lunes, 19 de febrero de 2007

México Dé eFe - Mexico City - Мехико - Mexico - Cittá del Messico - Mexiko Stadt - 멕시코 - Meksyk - Cidade do México - Mexico-stad - Meksikon kaupunki

"Estoy escribiendo esto al final de un hermoso día en la Ciudad de México [...] El cielo aquí puede ser azul obscuro algunos días, grisáceo otros o sepia y contaminado. Esta es una ciudad de contrastes. Quizás eso es lo que más amo: que nunca es uniforme. Y nunca perfecta. Puede ser la más bonita o las más fea, y a veces ambas al mismo tiempo [...] Mis lugares favoritos no están listados en las típicas guías de turistas. Amo las panaderías, donde puedes encontrar pan recién horneado desde la mañana hasta la noche. Amo los extraños colores de las casas, que nunca combinan entre sí. [...] Amo el lenguaje de mi ciudad - maldecir en chilango (aquellos nacidos en la Ciudad de México son llamados chilangos), insultar a alguien con un Chinga tu madre. Amo a la gente de mi ciudad. Contradictorios como el infierno. Fuertes, generosos, optimistas, herméticos, amables, agresivos. Todos aquí pelean por ganarse la vida [...] La carne y hueso de mi ciudad. Amo el hermoso desorden, el sentimiento de que mi ciudad siempre está viviendo en el límite. Es una ciudad con espíritu, con carácter. Una ciudad con pulso, un feroz latido. Una ciudad donde puedes oler, tocar, sentir humanidad. Mi ciudad."
Guillermo Arriaga, cazador y escritor - de la prodigiosa Los Tres Entierros de Melquíades Estrada (con la que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2005), la profunda 21 gramos, el entretenido El Búfalo de la Noche (ya en librerías y próximamente en cines de todo el mundo), la sórdida y famosa Amores Perros y la que el próximo domingo ganará el Óscar a la mejor película Babel - nacido en mi ciudad.

Hoy tenía intención y no sabía qué escribir. Estaba revuelto con algo de smog, pesimismo, desidia... Entre el tráfico, tuve un encuentro con la Diana Cazadora, me vale madres si me creen o no. Justo del tamaño perfecto (no es tan chiquita), desnuda, con su frente a la altura de mis ojos, sus labios a la altura de los míos me miró y me abrazó, haciéndome sentir estatua. Quedito, entre delirio y delirio me platicó cómo nos vé cabizbajos y apáticos cuando podemos tenerlo todo. Me recordó quién es mi gente y mis paisanos, me besó y me dejó en shock: No pude creer que los chilangos hubiéramos olvidado nuestra esencia. Me pidió la Diana, que por un ratito borrara lo malo de mi consciencia y me invitó a ver libre de prejuicios desde lo alto nuestra ciudad. Y entonces, escribí...

En el mejor de mis momentos, el día en que mis dedos alcancen la gloria, es porque soy mexicano. Es porque soy chilango. Es porque respiré ansioso de vida el cósmico aire de esta ciudad mientras mi madre me paría tranquila en el Hospital de México y desde esa primer bocanada sentí que era hora de celebrar sacrificándome junto con mi generación entera por que nuestros herederos sigan disfrutando esta maravilla. Y ganar. Y ser grande. Y explotar millones de veces en mi vida ante todas las tonalidades de sentimientos posibles entremezcladas, como sólo sabemos hacer los chilangos. Y así, escuinclito, chilanguito, lloré en los brazos de una enfermera. Lloré como me encanta y amo pero detesto y me choca: como mi Dé eFe que me destruye y me nutre. Ahora de hombre lo entiendo. Lloré de felicidad por haber caído donde caí. De gratitud por mi hermosa abuela que nació en San Antonio Tomatlán, antiguo barrio del Centro Histórico, ahí donde está el zócalo y la bandera que tanto nos mueve porque salvajemente nos grita patria y donde llegaron los aztecas y encontraron el águila y el nopal y la serpiente; ahí donde nuestras piernas se sienten como raíces. De alegría por contener esta sangre tan roja, tan verde, tan rosa, tan amarilla, tan naranja, tan azul clara, tan plateada, tan mexicana que no puedo negarla. Y ni quiero nunca. Sangre que a través de los ojos de mi otra nacionalidad, la española, sale a cuenta como lo más personal y mío que tengo. Sangre que me hermana con 21 millones de habitantes, que no paramos de movernos, ni dejamos de tensar los músculos o reventar los corazones o forzar las gargantas; que somos tan distintos y tan multisabores, pero que tenemos en común más que el amor como motor de nuestras vidas: porque todos sin excepción nacimos para ser los mejores. Estamos aquí para alcanzar los triunfos, para adueñarnos de lo mejor. Y lo hemos olvidado, a base de concentrarnos en lo que no nos conviene. Es tiempo de recordar que traemos éxito y prosperidad en las venas, que fuimos diseñados para vivir bien todos. Llegamos al lugar donde la tierra tiembla más fuerte porque somos los más resistentes, los más animosos, los más aptos como diría Darwin. Los chingones como diríamos en nuestra lengua. Los impetuosos cargados de fuerzas, los excesivos y tenaces. Eso somos los chilangos.


Y así miré los coches, sentí el aroma de un trompo doradito de tacos al pastor muy rojo y con un poquito de piña, ví los techos caprichosos de las casas y las parejas libres haciendo el amor en las azoteas (según la Diana desde hace mucho se nos acabó el conservadurismo), oí a las adolescentes cantar en chilango a punto de morir de amor y olí los rezos picantes y las lluvias aguardentosas de abrazos y escuché la mezcla de cláxons con pájaros, guitarras y aceite hirviendo. Percibí el perfume armonioso y dominante de las flores de Xochimilco muy por encima de la capa de smog y algo en la punta de la lengua me supo a beso de jamaica dulce y al tragar a sensual tequila con limón (sin semillas, claro). Y me sentí embriagado. Afortunado. Alto. Chilango. Hoy entendí muchas cosas.
Si don Guillermo Arriaga gana el Óscar este sábado y es de pronto el mejor escritor de todos los tiempos, entonces ya sabemos por qué...

11 comentarios:

Enrique R dijo...

¡WOW!

JC dijo...

Chilango: Esta vez más que nunca, llamarse "any given chilango" está poca madre!!!

Nessa Yávëtil dijo...

Yo no me siento chilanga, me siento mexicana, y no sé si eso sea bueno o malo. Tenemos una ciudad hermosa por partes, deprimente en otras, caótica en gran parte, con buen clima, mal pavimento... y muchas otras cosas. Personalmente quisiera irme a otra ciudad más tranquila, donde la vida pasara más lenta y no perdiera tanto el tiempo en transportarme y pelearme con el tráfico (En cuanto pueda lo hago).
Claro que todo lo anterior no le quita la belleza a tu escrito como en "Es tiempo de recordar que traemos éxito y prosperidad en las venas, que fuimos diseñados para vivir bien todos."... ¡Eso no aplica sólo al chilango, también al mexicano! ¡Y vaya que estoy de acuerdo!

JC dijo...

Muy cierto. Me enfoqué a la población chilanga por órdenes de la Diana Cazadora, pero en realidad aplica para todos los mexicanos. Personalmente, nunca he sabido distinguir quén es norteño o poblano o chilango a menos que el acento sea extremadamente fuerte. Así que en realidad, no veo la diferencia entre mexicanos. Todos somos todos. ¡Qué chido suena!

Anónimo dijo...

Gran post!!!
don Guillermo Arriaga no necesita ganar un Óscar para ser el mejor guionista de todos los tiempos, ya lo es!

Anónimo dijo...

Cuántos habremos compartido 1981 sin saberlo, en ese mismísimo Hospital de México. EL Hospital de México... mata de "chilangos de a deveras."

El nombre lo dice... México es el lugar de los mexicas.

Hoy se me olvida lo políticamente correcto, y voy al grano. Ser chilango es hermoso, porque -como ya lo apuntaba Jesús sin tal vez notarlo tanto, o tal vez sutilmente dándonos la luz- ahí donde respiramos por primera vez se pararon unos nativos a observar un águila devorando una serpiente... y ahí, EN UN LAGO, decidieron fundar LA GRAN CIUDAD.

Siempre decimos que los japoneses son super avanzados porque a finales del siglo XX se les ocurrió hacer un aeropuerto en el mar. Bueeeeno, pues señores, los mexicas se las arreglaron para fundar una ciudad completa sobre un lago. Y ahí nacimos los chilangos.

Nos resistimos a caer, incluso cuando hemos sido conquistados. La Catedral Metropolitana se construyó con pedacería del Templo Mayor... transmutamos, pero jamás desaparecemos.

Nunca es nuestro propósito atentar contra el resto de los mexicanos, aún cuando éstos crean que hacer patria es matar un chilango. Nosotros provenimos del lugar que le da su nombre a este país, nacimos para darle esencia, sentido, unidad y rostro.

DeEfe... la pobreza y la riqueza, la belleza y la fealdad, lo caro y lo barato, lo exclusivo y lo popular, lo avanzado y lo histórico, el conservadurismo (que la Diana ya ha olvidado por vivir en Paseo de la Reforma), el posmodernismo, la máxima libertad...

y el máximo esclavismo.

Lo malo de ser chilango es que nada te puede intoxicar de esa manera. Una vez nacido en el DeEfe, nos limitamos a observar qué más pueda haber.

Me puedo aventar un post de siete mil hojas a este respecto. Pero hermanos chilangos, desde el desierto les mando un grito de nostalgia. Son muy afortunados. En un semáforo siempre es navidad, en Santa Fé siempre se está en primer mundo, en el Centro se puede comer armadillo y escamoles, y se puede observar una manifestación que deja cicatrices profundas en la historia de todo el país.

Están en México... ustedes sí están en México.

Enrique R dijo...

Jesús: TÚ LO HAS DICHO, Llamarse Any Given Chilango y sentir esas cosillas que narras en este POST no tiene precio.

Anónimo dijo...

Querido y unico Jesus
Una felicitación enorme. Me considero una persona amargadisima (muy muy muy amargada, estoy enojada, el verde es mi color favorito porque es el color de lo amargo/agrio/acido...). Por ello, poco o nada me hace reir, poco o nada atrapa mi atención por mas de 2 minutos y nada nada nuevo me apasiona mas que lo que me apasionaba ya desde antes cuando era apasionada, pero tu blog ES MUY BUENO!
Te extraño mucho, eres un ser bastante magico-comico-musical!
Un abrazo...
La que escribía de triangulos perfectos.

JC dijo...

Gaby: estoy de acuerdo!

Pepino: Wow, no sé si tu comentario me movió más que el propio post...Por favor sigue comentando y regresando. Se te nota haber nacido en el Hospítal de México...

chilango: ps claro, si lo mejorcito del DF, incluyendo este blog (y sus lectores claro) es completamente gratis.

L: Muchas Gracias, suena como que deberías recomendarme entre tus ácidas amistades. Justo atrapar tu atención por más de 2 minutos es lo que me emociona.
Los amargados siempre son los mejores críticos, porque están empapados de desencanto. Me identifico con tu enojo, y en realidad ya casi no hago reir como antes. Ya no me sale. Oye, quiero que regreses pronto y comentes.

Anónimo dijo...

UUUUUUUUFFFFFFFF QUE BLOG!!!! POR SUPUETSO KE LOS CHILANGOS SOMOS LOS MEJORES!!!! YO SOY ORGULLOSISIMA DE SER CHILANGA, PERO NO SOLO ESO SINO TAMBIÉN DE SER DE ESTE BELLO ¡¡¡MEXICOOOOOOOOO!!!!!!!! AJUAAA!!!!!

PERLY!!

Anónimo dijo...

hola quierro un perro aleman