Hace poco estuve en una reunión en la que compartí con dos personas maravillosas las aficiones y pasiones personales que cada quién tenía. ¿Cómo expandirlas y desarrollarlas? En mi caso concreto, ¿Cómo escribir mejor?
La respuesta a esa pregunta es positivamente estimulante. Sí, por supuesto, para escribir mejor, hay que escribir más. Que quede aquí mi ofrecimiento a todos Ustedes de escribir lo que sea que me pidan. De intentar ser leído y no ausentarme largo tiempo. En este aspecto debo también celebrar, la oportunidad de vida que tengo de trabajar creando ideas y escribiendo conceptos, en un fascinante universo que nunca descansa y donde hay que tener - por si acaso - listos papel, lápiz y/o teclas todos los días y en todo momento.
Sobre todo - y es aquí cuando la cosa se complica -, un aspirante a escritor debe tener una vida interesante. Debe estar constantemente devorando arte, películas, canciones, programas, revistas, libros, exposiciones, conversaciones, lugares y sabores...Crearse un acervo constante de inspración. Tener perpetuamente historias qué contar.
Pensando en quién me hace disfrutar al leer, pienso en ella (que además es poeta y de las buenas), en ella y en ella (por su saber vivir) y en ella por extraordinaria, y en él (por brillante), y en él (por chambeador)...entre muchos otros, cuyo común denominador es que son asombrosos y de manera más vehemente gritan con sus escritos lo vivos que están. No siempre lo bien, sino lo vivos.
Porque escribir, por supuesto es un placer; pero ante todo, para los adictos a esta actividad, es una necesidad que quema. Y así, llevar una vida extraordinaria ya no sólo es un deseo, sino un reto indispensable.
No podría pensar en una forma de vida más extraordinaria. Una vida en la que la profesión exige cruelmente que pruebes todas las sensaciones posibles, se encuentren a tu alcance o no.
Y por eso, quiero con todas mis fuerzas ser escritor, hasta el último de mis días.
La respuesta a esa pregunta es positivamente estimulante. Sí, por supuesto, para escribir mejor, hay que escribir más. Que quede aquí mi ofrecimiento a todos Ustedes de escribir lo que sea que me pidan. De intentar ser leído y no ausentarme largo tiempo. En este aspecto debo también celebrar, la oportunidad de vida que tengo de trabajar creando ideas y escribiendo conceptos, en un fascinante universo que nunca descansa y donde hay que tener - por si acaso - listos papel, lápiz y/o teclas todos los días y en todo momento.
Sobre todo - y es aquí cuando la cosa se complica -, un aspirante a escritor debe tener una vida interesante. Debe estar constantemente devorando arte, películas, canciones, programas, revistas, libros, exposiciones, conversaciones, lugares y sabores...Crearse un acervo constante de inspración. Tener perpetuamente historias qué contar.
Pensando en quién me hace disfrutar al leer, pienso en ella (que además es poeta y de las buenas), en ella y en ella (por su saber vivir) y en ella por extraordinaria, y en él (por brillante), y en él (por chambeador)...entre muchos otros, cuyo común denominador es que son asombrosos y de manera más vehemente gritan con sus escritos lo vivos que están. No siempre lo bien, sino lo vivos.
Porque escribir, por supuesto es un placer; pero ante todo, para los adictos a esta actividad, es una necesidad que quema. Y así, llevar una vida extraordinaria ya no sólo es un deseo, sino un reto indispensable.
No podría pensar en una forma de vida más extraordinaria. Una vida en la que la profesión exige cruelmente que pruebes todas las sensaciones posibles, se encuentren a tu alcance o no.
Y por eso, quiero con todas mis fuerzas ser escritor, hasta el último de mis días.
3 comentarios:
Catalán, me sacaste una lágrima (en verdad, no estoy siendo siendo sarcástico). Qué orgullo y qué honor ser leído e interpretado de esa forma. Te agradezco, en verdad, que lo expreses.
Y sobre todo porque me sentí muy identificado. Compartimos esa aspiración que a veces tratamos como simple afición.
Y me emociona porque, como te lo comenté alguna vez, yo disfruto mucho tus entradas y considero que tienes gran talento para llevar a cabo esa aspiración. Transmites eso que dices que buscas: vida.
Lo que creo que hay que precisar es esta necesidad de tener una "vida interesante" para poder escribir bien. Pessoa llevaba lo que podría ser considerada como la vida más convencional y aburrida que se haya visto en una biografía, pero su impulso vital era suficiente para que en su solitaria y ermitaña cabeza vivieran miles de poetas con voces e historias distintas y definidas. Kant jamás salió de su pueblín, Konigsberg, y fue capaz de pensar y escribir con gran calidad conceptos filosóficos revolucionarios en su tiempo.
Es decir, la exigencia creo que debe ser vivir la vida y ya. Esto es, hacer lo que uno quiere hacer y darse tiempo para lo propio. Los viajes, las lecturas, la vida en la calle, aquí y allá, es una afición (o aspiración) que puede dar para ello o para algunos puede ser el deseo que impulse lo otro, pero creo que no un requisito indispensable o una exigencia para el que sólo desea (necesita) escribir.
En fin, lo que quiero decir es que creo que no hay que exigirse tanto y simplemente soltarse las riendas, como creo haces. Me da gusto leer un propósito de ver entradas más seguido en este blog porque a mí también me aportan.
Un abrazo
A mí también me sacaste una lágrima y no porque estoy hormonal de aquí a París y de regreso. Muchas gracias por eso que dijiste de mí.
Sigue escribiendo, no sabes cómo disfruto cuando leo algo en lo que me doy cuenta que en verdad te volcaste, no abandones a tus lectores, no importa cuántos sean, pero sobre todo, no abandones el placer de escribir.
Un abrazote
Hey, gracias a los dos! No lloreeeeen jeje Abrazos
Publicar un comentario