sábado, 5 de septiembre de 2009

De cómo las musas se mezclan con los mortales

Fue una espectacular noche en otoño el año pasado: una noche de moda. Tras una sobredosis de flashes, celebridades, escotes y texturas; los seres más vanguardistas de la Ciudad de México se arremolinaron desordenadamente para ocupar sus lugares en el desfile de la nueva sensación: Malafacha. Por afortunada casualidad, también yo estuve allí.
Después de un momento a obscuras, una luz amarillenta nos dejó adivinar la misteriosa silueta de una mujer.
Era el contorno de la elegancia de los años cuarenta, cargado de femineidad agresiva, felina y salvaje. La personificación refinada de los sueños vanguardistas de todos los pintores en todas la épocas; sabiamente vestida. Ella estaba viva: todos lo supimos cuando avanzó como una pantera hacia adelante de la pasarela, haciendo alarde de un sereno resplandor que nos cegó a todos. Había algo impactante: supongo que se debía a que ella, a diferencia de las mejores cosas de la vida, era irónicamente larga. El espacio quedó invadido por el seductor poder de su mirada al frente, que como una epidemia salvaje se apoderó de nosotros, conquistándonos para siempre. Sonaba la voz de Shirley Bassey interpretando una canción de Pink que ella musitaba entre sus labios de femme fatale.
Tras ella transcurrió uno de los desfiles de moda más exquisitos que he probado. De esos eventos únicos en los que uno se siente abrumadoramente embriagado ante la alineación de los astros. Ella salió un par de veces más dominando, luciendo otras prendas de la colección. Sólo los que estuvimos allí sabemos exactamente lo que intento relatar: un momento verdaderamente especial. Al final y en episodios posteriores, pregunté mucho sobre ella: quería saber su nombre, su profesión, escuchar cómo hablaba...
Me pregunté si esas extraordinarias creaturas alguna vez salen de los sueños y descienden a nuestro mundo para mezclarse con los mortales.

La respuesta es que sí.

Hoy, en la cafetería del Conejo Blanco, compartí con ella unos molletes.


(¡!!!)

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