lunes, 21 de agosto de 2006

A mis paisanos

No tengo espacio más que este tan mío para hacerte un homenaje. Pero ya necesito - me urge, nos urge a todos - que la vida nos haga justicia: que si no yo, alguien muy pronto te reconozca como lo que eres.
Mientras, te lo digo aquí: eres grande, estoy orgulloso de tí, y algo mucho más grande que un homenaje aquí te mereces. Algo que puedas leer, que se enteren todos aquí y allá.
Esto es para tí Judith que te atendí hoy y hablamos tan agusto y al despedirte me dijiste muchas gracias, mandaste muchos saludos hasta acá, un abrazo y un que Dios te bendiga, para tí mi tocayo Jesús, para Juana, Margarita, Domingo, Doña Herminia, a María que no sabe escribir y que está orgullosa y trabaja todos los días porque su hijo Edwin es el mejor de su clase y habla muy bien el inglés y le entiende a la computadora, para Antonio, para Cruz que nunca olvidaré y que espero pronto pueda regresarse a Morelia a conocer a su hija recién nacida, y para todos ustedes y los suyos. Los mexicanos que viven en Texas, California, Arizona, Illinois, Kansas, Louisiana y Wisconsin, y también de todos los otros estados que no me toca atender.
Estoy agradecido, contento de haberte servido, de habernos cruzado por teléfono algunos minutos para que desde mi trabajo te dijera como conectar la computee al internet, te cambiara al español tu e-mail, te reseteara la password, o cualquiera de esas cosas. Porque nunca había hablado contigo pero desde que te conocí tú eres mi orgullo. Porque gracias a tí ya se sabe que nadie trabaja más duro que los migrantes mexicanos. Porque las remesas que recibe el país de lo que tu mandas a tu familia hacen crecer la economía. Me haces sentir que ser mexicano es grande. Porque estás roto cada noche después de la jornada pero tus hijos tienen internet, no les falta nada, son bilingües y quieres que sean "gente de bien que sirva a su patria." Eres más grande y más sabio que los que están aquí echados y sí pudieron ir a la escuela. Y porque, con todo y todo, siempre has sido amable, me has tratado bien, has reído conmigo, me contaste un chiste y hasta me cantaste por el teléfono.
Porque me cubriste de honor cuando la añoranza y la nostalgia te ganaron, y en el recuerdo sentiste que mi voz era igualita a la de tu sobrino que vive en México, que seguro ha de tener ya mi edad, también es un joven, que tanto extrañas, y parece que estuvieras hablando con él, con ese acento chilango que acá te choca y allá te conmueve, y así me lo hiciste saber tantas veces.
Porque me preguntaste si había pasado recientemente por tu colonia, y si todavía estaba un puesto de una señorita [que ya es señora casada] que hace unas quesadillas riquísimas, que darías lo que fuera por comértelas, y me pediste que me echara una a tu salud (ya lo hice, tenías razón: deliciosas, y todas fueron pensando en tí, les puse poquita salsa verde, como a tí te gustan).
Porque estás como yo, con preocupación por México, porque sueñas con verlo en paz y bien, porque en el fondo, tu patria te jala pero no te da la vida que tienes allá y vives con el alma en la frontera. Por eso es que cuando me preguntaste, no tuve el valor de decirte la verdad de lo mal que están las cosas, y traté de endulzarte un poco lo amargo, para que no perdieras la esperanza que todos los días te hace soñar y caminar.
Porque me ganaste cuando me contaste que estás prendiendo una veladora a la Virgen por nosotros, los que estamos aquí, porque rezas por nosotros. ¿Sabes qué? Siento que lo dudas, porque hasta ahora no te han reconocido como mereces, pero acá también rezamos por tí, te nombramos, te echamos a faltar, te seguimos sintiendo igual de nuestro que siempre...que no te quepa duda.
Eres grande. Eres México y México te debe mucho. Ánimo, fuerza, que no muera nunca el español, ni los tacos, ni las salsas, ni la risa, ni la educación ni tu cortesía al hablar. Ni tu acento de paisano. Muchas gracias. Muchos saludos para allá, un abrazo fraternal y que Dios te bendiga a tí y a los tuyos, que son también los míos...

jueves, 17 de agosto de 2006

"Eres lo que comes"

Hoy estaba a punto de dejar aquí el mejor escrito de mi vida. Tenía rato de no escribir y justo ahora era mi oportunidad de cambiar la perspectiva de todos mis lectores y volverme un escritor famoso y multipremiado...
Pero uno es lo que uno come, así que esta noche soy dos pizzas de pepperoni con tocino y extraqueso, una dona glaseada y 6 bubulubus (de los chiquitos), y mi calidad de atascón compulsivo me impide cualquier tipo de escritura. Ni modo. Ya será para la otra.