Problemota

"Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo, y sabiduría para discernir la diferencia"- Mi nuevo mantra, la oración de la serenidad

"Ignorance is bliss" - Sabiduría popular gringa

Tengo un problemota. Y es que en estos momentos de hipersensibilidad y flaqueza emocional, si un dealer colmilludo me encuentra, en una de esas logra venderme una línea o dos.

Mi problema es que me quiero mucho. Demasiado. (Awwww) Todo artista que se precie tiene que tener un ego de tamaño acorde. Después de todo, ¿cómo vas a prender a una multitud en un escenario si en el fondo no piensas "Buenas noches, ya llegué, prepárense para alucinar como nunca antes"? ¿Cómo puedes escribir algo si en el fondo no crees que eres lo suficientemente bueno con las manos - para escribir, digo - como para que alguien más se detenga a leerte?

El punto es: si me considerara estúpido, si no estuviera consciente de mis capacidades, sería enteramente feliz en este trabajo. He regresado a la embajada asiática. Con un ejemplo imagínense el resto: cuando llegué, había un asiático en mi lugar. Signo inequívoco de que nadie dijo "Ah es que en febrero va a regresar ese carnitas". Total que, recién instalado en la catafixia que nadie quiso (la oficina donde se guardan los cachivaches, la morralla, las cosas inútiles y despreciables, etc.), estoy rezando la oración de la serenidad. Porque lamentablemente, tengo un concepto muy alto de mí mismo, que me impide sentirme bien con un trabajo en el que no me valoran.

Eso sí, esta "nueva oficina" tiene vista al edificio de la bolsa y al recién inaugurado Reforma 222, así que cuando estén de compras por ahí, volteen hacia mi ventana y saluden con la mano. Igual y - si no estoy muy ocupado con todas estas chinerías - los invito a tomar café instantáneo oriundo del país de la embajada en la que trabajo.