martes, 3 de abril de 2007

De cine y por Guillermo Arriaga

"El búfalo de la noche va a soñar contigo - dijo -. Trotará junto a ti, oirás sus pisadas y su aliento. Olerás su sudor y se te acercará tanto que casi podrás tocarlo. Y cuando el búfalo decida atacarte, te despertarás en la pradera de la muerte.
Entonces dejarás de burlarte, hijo de la chingada."
Guillermo Arriaga: El búfalo de la noche, Editorial Norma, 2006.
El mes de marzo, me encontré con mi gran ídolo Guillermo Arriaga en la portada de la Revista Chilango, que me encanta por cierto. El reportaje principal cubría la ruptura de la simbiosis más afortunada que ha tenido el cine mexicano actual: la que Arriaga sostuvo con Alejandro González Inárritu (director). De allí vienen Amores Perros, 21 gramos y Babel.
Me hirvió la sangre al leer una carta en la que González, junto con otros miembros del elenco de Babel, se dirigían a Arriaga para reclamar una "injustificada obsesión por reclamar la sola autoría de la película".
Quizás porque aspiro a ser escritor, creo que es hora de reconocer y defender a Arriaga. El escritor está encargado de parir al niño. Que se necesite mucho para hacerlo crecer y convertirlo en un hombre de bien, es otro asunto. Pero sin padre que engendre al escuincle - sin hijo -, no tiene sentido ni el tutor, ni el profesor, ni el desarrollador, ni el perfeccionador. El gran intérprete no puede demostrarse sin una canción. No se puede preparar un buen taco si alguien antes no ha hecho la tortilla. Y Arriaga es la materia prima, el que genera la potencia para que ésta se convierta en acto, el primero: el escritor. ¿Qué hubiera sido de Iñárritu sin la historia de Amores Perros? ¿Qué hubiera podido hacer Tom Tykwer sin Süskind? ¿Scorsesse sin Pileggi (Good Fellas)?
Recordemos la mejor película de Arriaga por mucho: Los Tres Entierros de Melquíades Estrada, ganadora de la Palma de Oro 2005, dirigida por...Tommy Lee Jones. Justo ahí la prueba de que una obra genial puede ser retomada por distintos directores, pero no todos los intérpretes tienen la versatilidad para ejecutar todo. Dirigir una historia de Arriaga, es pisar blandito dada su riqueza literaria, lo cual siempre va a hacerla más fácil de llevar a la pantalla, como si de un detallado - y de paso artísticamente humano - instructivo se tratara.
Que González Iñárritu pose feliz para las tapas de revista, sin saber que las portadas son tan efímeras como probablemente lo serán sus próximas películas (ojalá me equivoque, por el bien del cine mexicano), mientras que las historias y los mensajes que Arriaga a través de su dirección ha legado a nuestra generación - y por tanto debe ser acreditado - permanecerán por siempre, es lo de menos.
Lo que encabrona es el cinismo de González utilizando cobardemente una revista para atacar a Arriaga, quien busca el crédito (y la remuneración económica) que legítimamente le corresponde por haberle puesto en la boca a Iñárritu, y no a otro director, la sustancia que hoy lo hace caminar por las alfombras rojas del mundo y sonreír junto a Brad, Cate y Gael para los paparazzi.
El reconocimiento a Guillermo Arriaga está en nosotros, los que hemos sido conmovidos por las historias, a los que nos interesaba más ver en Babel a Mariana (personaje inicial de una española que quería verse haciendo el amor antes de quedarse ciega) que a una Harajuku girl japonesa sordomuda, producto de una clara intención de marketear mejor un producto para recaudar más a pesar de distorsionar una historia (lo que naturalmente fue idea de Glez. Iñárritu). Los que lloramos por Melquíades, los que leemos lo que escribe y nos esperamos a su crédito en algún lado de la película, porque sabemos que era él el que estaba detrás. Los que no olvidamos a los personajes, sin importar quién los interpretó. La prueba nos la dará el tiempo con El búfalo de la noche, que sin ser la mejor historia de Arriaga, está cargada de suspenso y onirismo, dirigida por un tal Jorge Hernández Aldana.
Directores - como González Iñárritu - muchísimos, guionistas buenos pocos, escritores - como Arriaga - menos. Lo veremos.
"...Detesto también a la gente pusilánime. Admiro a los intensos, a los que van con todo, a los que no se detienen ante nada: a los hombres y mujeres que dejan pedazos de piel por donde caminan."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No podría estar más de acuerdo contigo!

Yo siempre he dicho que el verdadero genio detrás de la trilogía Amores Perros/21 Gramos/Babel es Guillermo Arriaga.

"El escritor es la parte más alta de la creación. El inventa el mundo. El director sólo interpreta."

Arriaga no necesita un Oscar, no necesita alfombras rojas, portadas de revista, entrevistas, ni mucho menos la fama y la fortuna de la que ahora presume el Negro, el sólo busca el reconocimeinto que tiene bien merecido por ser uno de los mejores escritores del momento.

Sentí la misma rabia y coraje al leer el artículo y sobretodo la carta del equipo de Babel para Arriaga y que vergüenza que gente que yo admiro profundamente, como Gael, Gustavo Santaolalla o Adriana Barraza, la hayan firmado!

Pero, como bien dices, el reconocimiento a Guillermo Arriaga está en nosotros los que una y otra vez quedamos profundamente conmovidos con sus historias.

TEAM ARRIAGA!!! TEAM ARRIAGA!!!

Enrique R dijo...

Andale! Gael te falló! Espero que sea la última vez.

Pues ya veremos quién es mejor: el escritor o el director. Pero no se estresen gente, siento que toda esta temporadilla en la que el cine mexicano tuvo mucho "exposure" al Negro lo eclipsó el Laberinto del Fauno, ESCRITA Y DIRIGIDA por la misma persona.

Enrique R dijo...

Hey! Gracias por linkearme!

Penelope... dijo...

Yo también señores, a los dos!
Gracias por los links!

Babel está en cartelera por aquí. Hoy amaneció lloviendo y con todo el aburrimiento de feriados largos, así que parto al cine; y si resulta como Amores Perros o 21 Gramos, me uno al club.