"K'o luda, ne znam kuda, ljubavi se nove bojim,
a dane, žive rane, više ne brojim.
Molitva, kao žar na mojim usnama je,
Molitva, mesto reèi samo ime tvoje.
Nebo zna, kao ja, koliko puta sam ponovila,
to nebo zna, baš kao ja, da je ime tvoje moja jedina
Molitva... "
Marija Serifovic
Repite conmigo mo/lit/vá.
Sí, repite.
Ya sé que muchos spots publicitarios te piden que hagas cosas y no te da la gana, pero yo nunca te he cobrado por leerme, y nunca lo voy a hacer. Esto es un regalo.
Existen palabras que son como poemas. Que son más melodiosas que canciones.
Ahora sí repite conmigo: Molitvá. Canta: Mo-lit-va.
. Moo . lit . váa . ...
En serbio, molitva significa oración. Precioso, ¿no?
Si pusiéramos en una licuadora mis tres "áreas de interés profesional", a saber: la música (pop[ular]), las relaciones internacionales y la comunicación, depués de un buen rato podríamos vertir el festival de Eurovisión en nuestro vaso.
Me fascina oír canciones en idiomas distintos, me emociona adivinar qué país vota por cuál, escuchar los distintos presentadores anunciando resultados en francés e inglés desde las distintas capitales europeas.
Recientemente, la migración y la entrada de nuevos países de la ex-Rusia y la ex-Yugoslavia han hecho más reñida, interesante y encantadora la experiencia. Desde el punto de vista sociológico, es increíble explicarse las razones del voto de cada país por otro (Alemania siempre vota Turquía por los muchos inmigrantes turcos, lo mismo con España votando por Rumania. Chipre generalmente se decanta por Grecia pero de repente se va hacia Turquía. Igual, los países hermanos siempre se apoyan: los güeritos finlandeses votan por los güeritos suecos o daneses o noruegos, los francófonos por los otros francófonos, Rumania con Moldavia y Bulgaria, Austria y Suiza con Alemania, Belarús con Rusia y Ucrania, la Ex-Yugoslavia con la Ex-Yugoslavia).
Ya es sabido que a pesar de que mi preferencia por default está en España, hay algo en la victoria de un país pequeño que me hace vibrar. Por eso estoy predispuesto a que me guste la propuesta bosniaca o letonia, por ejemplo.
Así que hoy, cuando oí los primeros acordes del tema de Serbia (sin Montenegro ya, qué triste por cierto), pensé que se trataba de algo normal. Una mujer fea, de nombre Marija Šerifovic, vestida con un traje negro cantaba profundo como una catedral, tiernamente heróica. La música, fuerte y solemne, dulcemente balcánica, me atrapó. Y entonces, cantó:
Molitva...
En su idioma, ella decía: Oración, tu nombre es algo que admiro, Plegaria, el cielo sabe cuántas veces te he llorado, el cielo sabe que sólo rezo por ti.
Pero nosotros no teníamos ni idea del significado de lo que ella pronunciaba intensamente.
Para cuando las flautas yugoslavas sonaron a mitad de la canción, la emoción estaba a punto de hacer reventar las puertas y ventanas del cuarto de la tele, hasta que mi hermana dijo: estoy a punto de llorar.
Me pareció increible experimentar junto con ella una coincidencia de recepción de sentimientos transmitidos a través de la música: a mí me pasaba lo mismo.
Pero la sorpresa más grande fue, descubrir que prácticamente todos los votantes de las 24 naciones que vieron el Eurovisión quedaron igual de conmovidos que nosotros. Igualito. Cada país daba entre sus tres primeros a Serbia, la reacción a la maravillosa interpretación de esta mujer hacía imposible negar que aún en estos tiempos es posible enviar un mensaje que trasciende las lenguas y acariciar los sentimientos de culturas y personas distintas, a través de la voz humana.
Serbia ganaba, mientras mi hermana y yo, recibíamos el triunfo como nuestro. Imaginábamos lo mucho que debe hinchar al alma la emoción de una artista que viene de un país herido, accidentado, y acaba de ser declarada ganadora de un concurso que mira toda Europa.
Nos sentíamos identificados con muchos otros. Todos habíamos sentido igual.
Molitva, con su ritmo poético, hechizaba de esperanza a todos los que amamos ver triunfar a los pequeños, a los sangrantes.
Y como todo, los recordatorios ahí puestos, más claros que nunca: el poder de un sentimiento bien cantado, la presencia de países difíciles de ubicar en el mapa, muy por arriba de los grandes. Los últimos lugares: Francia, Reino Unido, Alemania y España. Los "cuatro grandes de Eurovisión", que tienen pase automático quedaron hasta atrás, aprendiendo que no hay que dormirse en los laureles ni dejarse envejecer; cara a los nuevos, manoteando y haciéndose espacio, abriéndose camino poco a poco, aunque sea en este ámbito.
Y al frente de todos ellos hoy estuvo Serbia. Y por ello, estoy muy contento. Molitvá.
Para bajar Molitva, aquí un link : http://ww1.rts.co.yu/euro/molitva.asp
5 comentarios:
Siiiiiiiiiii fue increible!!! un momento bellisimo!! Viva Molitva!! ganamos!!!!
P.
¡Que bonito post Je! :)
¡Yo también me confieso fan from hell del fest Eurovisión! Y tienes toda la razón; es como una mezcla perfecta del gusto populachero musical con el gusto intelectualoide por las relaciones internacionales!!! jajaja!
Yo también me divierto muchísimo adivinando qué país vota por cuál, a ver si concuerda con su política exterior (super ñoña) y me emociona hacer apuestas y escuchar a los distintos presentadores anunciando resultados desde las distintas capitales europeas.
Mi preferencia siempre está con los brits (aunq cada vez les va peor) quizá porq siempre veo la transmisión inglesa y adooooro al conductor y sus witty comments. Pero, no cabe duda q "Molitva" fue un momento bellísimo y merecía ganar! ¡Que gusto por Serbia!
Yo no lo ví, pero me uno a los que gozan con el triunfo de los pequeños-sangrantes.
Si querías diversión popular-internacionalista friendly, nada como el Grand Prix "México vs. el Resto del Mundo" que nos chutamos en la lucha libre el viernes pasado (y que te perdiste).
mandamela a tatis_p@hotmail.com. Por fa mándame esa fotogra`´ia de LaChapelle.
Graciasssssss
Cuidate
Publicar un comentario