sábado, 12 de marzo de 2011

Cinco buenas opciones para cenar en la Ciudad de México

No hay tesoro mayor que darse cuenta a tiempo.
De repente sentí que hacía mucho que no hacía lo que más me gusta: comer, probar, comentar.

Aún había (hay) mucha oportunidad de quitarme el remordimiento por las veladas perdidas de estos últimos meses en las que me quedé trabajando sin cenar, así que - con ganas de literalmente comerme al mundo, o por lo menos a mi ciudad - esta semana salí cada noche en busca de sitios deliciosos con un éxito rotundo: recomiendo 5 de 5. Aquí las experiencias en orden cronológico, con su correspondiente sugerencia.

Lunes - Central Brasserie (Masaryk 123, entre Schiller y Lope de Vega, Polanco)
Muy pocos lugares en el mundo ofrecen la posibilidad de - al mismo tiempo - sentirse en casa y consentir a los sentidos. Envolvente como una entrañable frazada casera pero elegante y sofisticado, consolidado tras haber sido el lugar de moda sin haber perdido estilo y calidad, el ambiente es simplemente exquisito. Si bien ofrece las mejores patas de cangrejo de la ciudad (pregúntenle a Eva Longoria), esta vez me adueñé de la terraza (quizás su espacio más encantador, en el que además se puede fumar) para probar la lasaña de pato con foie gras. Gustosa, sedosa y excelente, sólo rivaliza en el apartado de pastas con mis favoritos del pasado: los ravioles de langosta. De postre, el dilema es difícil: la tarrina de chocolate es una delicadeza y las tartas de crema están tan buenas que te tiran de la silla. Pedí ambas opciones, para qué pelear. Lo más sorprendente es su cava: maravillosa y surtidita. No te dejes engañar, si bien la zona y la decoración de este bistro sugieren costos elevados, la verdad es que es posible cenar muy bien (con todo y vino) a precios más que razonables.
*Tengo que regresar a probar: La hamburguesa de Kobe beef.

Martes - Azul Condesa (Nuevo León 68, Condesa)
El templo mayor del buen comer mexicano, sin duda alguna. El legendario Azul y Oro viaja a donde era Ligaya en la Condesa, mejorado y aumentado: aquí sí venden alcohol y hay una terracita para fumar. Excitante. Nunca antes había sentido un deseo tan fuerte de tener más capacidad (lo cual ya es decir) para continuar comiendo. Fascinante y a manera museo de antropología, las ancestrales recetas que aquí sirven son - gracias a la pureza y calidad de los ingredientes - verdaderamente espectaculares. Si bien iba por los buñuelos de pato bañados con mole negro (MMMMMHHH), esta vez me dejé llevar por el festival de moles y pedí un muy placentero pavo con pipián rojo (a base de pepitas y achiote) originario de Yucatán. De postre, sucumbí al potente nicoatole con zapote y me rendí ante el tamalito de chocolate relleno de pasas y almendras (asombroso, muchísimo mejor que el tamal de chocolate de Pujol). Larga vida al rey (qué digo "larga vida", si este tipo ya es inmortal) chef de la cocina mexicana: Ricardo Muñoz Zurita.
*Tengo que regresar a probar: Las enchiladas con jamaica y todos los platos de la carta que aún no haya probado.


Miércoles - Primo Bacio (Matías Romero 96, casi esquina con Adolfo Prieto, del Valle)
Nacido en Polanco, esta es una excelente opción para cenar a gusto ahora también disponible en mi muy querida Colonia del Valle. Junto a la nueva cafetería y los clásicos Tacos Don Manolito, esta trattoria italiana de ambiente informal cuenta con una carta simple y buenas opciones de vino. Las pizzas pueden mejorar, pero las pastas y los postres son buenísimos. Ordené una pasta Napoli, con pechuga de pollo, brócoli, pancetta y salsa ligera de jitomate, rica rica rica. Tienen el grandísimo detalle de regalarte limoncello napolitano fresquito. Si bien el fondant es excelente, esta vez me quedé con el biscotto di ciocolatto recién horneado, que me cautivó con sus texturas inesperadas.
*Tengo que regresar a probar: El salmón a la plancha, lo pidió una señora de la mesa de junto y se veía espectacular.

Jueves - Cerro Viento (Homero 433 esquina con Emerson, Polanco)
Bonito y nuevo (apenas abrió este marzo), me late que se nos va a poner muy de moda. Aparte de su buena ubicación, el gran gusto en su decoración y el ambiente más bien exclusivo (es fácil imaginar ya a las celebridades y socialités allí reunidos), su carta es amplia y refrescante, una mezcla entre cocina española y mexicana de alto nivel, muy al gusto de la burguesía mexicana. Si bien la chistorra y los sopecitos de marlin estuvieron muy buenos, no fueron nada del otro mundo. Lo realmente inolvidable fueron las carnitas de pato, con todo y tortillas y una salsa roja perfecta. De postre, la mousse de chocolate con almendras fue el broche de oro, de consistencia contundente y una presentación clásica, encantadora. Imperdible.
*Tengo que regresar a probar: El pollo "Don Jesús", por obvias razones.

Viernes descansamos (Pero comimos en El Huequito)

Sábado - Pablo El Erizo (Montes de Oca 6, entre Tamaulipas y Nuevo León, Condesa)
Lo primero es mencionar que el chef Efraín es de la Colonia del Valle, a mucha honra. Después, creo que no sé cómo seguir: este sitio es una delicia. Con una decoración inspirada en el mar, sofisticada y agradable, la frescura de los productos del mar y el concepto de cocina Baja Californiana te atrapan sin vuelta atrás. Magnífico para una tarde soleada cerveza en mano, los sopecitos de pulpo estuvieron exquisitos, y qué decir del aguachile de camarón: perfecto. Tuve el gran acierto de pedirme un pulpo a la plancha, acompañado con papas y frijoles negros perfumados con orégano. Pedí tortillas de harina y me dí vuelo. La textura suave y perfecta del pulpo, su sabor a mar, el toque mexicano de los frijoles...Inigualable. Una amiga mía reseñará pronto (en una de esas revistas que los chilangos leemos) el atún sellado con pistache (pude probarlo, remojado en salsa de soya con miel...para qué les cuento, soberbio).
*Tengo que regresar a probar: El capellini con mariscos.


Es domingo. Hoy me toca cocinar para los compadres de mis papás. Un día de estos me echo la receta de pasta con carne que ya empecé a preparar, a ver qué les parece.



Bonus:

No podía dejar de escribir, por si alguien no lo conoce aún, del que a mi parecer ofrece los mejores tacos al pastor del universo. Nació en la calle de Ayuntamiento (Para mayores referencias, eche un ojo a www.tacosygarnachas.com para encontrar fotos de Marco Beteta y un servidor chupándonos los dedos en ese lugar), pero tiene sucursales en la Nápoles y - claaaaro - en la del Valle, donde por cierto sirven buenos tragos hasta las 4 de la madrugada. Los amantes del pastor morirán con el taco de pastor especial. Mi favorito, el queso relleno de pastor. La sopa de tortilla, quizás la mejor de la ciudad. Los burritos, imposibles. El queso fundido con chistorra, fabuloso. Ustedes dicen.

A menos que Usted haya nacido o vivido una larga temporada en Boston (o así), los cupcakes siguen siendo un postre original para México, y este lugar va cobrando fama por la alta demanda que genera: antes de que las reposteras terminen de batir bien el frosting, mientras los cupcakes aún están del horno, ya están siendo vendidos. La estrella del lugar es el cupcake de mango con jamaica (de verdad explota en la boca), pero también los sabores de té verde o chai son muy novedosos. De entre los clásicos (chocolate -con chocolate y trozos de chocolate-, vainilla, red velvet...), sobresale el de zanahoria, especialmente porque el frosting de queso crema es probablemente el más rico del lugar.
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