martes, 14 de diciembre de 2010

Tengo un problema con la autoridad (o no)

Con el eco del último suspiro de aire que transportaba el sonido de la palabra concluyente de la orden que hace un rato me daba la Doctora González: "...y evita hablar o usar tu voz.", me nacieron tantas ganas de cantar, que voy a tener que liberarlas antes de que me exploten todas las vísceras y haga un sangriento desastre en mi cama de enfermo, con esas sábanas blaaancas blancas.

Total, nada como un concierto imaginario frente al espejo para dar la bienvenida a los días de reposo absoluto que me acaban de mand...COF COF COF perdón, re co men dar.

Aquí una simulación de lo que ocurrirá en unos momentos en mi cuarto:


miércoles, 29 de septiembre de 2010

Abrazar a México

"I know I can (I know I can)
be what I wanna be (be what I wanna be)
if I work hard at it (If I work hard at it)
I'll be where I wanna be (I'll be where I wanna be)"
- Nas, I Can, 2008

Tengo 28 años y, más con frecuencia que sin ella, siento que no puedo más con el cansancio. Pero soy mexicano: eso implica que puedo, y además que tengo que poder.

Hace unos días tuve - por razones de trabajo - el gran privilegio de estar en presencia de don Alejandro Martí y doña Isabel Miranda de Wallace. Fue una explosión de sentimientos. Cuando rezo en esas pocas noches que me da por acordarme de dios, después de pedir por mi familia, mis amigos y mi entorno, llegan a mi mente sus nombres, junto con la memoria de sus hijos, fallecidos a manos de secuestradores.
Me sentí feliz por verlos y escucharlos en persona. Me entró rabia, de la que salió lo de siempre: el deseo absoluto de cambiar México. Sentí también tristeza y una terrible noción de que el dolor que ellos experimentaron es mucho más grande que todos mis sentimientos negativos. Me moría por abrazarlos fuertemente. Ahogué las lágrimas porque soy un hombre ya crecidito y estaba en un ambiente de trabajo. Me quedé con las ganas del abrazo.

Días después, tuve el gran honor de estar - por trabajo también -, reunido con Mariana García y Edna Jaime, en México Evalúa, un centro de investigación y análisis al que sigo fielmente por Twitter y Facebook porque a mi juicio genera información valiosa encaminada a medir el desempeño del gobierno en materia de seguridad y gasto público con el fin de mejorar y transformar México en lo que debe ser, todo de una manera fina, ordenada, científica, propositiva, pacífica.
Edna tuvo a bien compartir conmigo su visión de México: su amor por esta tierra, su preocupación por ella, su motivación para seguir luchando día con día. Me moría por abrazarla. Pero igual: ella es una señora, yo estaba ahí por trabajo, me dio miedo estar fuera de lugar. Me quedé con las ganas, otra vez, de abrazar.

Me consta que Edna y Mariana se parten en dos, minuto a minuto, por México. Estoy orgulloso de ellas. Qué decir de Martí y de Wallace. Mexicanos ejemplares. Pensé en la manera de poder abrazarlos sin abrazarlos y encontré la respuesta. Abrazar a México es abrazarlos a ellos. Amar México, es abrazarlos a ellos. Pelear por los mexicanos, es pelear por ellos, así como ellos pelean por nosotros y por un país más seguro.

Abrazar a México es tomar consciencia de la pequeña parte de un gran agregado que cada uno de nosotros representa. Sentirse importante por haber nacido aquí y trabajar en este país. Importante por trabajar CON los mexicanos, POR y PARA México. No nos equivoquemos, aunque sea una frase muy repetida, es cierto: Cada vez que pensamos en México con optimismo (desde la realidad, conscientes de los retos, pero con optimismo), estamos abrazándolo. Cada que hablamos sobre México y lo sentimos grande, fuerte, poderoso y excelente, damos un pequeño abrazo. Cada que sentimos que SÍ, que nuestro trabajo, desde donde estemos, sea lo que sea que hagamos, es importante y útil para el desarrollo de México, estamos abrazando a Mariana y a Edna, y a Isabel, y a Alejandro y abrazándonos a todos, de una manera apropiada. Somos muchos más los mexicanos decentes que abrazan, que los que matan.

A partir de ese enfoque, tras el cansancio físico de días como este, me siento bien por estar agotado y haber forzado las últimas 4 horas de trabajo, cuando el cerebro y el cuerpo piden tregua. Casi creo que cuando no tenga esta sensación, voy a sentir que no estoy dando el 100% por México. Sentir que sigo con ganas de abrazarlo, cuando lo tengo ahí en frente. Mientras resolvemos cómo sentir que trabajamos bien por México, necesitamos sentir que trabajamos mucho por México. Sentir que nos fundimos en un abrazo con lo que más amamos. Porque no soy el único, tú que lees, seguramente, sientes lo mismo. Porque los mexicanos podemos - y tenemos que poder - abrazar a nuestro país.

*

domingo, 1 de agosto de 2010

De cuando cené tacos con mi ídolo

Nunca descarté el sueño de conocer en persona a don Guillermo Arriaga Jordán, el director de Fuego y de tantas otras películas y libros que han cambiado mi vida. Imaginé el encuentro breve, durante alguna firma de libros, o un rápido estrechón de manos en alguna alfombra roja.

¿Qué diría Arriaga? es una pregunta frecuente que me hago cada que quiero evaluar algo importante que escribí. Leí que La Plaza de los Arcángeles es su lugar favorito y durante años, cada vez que estuve allí me mantuve atento por si lo veía. Siempre al llegar a la Unidad Modelo, anuncio que entramos en su colonia, orgulloso de tener un paisano tan grande como él. Basta con buscar su nombre en este blog para darse cuenta que su obra y su persona han sido por años obsesiones e inspiraciones para mí.

Si México pudiera hablar, seguramente agradecería mucho a Arriaga el gran trabajo que no
s ha puesto en boca del mundo, que nos llevó a ganar Cannes junto con él, que nos humaniza y redefine, que nos enorgullece de ser mexicanos. Fue pensando así que lo invité por Twitter a cenar tacos conmigo, y aceptó.

Dormí muy poco la noche anterior. Una semana antes del estreno de Fuego en nuestra Ciudad de México, ahí estabamos mi ídolo y yo, en la misma mesa de una taquería. Puedo contar con los dedos de la mano las veces en las que me he sentido intimidado: Estar en su presencia fue impactante.
El tipo tiene dos ojos centelleantes, claros y profundos que deslumbran. Difíciles de sostener porque son los ojos que concibieron mis historias favoritas. No logré destensarme, la emoción prevaleció. Guillermo (así me pidió llamarlo, y no Arriaga, que es como siempre me había referido a él) es asombrosamente humilde, amigable y tranquilo. Es un tipo fino. Es México: crudo y fuerte, revestido de generodisad, de cortesía.
Como en todas sus películas, la conversación siguió un desorden y dio vueltas alrededor de intercambios de impresiones sobre su obra, sus colegas y ex colegas, su también brillante hermana y muchas otras cosas irrelevantes. Fascinante. Como en cualquier cena entre amigos, nos contamos un par de anécdotas, nos reímos y brindamos, comimos muchos tacos. Fue mejor de lo que imaginé. Tuve el privilegio de contarle directamente lo orgullosos que nos sentimos de él, lo mucho que lo admiramos. No lo entrevisté, ya habrá otro momento (uno no entrevista a sus cuates en ocasiones así). Sin embargo - y permítaseme decirlo con orgullo y emoción -, podría apostar que ningún periodista pudo -en esa semana tan mediática para él- arrancarle las historias, confesiones y vivencias personales que me quedo para mí. Fue, sin duda alguna, una de las noches más especiales de mi vida y - afortunadamente-, parece que va a volverse a repetir.



jueves, 29 de julio de 2010

De cuando uno reencuentra una parte de sí (que en realidad nunca había perdido, y nunca perderá)

A mi amiga, Bárbara Barona Gutiérrez

Eres parte de mí.
Lo siento con el entusiasmo que la adrenalina de reencontrarte sige revolviendo alrededor de mí en este momento. Porque una vez más - y gracias a la vida por ello -, los astros confabularon para encontrarte sin planearlo de manera perfecta en una taquería que hace doce años, cuando andábamos por estas mismas calles juntos, aún no existía. Porque entonces tampoco existía este nuevo yo que amé poder compartir contigo, ni esa nueva tú que amé redescubrir hoy.
Porque sigo latiendo y
volé de regreso a mi casa sonriente. El cuerpo y el espíritu volvieron a encontrar esa alegría a la que estábamos acostumbrados cuando fuimos jóvenes. Fuiste mi primer amiga -junto con Victoria- en aquel horrible trance de cambio de escuela y míranos hoy. La misma casualidad que afortunadamente nos reunió entonces nos reunió hoy. Igual que siempre: cargados de sueños, cargados de respeto, cargados de amor. Míranos.

Eres parte de mí. Tus zapatos Dr. Martin morados. Nuestras idas a la Parrilla Suiza de Insurgentes para desahogarnos y hablar y reírnos mientras me atascaba de tacos y quesos y lomitos y chuletas con tocino y cebolla. Tu foto tamaño infantil dedicada al reverso el último día de clases. Tus cartas. Tus cartas dobladas primero en dos, después en triángulo y después de una forma extraña para formar un sobre. Tu letra de niñaadolescentemujer. Nuestros saludos en el ITAM. El pastel de La Balance que me trajiste un día de mi cumpleaños hasta mi casa. El imán que me trajiste de Europa (que aún conservo con cariño), que habla de las bendiciones de tener una amistad sincera y vasta como la nuestra. Todo eso soy yo.

Me llena de emoción y orgullo pensar que hay personas que pasan su vida esperando experimentar tener un momento como el que acabamos de vivir. Míranos. ¡Volvimos a vernos!
No sentí ni distancias, ni tiempos ni años ni nada: sólo gusto.

Eres parte de mí y por eso me siento FELIZ de verte plena, realizada y triunfante. Porque entonces, dondequiera que estés tú, allí me llevas, y una pequeña parte de mí está siempre contigo. Y me alegra saber de primera mano, que esa parte de mí que está contigo, va muy pero muy, pero muy bien. Te quiero.

domingo, 25 de julio de 2010

¿Rezar?

Han muerto 25,000 mexicanos asesinados durante este sexenio. Veinticinco mil. Descabezados, mutilados, acribillados, torturados. El motivo: La lucha contra el narco. ¿Qué hacemos cuado nuestro gobierno se enfoca en darnos los nombres, datos y señas de los criminales que captura, como si eso fuera lo importante? La tierra de México está cubierta de sangre. Y los padres que perdieron a sus hijos, y los hijos que perdieron a sus madres, y las fosas comunes en Ciudad Juárez colmadas de cientos de pilas de cadáveres que nadie reclamó. Ciento venticinco mil litros de sangre.
A los que quedamos, se nos acabó la sorpresa. Aprendimos involuntariamente a leer sin sentir las páginas de los periódicos y desarrollar defensas para no rompernos ante los asesinatos de paisanos desconocidos. La frustración se nos hizo costumbre, la impotencia se nos hizo normal.
A muchos se nos acabó también la arrogancia. Esa arrogancia de no rezar y maldecir a dios al llegar a la edad adulta. Con la cabeza agachada, los guadalupanos volvemos a pensar en dios tras la fuerte necesidad de un milagro.
Personalmente no creo creer en dios. Ya no sé rezar como sabía. Volví a hacerlo hace poco, al enterarme que la lucha contra el crimen de la que se ufana nuestro gobierno no parará. Porque como otros paisanos, no sé qué más hacer. ¿Negociar con el narco ante tanta sangre? No sabemos.
¿Negociar con dios por si acaso existe y de una vez por todas voltea a vernos? Ante esta lluvia de mexicanos muertos, yo sí.
¿Y tú?

jueves, 8 de julio de 2010

Mi encuentro con Marina

He muerto por escribir muchas veces aquí durante todo el mes pasado.
Pero el asunto es tan especial, que tras la entrada anterior, quería esperar a mostrar esto:
La Revista Lee + del mes de julio, incluye mi entrevista con Marina en la página 23 y puede encontrarse en todas las librerías Gandhi y en línea en: http://ghandi.com.mx/leemas/julio2010

*De paso, les recomiendo el artículo sobre Keith Haring que escribió mi alumno Ruy Feben en la págna 20.

lunes, 31 de mayo de 2010

Todo sobre Marina

Lunes - ¿Por qué "Marina"?
Tiempo atrás conocí y conviví de cerca con una señora de nombre Marina. La respeté siempre como la madre de familia que es, la admiré y aprendí de ella hasta que un par de incidentes – uno de ellos penosamente racista – desembocaron en la decepción de haber malgastado el tiempo en algo que en su momento pareció una amistad sincera.
Me arrepiento de haber sido su confidente porque frente a mí despedazó con palabras a su propia familia, su pareja, sus socias laborales, sus amistades, su psicóloga personal. Gracias a viejos amigos me he enterado que es mi turno y ya he sido despedazado yo también.
Lo reconozco: me duele. Es algo malo que he querido dejar atrás para convertirlo algo positivo. Siempre pensé en venir a este espacio a desahogarme, transformar el mal sabor en algo distinto a través de la escritura, sin encontrar cómo.
Esta semana las señales son claras: esta historia tiene a todas luces un nombre de seis letras, “Marina”, y está lista para ser contada.


Martes - Marina reaparece por duplicado

La semana pasada recibí un correo electrónico de Marina. Con la seguridad y la amarga satisfacción que queda de haber sido en su momento el más cercano amigo de alguien, reconozco que - tras tantos meses de intentar pasar la página y dejarla ir de mi vida -, volver a leer su nombre en mi buzón, como hacía tiempo no sucedía, me desconcertó.
Recordé todas esas conversaciones en las que uno deposita confianza y comparte sueños: publicar, crear, crecer como profesional y como persona.
El mismo nombre, las mismas iniciales que la otra. De inmediato respondí y unas horas después levanté el teléfono: era, precisamente, una Marina agendando la cita de mañana. Voy a hacerme bolas con tantas Marinas, pensé. Ahí estaré respondí.

Miércoles - Mi encuentro con la gran Marina
"Mi sono innamorato di Marina, una ragazza mora ma carina (...)
Marina, Marina, Marina...ti voglio al piu presto sposar."

Toco el timbre y reconozco su voz. Marina herself. Subo corriendo las escaleras, me abre y la saludo. Conocerla es un placer. Estudió letras, historia, psicología y música en Harvard, Stanford y l'École Normale Supérieure de Paris. Ahí nomás. Vengo a entrevistarla por su nuevo libro: Amores Virtuales. En suma: me sorprende la calidez de una mexicana excepcional como Marina Castañeda Gutman. Su espacio es exactamente como lo imaginaba: el de una psicoanalista con un gran gusto, muebles vanguardistas en un espacio simple y exquisito. Compartimos un café delicioso hecho por ella misma, enciendo la grabadora e inicio mis preguntas. Leí el libro en una sentada: en efecto, su ritmo es trepidante. Mis preguntas estaban cuidadosamente estudiadas, y ella respondía magistralmente, con más de la maestría que yo esperaba, a pedir de boca. Quedamos de pronto ir a comer tacos.
No había ya ninguna otra Marina más que ella, ni allí ni en mi vida. Esto podría titularse como el refrán: jarrito nuevo dónde te pondré, jarrito viejo dónde te aventaré. Cuando terminó la entrevista, lleno de admiración mientras me despedía de ella con un respetuoso y fuerte abrazo, la otra Marina salió - para siempre - despavorida de mis recuerdos.

Jueves - Mi nueva Marina
"Amores Virtuales", me es al mismo tiempo ajeno y cercano. En cualquier caso, es emocionante. Bajo el sello Plaza Janés de Random House Mondadori (amo el nombre de esa editorial) Marina nos cuenta la historia del psiquiatra viudo Ulises Blanco, quien recibe una serie de e-mails anónimos que le cambian la vida y lo sumergen en la realidad virtual. Ulises busca resolver quién de todos sus pacientes (o su entorno) es MOrfeo, el remitente de los e-mails.
Los personajes - aclara Marina - son ficción, pero bien es posible imaginarlos en la vida real. Siempre quise contar la historia (real) de esa millonaria amargada que vive aislada y resentida a falta de cariño, con ese toque psicótico que la convertiría en sospechosa de escribir e-mails anónimos. Pero no hizo falta: Así son Jaime, Pablo, Rosario, Mariana, Irma, Raquel o José. Disfuncionales, infelices y de alguna manera involucrados con el mundo de las redes sociales.
El doctor Ulises Blanco llega incluso a probar terapias psicológicas virtuales y a visitar zoológicos ficticios que sólo existen en el ciberespacio...Marina nos desvela un mundo fascinante que el protagonista sabe aprovechar para regresar a su vida y la de los suyos, ante un inesperado e inteligente final. Muy ad hoc con la temática, el primer capítulo puede leerse en Facebook.

Viernes, sábado, domingo y resto de los días
"Hay que saber agradecer cuando la vida se lleva con el viento
a quienes no necesitan estar con nosotros". - la mis
La relevancia de Amores Virtuales radica en que analiza la nueva psicología que vive el mundo a partir de internet. Según Marina, internet es el nuevo inconsciente del ser humano: ese espacio donde las fantasías se realizan y viven como si fueran realidad. Motivados por el deseo de gratificación instantánea, las personas vivimos relaciones, amistades, romances...a través del internet, otorgando credibilidad a desconocidos y engañadores potenciales, y de paso también presentando una imagen de nosotros construida según lo que queremos que perciban los demás.
Estamos tomando atajos falsos y evitando el proceso de construir las relaciones: los ratos juntos, el compartir la vida, los paseos, las confesiones. Quizá es toda esta serie de vivencias experimentadas en la realidad la que hace más fácil dejar de seguir a alguien que conocimos por Twitter (o bloquearlo en el Facebook) y más difícil superar la decepción de perder una amistad que uno en su momento considera verdadera.
Agradezco a Marina Castañeda Gutman, y a su agente en Random House Mondadori, Marina Castillo, la gran oportunidad que antes de conocerlas no tenía, pues sin saber me regalaron una imagen mental positiva, sana y admirable de ese nombre que tanto ha retumbado en la historia reciente de mi vida. Gracias a ellas, lo logré: escribí algo positivo al respecto y Marina es hoy, otra vez, sinónimo de amistad.


jueves, 20 de mayo de 2010

Aquí estoy yo

(A mi amiga Lore)

"Aquí estoy yo para darte, mi fuerza y mi aliento"

- Una canción que me encanta cantar

Ya lo sabíamos.

Sí: fue una sorpresa, como todas las pérdidas, por muy anticipadas que sean, pero lo sabíamos. Lo habíamos hablado alguna tarde de amarga conversación que sale a cuenta como lo menos en nuestros ratos siempre alegres: Este momento se iba a cumplir como se le cumple a todos los seres humanos. Tenías que estar preparada.
Lo estabas. Lo estuviste siempre por ser una hija ejemplar.

Aunque no lo sepas, cuando ocurrió, ahí estaba yo, abrazándote.
Estoy aquí en el más triste de tus días (que ya, ya pasó), así como he estado en los felices, en los difíciles y en los fáciles. Así como estaré siempre. Recorrí antes que tú un camino similar y quiero que aprendas lo que puedas de cuando me tocó a mí pasar esas noches tristes de dolor ante las pérdidas. Quiero que pases el menor número posible de esas noches, porque no hay necesidad. Porque donde esté yo, siempre estás invitada a cenar y a quedarte.

Escribo esta entrada con ceremonia, con cariño y en público, para que no quepa duda y sea más que manifiesto, que en cualquier momento, cuando haga falta y cuando no, aquí estoy yo.
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miércoles, 12 de mayo de 2010

De las cosas que mueren

Quien diga que puede superar la ausencia de todo lo que muere, que deje un comentario al final y nos explique al resto de la humanidad cómo se hace. Que le digan al religioso que no llore ante la tumba de sus seres queridos, a ver si puede. Mis desconfianzas totales para quien pueda.
Mis desconfianzas totales para quien no extrañe, para quien no note el hueco eternamente vacío e imposible de rellenar que ha dejado todo lo que se fue, para quien no deteste a la maldita ausencia mordiéndole con todo su poder.
Con la modestia de ya no ser lo que se alaba, hoy lamento la muerte de mí mismo hace unos años. Sigo creyendo inconscientemente que soy él: tan despreocupado, tan excepcional. Mi autoimagen sigue siendo la suya aunque él se haya extinguido junto con el mundo perfecto en el que vivía. Quizá lo que muere son los mundos. Qué lejanos los universos y los tiempos en los que no había que demostrar éxito, ni desquitar las colegiaturas invertidas en uno, ni lamentar pérdidas humanas o materiales, ni traer cartera con tarjetas, ni leer los periódicos o pagar impuestos.
Nuestra tragedia está en que los mundos y las personas que mueren (aunque seamos nosotros mismos los muertos), en realidad no regresan nunca. La ilusión del retorno es justamente eso. He intentado tantas maniobras de resucitación de mi yo antiguo como han sido posibles sin éxito.
Hoy que he perdido muchas más cosas que mi yo lo entiendo: este es el único mundo que tengo, y aunque siempre honraré y añoraré lo que murió, no queda otra más que encontrarle sentido al presente antes de que - a su vez - muera, y empecemos a llorar su pérdida.

martes, 27 de abril de 2010

Cómo usar Twitter

Twitter va a continuar cambiando el mundo. La mayoría de la gente en mi entorno se queja de que no lo entiende, así que aquí estoy para explicarlo: nos urge que se unan.
Ya echamos la mano a la libertad de expresión en Irán, nos enteramos primero del terremoto en Haití, alzamos la voz en México con #internetnecesario, y es hora de continuar manifestándonos oponiéndonos a la ley racista de Arizona, con el hashtag #iopposeSB1070. Porque cuantos más seamos, más impacto y eco tienen estas demostraciones. Así que vamos por partes.


Lo primero: ir a twitter.com y abrir una cuenta. Tu nombre de perfil en Twitter siempre se designará con una @ al principio. Por ejemplo, yo soy @jcmex y así se me localiza dentro de Twitter. Por fuera - a menos que elija tener tuits protegidos (o protected tweets, es decir, privados) -, cualquier persona que vaya a http://twitter.com/jcmex va a poder ver lo que tuiteo, y así con los demás nombres de perfil.

Según las formas del castellano, lo correcto es usar el verbo tuitear y el sustantivo tuit. Pero como estos vocablos aún no están aprobados por la Real Academia de la Lengua Española, puedes aprovechar la anarquía del spanglish como te sea más conveniente.

No hay reglas para tuitear: sólo hay que aprender a expresarse en 140 caracteres (incluyendo espacios), pues la aplicación no te permite escribir más. Aquí no es como Facebook, donde tiene que haber un consenso en el que dos personas se agregan para ser amigos. Aquí nos dividimos en: seguidores y gente que seguimos. Un seguidor (follower) es alguien que - lo conozcas o no - ha decidido seguirte y por tanto tus tuits (tweets) aparecerán en su cuenta, junto con los de las otras personas que sigue. De igual forma, tú puedes seguir a quien tú quieras. Recomendación: @jcmex. Jejeje.
Importante: con la misma facilidad con la que uno sigue, se puede dejar de seguir (unfollow). Si por alguna razón ya no te interesa leer lo que escribe un usuario, solamente haz click en Unfollow (dejar de seguir), y listo.

Al hilo de tuits (o tweets) que aparecen ordenados cronológicamente se denomina Timeline o TL (en inglés: "línea de tiempo"). La forma más sencilla de visualizar todas las interacciones es con programas como TweetDeck, que se descarga gratis. Pero para los incrédulos, aquí la guía de cómo tuitear desde la página de Twitter en todas sus variantes:

- El Tuit (Tweet) Normal. Cuando sin dirigirte a nadie en específico, utilizas el espacio de 140 caracteres para decir lo que tú quieras. Esto aparece en el TL de todos tus seguidores.

- La Mención (Reply). Esto es para comunicarte con otros tuiteros. Una vez que escribas el símbolo @ seguido del nombre de perfil en Twitter, estás indicando que te estás dirigiendo a ese usuario específico. Esto es hacer una mención. Al hacerla, el tuit aparecerá en el campo de menciones (Siempre abajo de Home/Inicio, con el @tunombredeusuario). Puedes mencionar tantos usuarios por tuit como quieras. Si usas la mención al principio del tuit, éste sólo aparecerá en el TL de la persona mencionada y de las personas que sigan tanto a ti como a ella.

- El Re-Tuiteo (ReTweet). Es una mención para que lo vean todos en tu TL. Sirve para retransmitir una idea que vale la pena que todos conozcan. Se conoce como RT y estas dos letras indican que se está retransmitiendo el tuit de alguien. Su estructura es:
"RT @nombredequieescribióeltuit: El mensaje que retuiteamos".
Ahora, Twitter tiene una función en que el RT es automático, pero ésta no te permite agregar tus comentarios al mismo.

- El Mensaje Directo (Direct Message). Se le conoce como DM, y es para comunicarse en privado con otro usuario. Para enviarlo, el usuario tiene que seguirte, si no no es posible. También hay restricción de 140 caracteres. Hay que ir a "Direct Messages", sirve como un micro e-mail.


Además:

Un hashtag es una palabra o frase precedida de un símbolo #. Al hacer click en un hashtag, iremos a una búsqueda de resultados que la contengan, lo cual es muy útil para conocer sobre un tema o para reunir personas en torno al mismo. Por ejemplo, todos los que protestamos contra la propuesta racista en Arizona, utilizamos el hashtag #iopposeSB1070. Al hacer click dentro de Twitter, encontrarás tuiteros de todo el mundo que están solidarizándose también con esta causa.

Un TT o Trending Topic (tema de vanguardia) es una lista de palabra o palabras que más usuarios están escribiendo en Twitter en un momento específico. Cambian con el tiempo y pueden ser de todo el mundo o regionales, los puedes ver en la parte inferior derecha de la columna de twitter.

El hashtag #FF es la abreviatura de #FollowFriday y se usa los viernes para recomendar a tus seguidores tuiteros que creas que vale la pena recomendar a seguir. Por ejemplo:"#FF @nombredeusuario porque siempre da buena información".


Twitter es como todo, al principio uno no tiene idea, pero bien llevado y con práctica puede ser no sólo satisfactorio, sino muy útil. Es la herramienta que cambiará la forma de hacer mercadotecnia en el mundo. Únete.

Agréguenme, me dará gusto aclarar cualquier cualquier pregunta: soy @jcmex.

Y ahora que ya sabemos tuitear: a viralizar con todo el
#iopposeSB1070


Pequeña carta

"Hacemos un llamado a boicotear todos los bienes y servicios de Arizona y también a evitar el turismo en ese estado. Enviemos una señal de asco hacia un gobierno estatal arrogante que se toma poderes que no tiene para perseguir una minoría poblacional".
- Editorial 'Say NO to Arizona', La Opinión, Los Angeles

Estimados 50,000 latinos dueños de negocios en Arizona, con un poder de compra estimado en unos 31 millones de dólares:

Es hora de que levanten la voz y se manifiesten junto con nosotros contra la ley racista Arizona SB1070. Es hora de boicotear Arizona.

Atentamente,

Todos mexicanos y latinos, que no podemos más con la indignación.
.

miércoles, 7 de abril de 2010

Sobre Marco Beteta (y Bratislava)

"Early to bed, early to rise, work like hell and advertise"
- Ted Turner

Marco Beteta para mí era uno de esos nombres ilustres de personas ominpresentes que uno nunca conocerá.
Cada año leo su Guía de los 100 mejores restaurantes, atraído por la interesante leyenda mercadológica que lo ha hecho famoso: "Si la reseña no concuerda con la verdad de un restaurante, Marco reembolsará el importe de la cuenta". O algo así.
Cuando conté a mi entorno que me reuniría con él, muchos y muy diversos rumores no se hicieron esperar. Casi todos parecían haber oído una historia - a veces buena, a veces no tanto - que les contó el amigo del amigo del vecino que tiene un restaurante. Marco Beteta me recordó a Bratislava: una ciudad que sólo conocía de nombre y sobre la que las opiniones se contraponían: unos decían que les gustó, otros que era una bazofia, otros que era imprescindible, otros que una pérdida de tiempo. El mar de impresiones era tan extremamente diverso que tuve que ir allí a formarme mi propia opinión.

Para mí, conocer en vivo a Marco Beteta sí fue una agradable sorpresa. Muy extraño porque nunca hubiera imaginado saludarlo en persona, pero a la vez muy entrañable: me dio un trato humilde, de camarada. Me gustó encontrarme con un tipo extremadamente trabajador. Me contó que se cuida e intenta llevar una vida sana porque no para en todo el día. Me mostró sus proyectos y quedé asombrado: aparte de todo, pinta. ¿A qué hora? pregunto. Para todo hay tiempo, contesta seguro: El secreto, la cura contra el cansancio - según él - es amar lo que uno hace.
Como yo ama la comida de todo tipo, y quedamos de muy pronto irnos a echar unos tacos, sopes o garnachas juntos (!!!!!!!). Ahora resulta que yo (!!!) le voy a recomendar al mismísimo Marco Beteta buenos lugares de taco y garnacha. Qué maravilla. Seguiremos informando.
Mientras tanto, por si quedaba duda de lo inspirador que fue ver de cerca a este señor, debo decir que estas vacaciones de Pascua retomé el hábito de pintar que había dejado hace dos años ya "por falta de tiempo".

Y tengo que contarlo: su oficina es exactamente como la imaginaba. Excepto por el despacho en el que él trabaja (un espacio vanguardista y trendy), todo irradia un peculiar toque decorativo tipo galán de telenovela de los años noventa. Espejos en las paredes, esculturas realistas de mujeres, tibores, sillas de piel negra...No sé, muy Luis Miguel en Acapulco '92. O algo así.

*Ah. Por cierto, a diferencia de Marco Beteta, Bratislava sí fue una decepción. Es una especie de Toluca (probablemente la ciudad más fea de México) en su versión de Europa del Este, con un toque desmesurado de capitalismo. Aún así, en lugar de desanimar a que la visiten, creo que siempre que sea posible, lo más saludable es ir a ver por uno mismo.


lunes, 29 de marzo de 2010

La mera verdad, yo sí

Atención: Muy probablemente voy a chillar escribiendo este post.

It began in Mexico City. (In la del Valle, of course).
Desde aquella legendaria portada con Ana Claudia Talancón sobre una cama de chiles que todos en mi ciudad recordamos, me volví fan de la Revista Chilango. Años más tarde, por razones (creo) más de vida que de trabajo, conocí en persona a la maravillosa Conejita de Indias, una mujer chilanga, guapa y extraordinaria que entoces trabajaba en la revista, y gracias a ella mi amor por
Chilango creció todavía más.
Cada año por estas fechas, esperaba y compraba la
Guía del Taco Chilango. Todavía recuerdo que en la edición de 2009, con un Sharpie iba palomeando cada una de las taquerías que recomendaban, leyendo con atención cada reseña y sus recomendaciones, visitando con mi hermana cada lugar enlistado.

Mi entorno inmediato me lo dijo muchas veces:
Tú deberías escribir en la Chilango. Tú deberías hacer la Guía del Taco. Mi voz interior concordaba: Yo era un tipo con pasión por los tacos al pastor (y pasión por escribir) que seguía y recomendaba la Chilango, la leía cada mes con avidez y además se sentía inspirado por el equipo que en ella trabajaba.
Ver mi nombre un día en la
Chilango no era un deseo, más bien era un sueño frustrado, una obsesión desaforada, un pensamiento repetitivo: algo grande que en algún momento pensé imposible.
Fue gracias a un afortunado acercamiento con mi igualmente inspirador amigo Ruy Feben - a quien conozco desde niño -, cuando se abrió una oportunidad. Y entonces pasó esto:

Quiero que TODOS se enteren. Ese de arriba, soy yo. El Subcomandante, parte del Comando Taco Chilango. A mucha honra. Que toda la ciudad lo sepa, por favor. Que todos la lean. Que quede bien asentado que esto para mí es verdaderamente el logro de un sueño, justo, tal y exactamente como lo había imaginado, o quizás mejor: mi nombre está POR FIN en Chilango, en buen lugar y en la guía del Taco de este ya inolvidable año 2010.

Estar en contacto con los del equipo, conocer la redacción, escoger taquerías, comer decenas de tacos, entrevistar taqueros y meseros,
ESCRIBIR las reseñas, esperar el tortuoso tiempo entre la entrega y la publicación...sin duda una de las experiencias que más he disfrutado en mi vida. Hoy, cada vez que me vean entrándole a los tacos al pastor, recuerden que no es por atascado: es una obligación por mis queridos lectores de Chilango.

Para mi vida personal, esta publicación es un gran logro, el de un sueño. He preguntado a muchos conocidos que han alcanzado grandes metas cómo se sienten. Sorprendentemente, la mayoría cuenta que al llegar se sienten insatisfechos, siempre con miras de llegar a más, sin sentirse realmente felices. No es mi caso, un servidor difiere: La mera verdad, yo sí. Sí me siento absolutamente feliz. Por supuesto, espero que esto abra muchos y nuevos horizontes a futuro, pero hoy y aquí, no podría estar más contento a este respecto. Pienso en todas esas personas (que no son pocas) que nunca tomaron en serio eso de que yo quería escribir y antes de darme una oportunidad me dijeron "¿Dónde has publicado antes?, tienes que foguearte antes de que puedas colaborar con nosotros". Tómenla, miren quién sí creyó en mí: Expansión y CHILANGO.
Pienso mucho más en mis amigos, en la Conejita de Indias con quien seguro me iría a celebrar si estuviera aquí, en don Ruy Feben y don Javier Caballero con quienes ya celebraré, en todas las personas (que no son pocas) que sí se la creyeron, que me dijeron: deberías hacerlo. Este gusto es también suyo. Gracias de corazón.

No me importa lo repetitivo que pueda sonar pero sí, aquí está la prueba, experimentada en carne propia con resultados que excedieron las expectativas: los sueños SÍ se vuelven realidad.


*La revista Chilango puede encontrarse en todos los kioskos de periódicos y tiendas de la Ciudad de México.

jueves, 11 de marzo de 2010

Adaptación

Ayer fui testigo de la forma en que mi vecina bebé probó por primera vez en la vida el prodigioso jugo de mandarina que a mí a mis 28 tanto me gusta. La primer cucharada provocó una reacción imposible de malinterpretar en la expresión de su cara: aborrecía el sabor. No fue hasta la cuarta cucharada cuando el gesto de disgusto y asco se fue disolviendo.
Preferiría estar muerto a escribir algún día que uno debe conformarse con la vida que lleva. Mi recomendación será siempre al contrario. El conformismo es un defecto mientras que la adaptación es una virtud.
Adaptarse es difícil, no siempre es posible medir el buen sabor del momento presente: pregúntenle a las pequeñajas de seis meses de edad a qué les sabe el jugo de mandarina durante la primer cucharada. Si pudieran hablar, se quejarían igual o peor que muchos de nosotros, desdeñando la situación actual.
Hay que estar dispuesto a beber. Si el destino nos es infiel y no vivimos para contar el éxito pleno, habremos desperdiciado una vida quejándonos. Hay que acostumbrar la boca a apreciar lo que sorbemos en tiempo récord. Todo es cuestión de sed. Adaptación. Sin ella, el soñador y el visionario se disuelven ante el pesimismo. Adáptate. Respira el presente. Bébete este momento.
Aunque tengas un sueño y un camino por recorrer, no hay nada seguro: tu momento es hoy. No te quedes con la primer impresión de tu realidad. Sórbele más de cuatro cucharadas de golpe, agárrale el sabor.
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sábado, 20 de febrero de 2010

Santo Domingo

Nadie quiere ser un turista.

Cámara de fotos en mano, salí esta semana a explorar Santo Domingo. Naturalmente, como todos, quería evitar los restaurantes turísticos, los souvenirs, los guías, los caminos por todos conocidos. Quería vivir una “experiencia auténtica”.


Nunca ví ningún termómetro, pero estoy seguro que fui testigo de un Parque Colón hirviendo: Ni siquiera el viento del aleteo de los millares de palomas que volaban sobre la dicha de los recién casados que posaban para sus fotos de boda generaba un poco de fresco.

Recorrí pues ansioso la peatonal calle del Conde, a través de la que mis ojos voltearon poco tiempo hacia las pinturas y puestos y grupos de señores jugando dominó y ropas y bares y pilas de fruta para concentrarse en el festín visual cargado de abundantes (y exquisitos) pares de labios de ébano y chocolate. Mmmh*. Metros y metros de brillante piel obscura descubierta, cubriendo cuerpos naturalmente moldeados con el cincel de la perfección.

Me pregunté de dónde y cómo ha llegado a este contiente tal nivel de riquezas genéticas. Imaginé entonces sombras y gemidos generados en el pasado por la combinación de seres obscuros y claros: alquimia pura en las alcobas de estas calles, concibiendo una hermosa descendencia color cobre. Fue así como sentí nostalgia de vivir aquí en otras épocas de las que nunca había oído hablar para poseer cuerpos que ya están muertos y enterrados y así convertirme en ancestro de esta raza de diosas y dioses negros y mestizos que caminan sumidos en la divinidad sin darse cuenta.


Tras comprar un puñado de puros hechos a mano en La Casa de los Dulces y de desencantarme con la irrelevancia arquitectónica de la Plazoleta de Colón, pedí que me llevaran donde los dominicanos, a bailar. Se llaman colmados y son como misceláneas, con sillas de plástico y una pista. Los jóvenes del barrio invitan a sus vecinas, las musas de los cuerpos atezados y sublimes, ron o cerveza Presidente y bailan bachata y merengue. Si no hubiese estado allí, pensaría que aquello era una película de color y pasión caribeños: Rostros mulatos poseídos por el trance del baile o la cercanía de los cuerpos. Dientes brillando entre la maleza obscura dejando escapar carcajadas, dichos, chistes, bienvenidas. Pies desnudos sobre el pavimento, ombligos con sensuales perforaciones de brillantes, sandalias de colores…Todo ondeando tranquilo y cadente según la lentitud o fuego en la música.

La voz triste de (Ya no me acuerdo del nombre, es el padre de la bachata) inevitablemente me hizo lamentarme no vivir aquí hoy, por no tener a toda esta gente a mi lado, por no ser más importante en este idílico entorno, por no ser dominicano. Pensé que es un privilegio ser latinoamericano, y/o nacional de todos esos paraísos que me falta aún visitar y especialmente de los que – nostalgia en pecho – me faltó y me faltará conocer.

Fue así como entre trago y trago comprendí que no sólo añoramos las oportunidades que dejamos ir, las personas que nunca pudimos querer o los lugares donde nacimos.

Echamos también a faltar todo lo que podemos imaginar que hubiera sucedido en cuanto vivimos algo nuevo. Los lugares que no tuvimos, que no tenemos y que no tendremos. La gente que nunca conocimos pero por la que hubiéramos llorado su muerte.

Supe que no soy el único que se siente así: por definición los hombres añoramos ser y estar.

Menos mal que, para cuando me dí cuenta por qué ya nadie quiere ser turista, sonaba ya una alegre bachata de Héctor Acosta "el Torito".


*=Mmmmmh. MMMMMH. MMMMMMMMHHHHHH.

martes, 9 de febrero de 2010

Carta a los Artistas Mexicanos (Una breve lección de marketing para todos)

De todo lo hermoso que algún día tuve y está extinguiéndose, me queda aún una abuela española, con quien he logrado una comunicación notable a partir de su asombrosa predisposición hacia México.
Utilizo este adjetivo porque nuestras generaciones -con las que me ha tocado convivir más por pura probabilidad cronológica - de repente no han logrado disociar condiciones negativas como el narco, la corrupción, la contaminación, la pobreza, a menudo la pereza y hasta la epidemia de influenza; de nuestro maravilloso, honesto, limpio, rico, vibrante y sano México.
La explicación es que, por décadas las noticas que llegan sobre nosotros no siempre reflejan nuestra mejor cara.
Mi abuela (y su generación) tiene aún el sabor dulce de México que probó desde niña a través del arte: canciones rancheras inolvidables que - sin Twitter ni Facebook - llegaron hasta su pequeño pueblo, películas entrañables, noticias de murales prodigiosos, artesanías milagrosas que hasta la fecha conserva...

Sin hablar de revolución (que dicho sea de paso, ojalá llegue pronto y sea lo menos violenta posible), sin despotricar contra sociedades y políticos, quiero hoy pensar en marketing puro, algo que he aprendido a hacer los últimos tres años.
Entre toda esta inundación de información en la que vivimos, y ante una falta de control derivada de la libertad de expresión, es imposible detener la mala información. Sin embargo - y a las pruebas me remito -, la estrategia mercadológica efectiva tiende cada vez más a generar contenidos positivos y a viralizarlos, de tal manera que lleguen primero, prevalezcan y eclipsen al contenido negativo.

Yo quiero ser más famoso que el narco. Quiero que escribas una novela que de una vuelta más al mundo que las noticias sobre corrupción. Estoy seguro que puedes componer una canción que sea coreada por todas partes y supere en fama a la contaminación. Que tu talento, tu inteligencia, tu belleza, tu energía y tu creatividad sean más fuertes que esa maldita influenza porcina. Que mientras atacamos y vencemos nuestros "contenidos negativos", sepamos aprovechar las redes sociales y la manera en que nuestra generación conoce sobre internet y marketing, para generar "contenidos positivos".

Sé que un par de ustedes artistas lee esto. Van, con todo. Sé además que el resto, pocos o muchos, pueden también proponerse ser un rostro de México, más grande y famoso que lo malo.
Es hora de 'viralizar' nuestro talento y contagiar al mundo entero. Que haya una epidemia mundial de mexicanos talentosos. Así, un día las generaciones futuras reaprenderán a asociar a nuestro México con lo hermoso y lo positivo. Como lo que es: un país maravilloso.

Mientras eso llega, recordemos: la energía es el 75% del camino al éxito. Gracias por leer y visitar.

Un abrazo,

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lunes, 25 de enero de 2010

De Titanic a Avatar, o de las vueltas que da la vida

1.
Era 1999. Yo tenía 17 y estaba en Inglaterra para perfeccionar mi inglés y aprender a montar. Así fue, debo confesar, en todos los sentidos. La humanidad vivía desde hacía dos años la era Titanic: un mundo delicioso en el que la imagen mental más común era Kate Winslet desnuda, mi abuela aún no había muerto, Britney se apoderaba de nosotros y mi cuerpo era perfecto. Cada jueves, la escuela en la que estudiaba rentaba un antro que había sido capilla para que bailáramos y bebiéramos coca-colas hasta - creo - las ocho, hora en la que nos despachaban para empezar a servir alcohol a los mayores. Era yo el rey de reyes en esa pista. Ponle que había italianos, húngaros y demás mucho más galanes...nomás que yo sí bailaba. Medio mal para estándares mexicanos, pero como dios para estándares europeos. Y entonces, las rusas, holandesas y demás, caían. Todos y todas íbamos a lo que íbamos. Yo caí con una turca hermosa y difícil de leer que por cierto, quería ser bailarina. Fue un romance de verano clásico, de película, inocente y sublime, hasta que ella tuvo que regresar. El mundo se derrumbó. Yo pronto cumpliría 18, me casaría con ella, cambiaría mi residencia habitual a Estambul y envejecería bebiendo café turco. Tú saltas yo salto, como Jack y Rose. Entre promesas y lágrimas nos despedimos un jueves, en The Chapel. Ella tenía 16 y se iba una hora antes que yo. Había una española hermosa con la que - por reglas de ñoñeza personal - no hablaba: I was learning English and didn't want to think in Spanish. Pero acababa de perder al hasta entonces amor de mi vida. Tenía que desahogarme con alguien, in Spanish, of course. Parecía una modelo hecha de alabastro, delgada y llena de luz, escuchando. De repente, como todos los jueves, sonó esa maldita-hermosa canción: My heart will go on, de Céline Dion. Devastador, porque mi turca y yo, la bailábamos abrazaditos besándonos ante las miradas de todos. Ella se me había ido esa tarde. Mi nueva confidente española me invitó a bailarla con ella intentando animarme.
Ese fue el momento en el que por primera vez en la vida me insulté a mí mismo. Rodee con mis manos su cintura, cerré los aún tristes ojos y aspiré. El perfume de su pelo era como un vasto campo fresco, atardeciendo en primavera, dorado y mecido por el viento. Una deliciosa avalancha de suaves cardos, fértiles lavandas y millares de dulces dientes de león que flotan en el aire. O quizá algo más exquisito. Al respirarla lo supe inequívocamente y me dije Eres un cabrón. La apreté mientras ella pensaba que me quebraba de tristeza. No se ha ido la otra y ya te gustó esta. No salté nunca hacia Turquía. Abrazado a la nueva y sin remordimientos, le dije adiós a Estambul.


2.
Era 2009.
Ya había cumplido los 28 y vivía relativamente feliz una sucesión de trabajos y amistades tan intensos e interesantes que me permitían disfrutar y defender mi soltería como los grandes. La humanidad comenzó a vivir la era Avatar: un mundo amargo tras el trauma de los aviones estrellándose contra las torres gemelas. Britney estaba loca y gorda, mi abuela había muerto y mi cuerpo había perdido la perfección. Las redes sociales se apoderaban de nosotros y fue así como un día hice click y encontré un maldito-hermoso avatar en Twitter: una foto perfecta. Pasaron días de coqueteo futurista, artificial y tecnológico que primero escaló a Facebook y después al chat de mi Blackberry. Sin estar muy convencido, su insistencia y mis ganas de marcha me hicieron acceder a conocernos en Technicolor. Ante un suculento plato de mejillones a la marinera, una especie de humanoide divino y fantástico, con ojos brillantes y una figura desproporcionadamente delgada me observaba. Yo iba a lo que iba, como siempre. Pero la Tierra ahora se llamaba Eywa y sus habitantes, fans de Kelly Clarkson - un producto de la imperante telerrealidad -, vivían según su último éxito: I do not hook up: I fall deep, un golpe bajo a mi obsesión por la falta de compromisos románticos. La estrategia fue darse a desear en el sexo hasta el punto en que parecía que el asunto sería tan profundo que habría más bien que unir las trenzas ciliadas de cada quien hasta que se dilataran las pupilas. Entonces caí perdidamente. Efectos especiales nunca antes vistos. Mi Jack Dawson personal resucitó y, cuando estuve listo y me sorprendí a mí mismo intentando saltar, Rose-Avatar decidió quedarse en Eywa, sin mí, vengando sin saberlo la sangre de aquella turca que se quedó esperándome en la era Titanic.
El mundo se derrumbó por segunda vez. Me pasé noches enteras intentando dormir para huír de mi condición humana y de repente despertar siendo avatar en Eywa. No lo logré y por un lado, menos mal: habría que aprender el Na'vi, un idioma ininteligible y difícil.
Después de un par de semanas, también en jueves, tuve la suerte de tener que insultarme a mí mismo por segunda vez ante un pelo perfumado (esta vez por todas esas notas olfativas que evocan estrellas de mar, corales, lunas de fuego y brisas oceánicas: un verdadero tesoro para haberla encontrado en meses de frío). Cabrón, volví a decirme. ¿No que muy enamorado? Fui muy afortunado. Con dos manos en la cintura de la confidente reloaded, esta vez mexicana (ya tocaba llevarse algo del producto nacional), y mientras nos besábamos bailando una canción de Leona Lewis (la superdotada que reemplazó a Céline en esta era), sin testigos alrededor, supe estar en paz ante la imposibilidad de visitar la tierra de los avatares, para nunca más volverla a ver.

3.
La vida y yo estamos a mano, a la espera de los días que han de venir.
Más le vale a James Cameron que en la nueva era que cree su próxima película me toque ya una escena en la que todos los del barco saltemos para nunca morir.

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martes, 19 de enero de 2010

Comptine d'Hiver No. 93685740968

"La chance, c'est comme le Tour de France, on l'attend longtemps et ça passe vite!"
(La suerte es como el Tour de Francia, la esperamos mucho tiempo y se pasa rápido)
- Jean-Pierre Jeunet, Le Fabuleux Destin d'Amélie Poulain

Ya ando por acá en un estado de tristeza emo propio de LuisMi adolescente cuando en su película le cortan la pierna y acaba cantando Hora Pro Novis. No juzguéis, no es naquez traer lente obscuro a estas horas, es sólo sentimentalismo puro e inútil aunado a la elegancia que me caracteriza. Ya se me pasará. Mientras tanto, evite usar flash, digo, per favore.
Es que uta, aparte de narcisista (visiten mi nuevo Tumblr), ando de un ñoñopesimistadesolado...Miren todos los posts de abajo, pura seriedad y así. Ah, y ando de un miedoso (digo "miedoso" pa' no utilizar adjetivos por los que después tendría que pedir disculpas públicas a la comunidad LGBT), que no puedo decidir qué va a ser de mí. Ah, y en un momento verdaderamente sin precedentes en mi vida, ando un poco heartbroken, o en su defecto, ego-bruised. Y todo eso tiene que parar, que ya es 2010.
Debemos ver el lado positivo de la vida. Quiero decir, debemos sentirnos muy muy felices ya que ... uhm... ehm... esteeeee...Lucero y Mijares han fracasado en su matrimonio (qué ruin, pero ps jaja) y aún no han descontinuado el queso Philadelphia sabor chipotle!!!! Digo, a pesar de estar a dieta y no bajar (mi última fue revisar que ya me hubieran quitado todas las muelas del juicio, a fin de que, si todavía tenía un par dentro, ir ipso facto al dentista a que me las extirpara, lo cual se traduciría en unos gramitos menos y más satisfacción al subir a la báscula), claro.
Y luego dicen que uno no sabe apreciar las cosas positivas de la vida.

Ando escribiendo un par de asuntos interesantes, estad al pendiente, que prometen. Uno de todos ellos es una novela tipo "Lola, Érase una Vez" namás que más cruda y perra. Les va a encantar.
En fin. Os amo más que don Vicente Fernández cuando anda borracho en los palenques. Portaos bien.
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miércoles, 13 de enero de 2010

Tengo que

Tengo que amanecer borracho besándote a la orilla del Sena por lo menos unas ocho veces más.
Tengo que despedir y enterrar tranquilo a mi padre y a mi madre tras haber sido el mejor de los hijos de la historia porque así es la ley de la vida y así lo merecen.
Tengo que ganar algo (cuanto más prestigioso mejor) y subir descompuesto a un podio a llorar de emoción por dedicarlo a mi México y mis mexicanos.
Tengo que decidir qué sueños continúan y cuáles tirar a la basura para dejar de perseguir (y hasta nuevo aviso, TODOS los sueños siguen siendo posibles y no hay nada en el mundo con los suficientes huevos para impedirme lograrlos).
Tengo que conocer Moscú bien rasuradito y dejarme crecer la barba mientras viajo en el TransSiberiano para llegar a Beijing a remojarla al plato de noodles más delicioso de Asia. O algo así.
Tengo que ver a mi hermana hermosa como nunca antes, de blanco y con un ramo resplandeciente en las manos junto al hombre más trabajador y respetuoso de la Tierra y bajo una lluvia de arroz y pétalos blancos y buenos deseos en la que quien le desee más felicidad sea yo.
Tengo que aprender a perdonar de corazón y exterminar mis rencores y conquistar mis miedos y restituir al mundo todos los daños y perjuicios que mi intensidad e ignorancia causaron y causarán.
Tengo que escribir una novela y estudiar una maestría y hacer el guión de una película y conseguir un doctorado y publicar un poemario y tomar un curso de cocina para poner un restaurante y grabar un podcast y seguirme con un postdoctorado.
Tengo que poder luchar por todo esto y por bastante más porque no sólo llevo sueños míos cargando. Tengo que esmerarme en nombre de quien ya no tiene la vida ni los largos y fructíferos años por venir que a mí me sobran. Tengo que hacernos justicia. Tengo que evitar que la erosión del paso del tiempo me arrebate la noción de que todo es posible y todo hay que intentarlo.
Y un día, muy al final, tengo que morir. Sonriendo.
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martes, 5 de enero de 2010

De los regalos (Sí, otro post sobre soltería)

Al parecer aún nos queda un buen último tirón de frío para hablar de regalos, siempre tan de moda en invierno. Cualquiera que haya recibido un regalo por compromiso (en el peor de los casos léase "roperazo") o participado en un intercambio artificialmente coordinado; tendrá aún en la boca ese pésimo sabor que deja tener que dar (o ser regalado) algo que no nace de uno y que no tiene un valor genuino. Algo chafa, cutre, malenvuelto...

¿A quién le gusta recibir algo que no esté bien planeado, en su punto, perfecto...?

Un inicio de año es perfecto para ser soltero y ser soltero es perfecto para iniciar un año.
La soltería es ese período en el que uno se cuida, se regenera, rejuvenece, crece. En el que se aprende a confiar en uno y a encontrar la felicidad dentro del propio ser para después no succionar la de otros. En el que hay tiempo para cuidar el cuerpo con ejercicio y buena alimentación, la mente con trabajos y el espíritu con motivaciones. De pulirse, corregirse, abrillantarse. A pesar de esto, aún hay quien percibe a los solteros como individuos "egoístas" (!), por no compartirse con los demás.

El mejor regalo que existe es - sin duda alguna - una persona. Pregúntenle a la Broken Fortune Cookie si la llegada de su hija Aura no ha sido su mejor obsequio de vida. ¿Qué hay más valioso que un nuevo amigo, una pareja, un nuevo romance? La vida ocurre de todas formas, y lo único que nos queda es estar bien preparados. Porque quizás algún día llegue ese momento perfecto en el que a uno le nacerá regalarse y las consecuencias de no estar listo al 100% podrían ser desoladoras: Naaadie quiere un regalo chafa.

Así, una soltería bien enfocada y vivida es quizás el proceso más generoso, noble y desinteresado por el que pasan los seres humanos: Un tiempo de disfrutar la vida planeando la llegada de alguien a quien ni conocemos a través del crecimiento personal. Un tiempo de construir las catedrales en las que los futuros seguidores - si es que llegan - rezarán. De transformarse en alguien que suma y aporta porque sabe estar consigo.

Una vez más, bienvenida la soltería y todo lo que implica. Que el proceso de preparar envoltura y contenidos sea espectacular.

*En lo particular, este que escribe es modelo 1981 y requiere urgentemente de mantenimiento. Esto implica una dieta sana y matadora, sesiones maratónicas de ejercicio, una buena revisada a los grandes libros, un tratamiento dermatológico y un blanqueamiento dental. En otras palabras, suerte a quien se lleve este regalazo los próximos meses. (Si es que aguanto la dieta un día más, claro). Seguiremos informando.

viernes, 1 de enero de 2010

La huída silenciosa

Todos nosotros nacemos huyendo.
Muchos conocemos bien esa aterradora angustia que provoca estar abrazando a alguien que duerme plácidamente en nuestros brazos mientras se fuga inevitablemente de nuestras vidas, sabiendo que - no importa lo que hagamos -, los amaneceres próximos desembocarán en ruptura a pesar de poder asirlos físicamente. Así es 2010, con cronómetro corriendo. Ahora mismo que empieza con tanta energía e ilusión, mientras lees, millares de tus células pierden agua agonizando, pudriéndose. Somos cementerios que caminan y no hay nada que podamos hacer para cambiar esto. Así llega el 2010: escapando junto con todas las personas y circunstancias que inocentemente creemos poseer.
Lo único que nos queda es intentar escapar de la huída. Vivir de tal manera que no se nos note nuestra triste condición de moribundos: Comer y beber y besar y escribir y follar y leer y trabajar como burros y limpiar las casas y los escritorios para que queden relucientes como tumbas. Y llorar y bailar y empedar y gritar y pelear y lastimarse, y etcétera.
Eso es lo que quiero para ti y para mí los próximos doce meses: una sucesión densa de eventos que maquillen nuestras células muertas y nos hagan sentir como si no huyéramos de todo.
Que lo que huya más pronto de nosotros sea la tragedia, el rencor y el miedo. Que los sueños escurran lento antes de desaparecer y se realicen mucho antes de fugarse. En breve: Felicidades.

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