viernes, 16 de marzo de 2007

El e-mail de una nodriza de sueños

nodriza.
(Del lat. nutrix, -īcis).
1. f. (‖ mujer que cría una criatura ajena).

Hoy al conducir mi chocadísimo coche por la Avenida Gabriel Mancera que tanto me duele, ví por el retrovisor una camioneta que parecía blindada, tripulada por cuatro hippies, lo juro. Eran dos hombres con rastas doradas y barbas rubias largas; y dos mujeres, una con rastas y otra con turbante multicolor, con esa exquisita belleza propia sólo de las que resultan hermosas cuando no sólo no usan nada de maquillaje sino todo lo contrario. En el techo había maletas largas y extrañas. Las placas eran de Costa Rica. Y entonces, quise ser uno de ellos y estar viajando por el mundo así, como siempre he dicho.
Mis sueños más grandes fueron puestos a dormir tan pronto que ahora que despertaron siguen siendo muy niños, y están tan cansados como quien duerme más de la cuenta.

Hace ya 15 días recibí un e-mail de una gran amiga. Que se volvió gran cuando publicó una cosa que se llama Pintándote en la Revista Opción. Me acuerdo que iniciaba un examen al que tenía que ir con collarín puesto para fingir un accidente del cuello y que no me reprobaran por faltas, y me levanté hasta donde estaba para felicitarla por su publicación. Desde entonces, la emoción de la complicidad empapó la amistad.
Ella es la típica historia de la mujer menuda, delgada, hippie, alivianada. De esas que como yo, por estar estudiando una carrera universitaria están llegando ya un paso adelante académicamente más que sus padres. Alguien con genuino viento en contra, y con genuina actitud para revertirlo. Y así, llegó su titulación y ahí estuve. Testigo y participante de cómo ya para entonces tenía un trabajo envidiable, me alegré de compartir con ella el deseo de ayudar a México y el dilema de quedarse o irse fuera.
Hace 15 días ya, Viridiana Ríos tomó en sus brazos mis cansados sueños y los amamantó como a sus hijos sin darse cuenta. Y gracias a su ejemplo e inspiración, están creciendo. ¿Qué tan probable es que algún día una discográfica me ofrezca un disco? Más aún ¿Qué una editorial me publique una novela? ¿O dejarme crecer las rastas y tomar el Transiberiano? Muy probable.
Lo sé porque mi amiga, con quien compartí la afición de las letras, quien en mis inicios me corregía los poemas, con quien hace poco empecé un proyecto por los niños de la calle, fue aceptada en la universidad de Harvard – con todo ese prestigio y sueño y fama mundial y leyenda que la rodea - , siendo la primer mujer latina en la historia aceptada en un programa de cinco años. Porque estuve con ella compartiendo el día que recibió la noticia, sintiendo que un meteorito grande y afortunado de verdad habia caido contra toda probabilidad tan cerca de mí que era ella la escogida, y ella era mi gran amiga.

Porque cuando la abracé largamente, también abracé con cariño a México y a su futuro, abracé a sus padres que se esforzaron como pudieron por darle una educación, a sus grandes y orgullosos abuelos de origen humilde, abracé a mi madre de joven cuando trabajaba extra para llegar hasta donde nadie de su barrio ni su familia llegó, a mi padre que salió de un pueblito para cruzar el Atlántico y casarse sin que nadie de su familia estuviera, y trabajar para darnos la vida que nos ha dado; abracé los deseos de millones de jóvenes latinoamericanos materializados en ella, me abracé a mi mismo en el futuro, convertido en sueño hecho realidad. Harvard. En ese abrazo, pude pedirle, a nombre de México, que regresara y ella sin pensarlo me dijo llorando que sí, que ha decidido pelear por este país. Y fue un auténtico momento de felicidad.
Ríos: estoy orgulloso de ti, Felicidades. Enhorabuena por ti, por mí, y por nuestro México. Te encargo a mis sueños, tus hijos adoptivos, para que de aquí los lleves aun más arriba.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay lagrimas en mis ojos. Que precioso regalo!!! Muchas gracias. Tus suen^os me seguiran a donde quiera que vaya. Y nuestro proyecto de los nin^os de la calle debe seguir en pie. En dos semanas mas visito Harvard junto con todos los nuevos estudiantes aceptados, y creeme que tu, y tus suen^os, van a estar junto a mi.

Nessa Yávëtil dijo...

¡Wow! ¡Qué increíble tener una amiga que se va a Harvard! ¡Muchísimas felicidades para ella! Yo también creo que los mexicanos que van al extranjero DEBEN regresar, regresar y darle a México todo aquéllo bueno que traigan de otros lados, para hacer crecer a nuestro hermoso país. Debería ser un compromiso muy grande. ¡Y cómo no! Seguro en Harvard se aprenden grandes cosas.

Azul... dijo...

Ya sabes, cuando uno tiene un sueño el Universo entero te escucha... persevera y lo alcanzarás... Te mando muchísimas buenas vibras ¡no te rindas!