Cada vez más, especialmente en este punto de mi vida, voy pensando y soñando en buscar escribir sobre gastronomía, porque esta es la pasión más fuerte en mi vida. No hay nada que no pueda relacionar con un restaurante, un plato o un estilo de comer. El mundo es para mí un gran festín y así me es natural apreciarlo: es mi estilo de vida. Si alguien decidiera que no tengo derecho a perseguir esto, me jodería la existencia. Así de simple.
Lo mejor del mundo es un buen bufé (como cuando existía "Le Cirque" en el D.F., después de ellos nadie y cómo los extraño).
Lo mejor del mundo es un buen bufé (como cuando existía "Le Cirque" en el D.F., después de ellos nadie y cómo los extraño).
Justo así me imagino al Estado perfecto e ideal. Todavía más en México, uno de los países con una diversidad (gastronómica y no) tan amplia y apabullante, imagino un bufé al que TODAS las familias están invitadas. Sueño con una variedad de platos que todo buen restaurante debe ofrecer según los gustos y necesidades de TODOS los comensales, simplemente para tener una razón de ser. Un lugar en que todos puedan comer según sus pasiones, donde el hecho de que personalmente no nos guste el plato del de junto no implique que cuestionemos que esté puesto en la mesa para quienes lo prefieran al nuestro. Donde no se pierda tiempo en juzgar lo que comen los demás (aunque eso más bien nace del disfrutar el propio plato y no envidiar la felicidad ajena).
Para que quede claro, esta simple y deliciosa metáfora quiere decir que este blog y el que lo escribe está a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Porque en un restaurante ideal, me imagino a mi paisano Genaro Lozano con su pareja y su hija Ana cenando en la mesa de junto, disfrutando como tod@s del gran bufé. Un país en el que los grandes hombres y mujeres puedan casarse, donde esta historia pueda ocurrir. Ese es el restaurante-Estado que añoro que exista.
Porque de no ser así, lamentablemente, mi recomendación como crítico será largarse de esa mesa para nunca volver.
Para que quede claro, esta simple y deliciosa metáfora quiere decir que este blog y el que lo escribe está a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Porque en un restaurante ideal, me imagino a mi paisano Genaro Lozano con su pareja y su hija Ana cenando en la mesa de junto, disfrutando como tod@s del gran bufé. Un país en el que los grandes hombres y mujeres puedan casarse, donde esta historia pueda ocurrir. Ese es el restaurante-Estado que añoro que exista.
Porque de no ser así, lamentablemente, mi recomendación como crítico será largarse de esa mesa para nunca volver.
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