lunes, 29 de diciembre de 2008

Vergonzoso post sobre la carne al pastor, los tamales de dulce y las gorditas de chicharrón

Una de las conversaciones más interesantes siempre es preguntar qué extravagancias haría la gente si pudiera pedir lo que quisiera a un hotel durante un tour, así como las celebridades hacen.
Voy despertando y no supero el haber soñado que era un gran cantante famoso y estaba en mi enorme cuarto de hotel. Ni tengo que decir que no traía playera y que hasta el piso donde estaba se oían los gritos de mis fans. Por todo el cuarto tenía figuras de flamingos (flamingoooos!!!), que estaban hechas de tamal de dulceee!!! Obvio me pasé el sueño mordiéndoles el pico y arrancándoles las patas para tragármelos. Gross. En eso iba a la tina y estaba llena de carne al pastor (planchada, como me gusta). La idea no suena tan mal, de hecho es deliciosa. Pero en el sueño, dos suecas (sé que eran suecas porque - aunque no hablaban - su bikini era azul con amarillo) con el pelo rubio y largo hasta la cintura (¡!) me ayudaban a despojarme de mis pantalones y mis calcetines y hacían espacio para que cupiera mi serrano cuerpo dentro de la masa de pastor. Una vez que estaba sumergido hasta el cuello, una vertía sobre mí un enorme cántaro chino (muy kitsch, tipo la vajilla de Sanborns) lleno de cilantro y cebolla, y la otra uno de salsa roja. Y así, me iban dando en la boca jugo de limón con sal hasta que felizmente me tragaba como media tina de carne. No sé por qué no había tortillas ni por qué no me quejé a la dirección del hotel por ese mal detalle, seguro es que estaba cuidando mi ingestión de carbs. Para concluír, venía un mayordomo que se llamaba "Miles" a decirme que ya había mandado a las dos grouppies húngaras en un taxi y que si quería un Licor del 43, a lo cual yo le respondía furioso que quería gorditas de chicharrón con queso Philadelphia. Inmediatamente, como anuncio de Ferrero Rocher, Miles me pasaba una bandeja que tenía una pirámide de gorditas envueltas en papel dorado, y mis amigas las suecas me las daban de tragar en la cama junto con varios pomos de Orange Crush (¡!) pa' la sed mientras veíamos "Sábado Gigante". Ajá, era Sábado Gigante. Y lo disfrutaba.

Por lo tanto, más claro ni el agua: soy naquisisisisisisisissísimo.

domingo, 21 de diciembre de 2008

A diez años, pagaría lo que fuera por revivirlo

Disclaimer: esto va a estar extremadamente cursi. Deal with it. Me vale madres.
Estoy haciendo la playlist para la cena navideña, recordando el domingo de hace diez años.
Estábamos solos mi hermana y yo en nuestra casa del pueblo, en España. Vivíamos nuestro primer viaje de invierno...el primer abrigo, el primer frío impactante. Aburridos, veíamos el único canal (la primera de TVE) que el pequeño televisor que tenía mi abuela recibía a duras penas.
De repente lo anunciaron: Por tercer año consecutivo, las Spice Girls (nuestras entonces favoritas) conseguían el Christmas Number One en el Reino Unido. Yo estaba en la cocina, llevaba puesta una camisa verde de pana; y mi hermana alcanzó a gritarme para que fuera a la tele porque el vídeo de Goodbye, que nunca habíamos visto, iba a empezar.
Alcancé a asomarme para verla a ella que llevaba puesto un abrigo blanco y miraba la pantalla atenta y entonces, oímos una especie de ráfaga de aire que dio paso a la caída de los "No, no, no, no" sobre nuestras cabezas (vean el vídeo). Era una balada nostálgica y un tanto solemne, muy ad hoc, muy al estilo británico.
Estoy casi seguro que le pasó a ella también: teníamos 17 y 15 años y los sonidos y el poder hipnótico de Europa nos atraparon con una canción como protagonista de un frío momento mágico. Inolvidable. Me imaginé una suave nevada de brillos plateados y blancos.
Hasta la fecha asocio los valores e imágenes de la navidad y el invierno a las imágenes del vídeo. Lobos corriendo, un piano tocando despacio, personas congeladas en habitaciones blancas que se derriten al calor de la voz de Melanie C; plumas, platos y listones que caen lentamente y se rompen al chocar con el suelo...

Desde entonces, cada año estoy muy pendiente del Christmas Number One británico, hoy están a punto de anunciarlo y creo que se lo va a llevar Leona Lewis. Nunca más he vuelto a sentir una emoción así al respecto. No necesito decir que Goodbye, con todo y todo, pasa automáticamente a formar parte de la playlist navideña de todos los años de mi vida.

lunes, 8 de diciembre de 2008

¿Y si me bebo un vasito?

Un buen día me voy a morir, lo que no sé es si de tristeza intensa o de felicidad voraz, porque paso de la una a la otra sin sentir el inbetween.
Nada preocupante, considerando que como digo en posts anteriores, actualmente vivo el 99% del tiempo en la euforia. Quien comparte esta afortunada dolencia lo sabe: los que traemos la adicción en las venas, corremos el riesgo de no saber distinguir límites. Esto nos recuerda episodios como el día en el que me tragué 36 enchiladas de mole un día después de haber regresado de viaje. Etcétera.
Lo positivo de esto es que la sed de todo - como esa que tiene Sylar -, al invadirte te lleva frecuentemente a lugares extraordinarios, haciendo de tu existencia un presumible álbum fotográfico que pocos pueden reunir. (Lero lero).
El caso es que a ratos uno se vuelve -intermitentemente y al azar - esquizofrénico, maníaco, depresivo, paranóico, eufórico, obsesivo, etc. Y a mucha honra. Pero aún así, me falta expreimentar el enamoramiento.
Con todo respeto a personas que he querido mucho y que pudieran caer en este escrito, siento que nunca en mi vida me he enamorado. Así el amor amor de las películas, ps no. O será que los que se dicen estar enamorados le exageran muchísimo y entonces sí he sentido cosillas solamente que no le exageré. No me preocupa ni hay prisa (digo trabajo el epicentro de la soltería plena). Pero la curiosidad que nace de la sed de todo me indica que podría ser hora y/o estaría rico.
Cuentan que la cantante griega esa fea y mravillosa de María Callas bebía vasos de agua contaminada con tenias para desarrollar solitarias y bajar de peso. Esa era a todas luces una de las mías.
El punto es, si el amor es tan parecido al cólera, pregúntome onde podré encontrar un vasito contaminado para cerrar los ojos, tomar aire y entrarle de un sorbo a toda el agua; y eventalmente desarrollar un buen enamoramiento. Según esto se siente uno bien feliz. Ya lo estoy, pero quiero más. Todo hay que probarlo al menos una vez, no?
Ya hice muchas cosas, soy un hombre que se tiró del bungee y del parcaídas y anda en búsqueda de emociones fueeertes y las arañas y todo eso. Ya toca enamorarse, si es que eso existe. Así que avísenme si saben cómo tengo que hacerle.
Y no se preocupen por los efectos secundarios (también multipublicitados, y esos se me antojan menos). Total, uno ya tiene experiencia en enfermedades mentales, qué no?