazó muy lindo (su cara a la altura de mi esternón) cuando vio todos esos dibujos de ella que hice. Neta estaban excelsos, no sé por qué se los regalé todos. Qué burro. Espero que mínimo hayan llegado a un bote de basura de Barranquilla Colombia y no automáticamente se hayan quedado por ahí en un bote de basura del Hotel Marriott del D.F. Uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida fue el de Shakira en el foro Sol en mayo de 2007. Está hermosa, es encantadora y además, seas quien seas, te sabes el 80% de las canciones si es que has vivido en Hispanoamérica. Fue saliendo de allí donde compré una fina y piratísima taza donde ella se ve muy acá.
La usé para tomar café en la embajada asiática donde trabajaba entonces, cuando era un gordo desconocido y de bajos recursos. Han de saber que mis coworkers de antaño SORBEN el café cual osos hormigueros, por lo que, cuando descubrí que no respetaban la propiedad privada en la oficina y que de cuando en cuando se echaban su cafecito instantáneo en MI taza, dejé de usarla. Un buen día - así a lo salvaje - decidí dejar atrás la grasa, el anonimato y la pobreza y me largué de allí. Y así fue. No había reparado en la cantidad de procesos internos que he ido viviendo (la mayoría de los cuales están reseñados en este blog). No había reparado en la taza de Shakira.

El jueves, por razones sorprendentemente extrañas y buenas (Si es que, nunca sabemos lo que va a pasar en nuestro futuro porque la vida juega tan irónicamente que nunca creeríamos lo que está a punto de ocurrirnos) volví a ese asiático lugar y allí estaba, reluciente, la pobre. Al parecer - y contrario a lo que yo creía - en esa oficina no sólo se quedó una taza mía. También dejé atrás amigos y (¡!) una impresión sobre mi trabajo bastante decente.

Ha pasado tanto tiempo. La huella del envejecimiento, el cambio y la evolución no sólo está en nuestras nuevas patas de gallo ni en nuestra creciente incapacidad de soportar las mañanas de resaca: también está en nuestros ídolos.
Shakira es ahora rubia y más loba que nunca. Sólo han pasado dos años. Dos grandes años en los que, aunque de repente se me olvide, ni Shakira ni la buena fortuna me han abandonado. Aplausos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Añoranzas tras 20 años de la caída del Muro de Berlín

Extraño a Berlín como se extraña a una amante de noches furtivas. Echo de menos sus calles igual que un hombre casado recuerda las piernas de la última mujer con la que estuvo antes de consagrarse a su esposa.
Cuando elegí esa ciudad para viajar antes de incorporarme a la vida laboral (que, efectivamente, no permite los viajes largos) yo sabía que Berlín era algo pasajero, que eventualmente debía regresar a México. He pasado tres años extrañando su respiración sobre mí y encontrándome a mí mismo perdido mojándome los labios como quien recuerda esas noches de pasión perfectas en las que los cuerpos parecen haber provenido del mismo material y estar hechos en medida, textura y dimensión rigurosamente uno para el otro. Así fue con Berlín, que está hoy de celebraciones.
Cuando lo conocí era ya desde hacía tiempo libre: mucho más libre que yo mismo, aunque aún dividido por un muro invisible. Aún existen los ossies, los wessies y los orgullos arcaicos; pero también existe el miedo al nacionalismo, la carga incómoda de la herencia del exterminio, la mesura y el respeto en los comentarios en público, los judíos berlineses, los turcos berlineses, el alcalde abiertamente homosexual, los kebaps y los curry-wurst por doquier. Hace tres años estaba allí, aún fundido en un abrazo con la ciudad entera, acariciando el lomo del pobre y viejo muro que cumplía años de haber sido derrumbado.
Fue así como - al igual que miles de ciudadanos del mundo desde hace 20 años - me lo crucé de un lado a otro y patée todas sus calles de este a oeste, ida y vuelta cientos de veces y de punta a punta. Y amé cada extremo y cada porción del cielo sobre Berlín, porque justamente ahí fui libre como nunca antes y como hasta ahora.
Berlín estuvo dividido, conteniendo durante veintiocho años los deseos de todos los cientos de miles - un recuerdo para Peter Fetcher y las 192 muertes - que quisieron cruzarlo, reprimiendo tanto amor que cuando se derrumbó el muro la ciudad se desbordó como nunca antes algo se había desbordado en la historia. Todavía a mí, que llegué 17 años después me tocó abundancia, libertad, seguridad y tolerancia. Y por eso, desde aquí con gratitud, celebro también este glorioso día.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Contra el Jalogüín (Del por qué Cuco es un genio)

(Post modificado a partir de una crítica de Plaqueta)
Casi siempre dos son mejor que uno. Siendo regidos por años de 365 días, ¿Por qué no tener tantas fiestas como sea posible? Así es como hace unos años abracé esa jodida y artificialmente creada fiesta del Jalogüín. ¿Qué mejor que celebrar el milenario Día de Muertos Y el nuevo Jalogüín? Pero eso se acabó.
La nueva preocupación es que en México, la tierra de la emoción y planeación de las ofrendas de muertos, este año todos parecieron estar más emocionados buscando cómo iban a disfrazarse mientras cargaban calabazas. Un poco triste, ya que - aunque a muchos se nos olvide -, no somos gringos y a pesar de que seguramente a muchos les sorprenderá enterarse, no nacimos en Nueva York. Por tanto, por favor recuerden que no están obligados a comprar excedentes de producción de material jalogüinesco extranjero y nadie les va a decir nada ni a mirar mal si compran los elementos mexicanos típicos del maravilloso Día de Muertos.
No estoy en contra de la celebración de fiestas de otras culturas (al contrario), estoy en contra de la sustitución de hermosas tradiciones propias por modismos extranjeros. Si quedamos que podíamos tener las dos, ¿Por qué aniquilar una?
Mi opinión personal: Sí a las calaveras de azúcar y chilacayotes, no a las calabazas. Sí al recordar a los muertos con honor, no a pensar en sierras eléctricas y garras de metal en llamas. Sí a las flores de Cempasúchitl y el copal, no a las telarañas y las uñas de bruja. Sí al pan de muerto recién horneado y al chocolate y al piloncillo; no a los
cupcakes o a las calabazas de plástico hechas en China rellenas de M&M's.
Mi amigo Cuco se casó el 31 de octubre. Genial idea. Así, cada que lo inviten en el futuro a disfrazarse para jalogüín, él podrá zafarse de tan esperada ocasión fácilmente: será su aniversario de bodas. En lugar de tener que vestirse como el tipo de
Twilight, él va a poder disfrutar un buen pan de muerto e irse tranquilo a cenar a media luz con la mujer que ama. Eso es saber vivir. Felicidades genio.
.