Nacho Cano
"Everybody look at me, me, I walk in the door you start screa-ming.."
Nelly Furtado
Una de las cosas que más me han fascinado siempre es el concepto de embajada. Me encanta pensar que al visitar una estás pisando oficialmente territorio de otro país, estás oficialmente abandonando un territorio y cruzando una especie de frontera para llegar a otro. Y te sujetas a sus leyes. Me gusta imaginar que – bien organizado y un día que no haya mucho tráfico – se puede en un mismo día estar en Canadá, China, Brasil y Turquía, haciendo de repente pausas para comer unos tacos en cualquier esquina.
Cuando me gané el Rival Más Débil, me compré por capricho una playera caríiiiisima, como de rockstar negra estampada al frente muy a lo Antichrist Superstar, pero con aplicaciones de hilos negros que le cuelgan. Increíble (según yo). Sólo me la puse tres veces, y desde entonces nunca más encontré un lugar adecuado para usarla.
Así que ayer, cuando después de un buen día de descanso leí mi correo y ví una invitación al DFashion, supe que me estaban regalando el pasaporte para salir de México un rato, cruzar una especie de frontera y entrar al encantadoramente asqueroso mundo de la moda (Primavera/Verano 2008). Era ahora la oportunidad perfecta para ponerme lo que me viniera en gana, total: todo hace moda y a la tierra que fueres, haz lo que quieres. Antes de abandonar México, mi madre me dijo “oye ese arete negro te lo quitas ahorita, cuando estés ahí adentro te lo pones y al salir te lo vuelves a quitar eh”. (¡!!!)
Y así andaba yo. Una especie de wannabe rockstar fashionista y/o metrosexual de la Colonia del Valle-Centro, feliz a ver a todos posando. Mujeres guapérrimas, argentinos competencia, mugrosos neo-punk, hipsters, viejototas mamonas, prendas brillantes, accesorios chingonérrimos, neo-preppies, músculos, huesos, payasos vestidos tipo Heatherette re-feos... Todo y todos en perpetua pose.
Nunca había estado en un evento así y me llevé dos sorpresas: 1. Definitivamente en México sí existe la moda – moda bien hecha y organizada - y de hecho hay muchos fashion victims, lo que pasa es que en mi mundo corporativo nunca me los encuentro y 2. Conozco a más gente en esos círculos de la que pensaba, temía estar solapa todo el rato pero ni bien llegar ya estaba saludando a un par de conocidos.
Me encantó el desfile de Morgana, firma 100% mexicana que diseña solamente en blanco y negro (o sea lo mío), y hubo un par de chamarras usables que vi en pasarela que se han convertido ya en mi nuevo objeto de deseo. Muy recomendable para quien quiera apoyar la buena moda mexicana, además de que Emiliano y Mauro, dos de las mentes detrás del espectáculo, se portaron como excelentes anfitriones.
Y así adopté a mi manera esa maravillosa corriente fashion que invita a mezclar y combinar estilos, y - entre flash y flash; y conversaciones pre-grabadas tipo “mucho gusto soy la editora de washaguá /besito muá muá/, te prometo que tu empresa va a la portada de mi revista qué chido concepto te prometo que te shamo o te e’cribo sale bye” - me dejé llevar por el eclecticismo alcohólico y me eché mis Stolichnaya, martinis de Canderel, martinis Hershey’s (mmmh), chupes de tequila, chupes hechos con Perrier, y en general todo aquel vaso mamuco que me pusiera un mesero en la mano cortesía de los generosos patrocinadores. Y no aluciné: entregué unos cuántosanillos a celebridades y se lo presenté a muchísimos socialités que conocía por las revistas que lee mi madre (la neta, todos se ven mucho peor en persona), y me la pasé muy bien con dos viejos amigos que resulta, ahora son pareja.
Al final, ya sin pasaporte, me di cuenta que había perdido mi arete negro al querérmelo quitar , y así tranquilo me dispuse a regresar a las calles de México…
Cuando me gané el Rival Más Débil, me compré por capricho una playera caríiiiisima, como de rockstar negra estampada al frente muy a lo Antichrist Superstar, pero con aplicaciones de hilos negros que le cuelgan. Increíble (según yo). Sólo me la puse tres veces, y desde entonces nunca más encontré un lugar adecuado para usarla.
Así que ayer, cuando después de un buen día de descanso leí mi correo y ví una invitación al DFashion, supe que me estaban regalando el pasaporte para salir de México un rato, cruzar una especie de frontera y entrar al encantadoramente asqueroso mundo de la moda (Primavera/Verano 2008). Era ahora la oportunidad perfecta para ponerme lo que me viniera en gana, total: todo hace moda y a la tierra que fueres, haz lo que quieres. Antes de abandonar México, mi madre me dijo “oye ese arete negro te lo quitas ahorita, cuando estés ahí adentro te lo pones y al salir te lo vuelves a quitar eh”. (¡!!!)
Y así andaba yo. Una especie de wannabe rockstar fashionista y/o metrosexual de la Colonia del Valle-Centro, feliz a ver a todos posando. Mujeres guapérrimas, argentinos competencia, mugrosos neo-punk, hipsters, viejototas mamonas, prendas brillantes, accesorios chingonérrimos, neo-preppies, músculos, huesos, payasos vestidos tipo Heatherette re-feos... Todo y todos en perpetua pose.
Nunca había estado en un evento así y me llevé dos sorpresas: 1. Definitivamente en México sí existe la moda – moda bien hecha y organizada - y de hecho hay muchos fashion victims, lo que pasa es que en mi mundo corporativo nunca me los encuentro y 2. Conozco a más gente en esos círculos de la que pensaba, temía estar solapa todo el rato pero ni bien llegar ya estaba saludando a un par de conocidos.
Me encantó el desfile de Morgana, firma 100% mexicana que diseña solamente en blanco y negro (o sea lo mío), y hubo un par de chamarras usables que vi en pasarela que se han convertido ya en mi nuevo objeto de deseo. Muy recomendable para quien quiera apoyar la buena moda mexicana, además de que Emiliano y Mauro, dos de las mentes detrás del espectáculo, se portaron como excelentes anfitriones.
Y así adopté a mi manera esa maravillosa corriente fashion que invita a mezclar y combinar estilos, y - entre flash y flash; y conversaciones pre-grabadas tipo “mucho gusto soy la editora de washaguá /besito muá muá/, te prometo que tu empresa va a la portada de mi revista qué chido concepto te prometo que te shamo o te e’cribo sale bye” - me dejé llevar por el eclecticismo alcohólico y me eché mis Stolichnaya, martinis de Canderel, martinis Hershey’s (mmmh), chupes de tequila, chupes hechos con Perrier, y en general todo aquel vaso mamuco que me pusiera un mesero en la mano cortesía de los generosos patrocinadores. Y no aluciné: entregué unos cuántosanillos a celebridades y se lo presenté a muchísimos socialités que conocía por las revistas que lee mi madre (la neta, todos se ven mucho peor en persona), y me la pasé muy bien con dos viejos amigos que resulta, ahora son pareja.
Al final, ya sin pasaporte, me di cuenta que había perdido mi arete negro al querérmelo quitar , y así tranquilo me dispuse a regresar a las calles de México…
4 comentarios:
hey... pues que bueno que te gusto! la verdad yo me puse de malas con tanto problema de producción, a esos eventos ni hay que pensar como ir vestido, te pongas lo más ridiculo de tu closet igual vas a ser de los mas normalitos en esos eventos; la gente cree que lo fashion es lo mismo que lo ridiculo y por eso me caga!
tu negocio es un hit!!!
Te mando un beso y estoy segura que nos estaremos viendo, opr lo pronto nos leemos!
nice post
Sabias que MORGANA estuvo presente en mi muy fancy Black and White Farewell Party?
Que bien que se deje empapar de vez en cuando por el mundo de la pose y de la moda. Seguramente eso debe ser excelente para el negocio.... Mucho exito!
Fashion McPoet! Auuuch! ;)
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