jueves, 29 de julio de 2010

De cuando uno reencuentra una parte de sí (que en realidad nunca había perdido, y nunca perderá)

A mi amiga, Bárbara Barona Gutiérrez

Eres parte de mí.
Lo siento con el entusiasmo que la adrenalina de reencontrarte sige revolviendo alrededor de mí en este momento. Porque una vez más - y gracias a la vida por ello -, los astros confabularon para encontrarte sin planearlo de manera perfecta en una taquería que hace doce años, cuando andábamos por estas mismas calles juntos, aún no existía. Porque entonces tampoco existía este nuevo yo que amé poder compartir contigo, ni esa nueva tú que amé redescubrir hoy.
Porque sigo latiendo y
volé de regreso a mi casa sonriente. El cuerpo y el espíritu volvieron a encontrar esa alegría a la que estábamos acostumbrados cuando fuimos jóvenes. Fuiste mi primer amiga -junto con Victoria- en aquel horrible trance de cambio de escuela y míranos hoy. La misma casualidad que afortunadamente nos reunió entonces nos reunió hoy. Igual que siempre: cargados de sueños, cargados de respeto, cargados de amor. Míranos.

Eres parte de mí. Tus zapatos Dr. Martin morados. Nuestras idas a la Parrilla Suiza de Insurgentes para desahogarnos y hablar y reírnos mientras me atascaba de tacos y quesos y lomitos y chuletas con tocino y cebolla. Tu foto tamaño infantil dedicada al reverso el último día de clases. Tus cartas. Tus cartas dobladas primero en dos, después en triángulo y después de una forma extraña para formar un sobre. Tu letra de niñaadolescentemujer. Nuestros saludos en el ITAM. El pastel de La Balance que me trajiste un día de mi cumpleaños hasta mi casa. El imán que me trajiste de Europa (que aún conservo con cariño), que habla de las bendiciones de tener una amistad sincera y vasta como la nuestra. Todo eso soy yo.

Me llena de emoción y orgullo pensar que hay personas que pasan su vida esperando experimentar tener un momento como el que acabamos de vivir. Míranos. ¡Volvimos a vernos!
No sentí ni distancias, ni tiempos ni años ni nada: sólo gusto.

Eres parte de mí y por eso me siento FELIZ de verte plena, realizada y triunfante. Porque entonces, dondequiera que estés tú, allí me llevas, y una pequeña parte de mí está siempre contigo. Y me alegra saber de primera mano, que esa parte de mí que está contigo, va muy pero muy, pero muy bien. Te quiero.

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