a) yo soy de aquí y lejos de aquí moriría como loto desmayado y
b) ¿a dónde voy que más valga?, ¿a causar lástima en otro país?, ¡niii madre!
¿Que ahora permanecer aquí requiere de una dosis mayor o menor de valentía? Pues nos la echamos. Sería una infamia que no lucháramos hasta el último esfuerzo por arrebatarle a los felones la posesión y usufructo de México."
(Sí mi querida Skinny Bitch, sí lo leí, y sé que estamos juntos tú, yo y muchos en esta idea, en esta postura, en este sueño.)
Sí señores. Después de la entrada anterior, no podía dejar de aclarar, que después del duelo, está el levantarse, muy alta la frente y - con el mayor estilo del mundo - plantarle cara a lo que venga.
Si estás leyendo esto en algún lado de México, da una vuelta y mira a la gente desconocida que te rodea. Tus paisanos. Desde aquí, y sin saberlo bien, te afirmo que ellos son como tú y yo: nobles y trabajadores. Seremos lo que quieran, pero en general, somos más los que no secuestramos, los que no robamos, los que vivimos con decencia y dignidad. Somos muchos más. Sólo necesitamos pasar la voz, condenar los más mínimos actos de corrupción de nuestro entorno inmediato, concentrarnos en lo nuestro y seguir aquí, partiéndonos la madre. Después de todo, ¿qué hay más mexicano que chingarle y trabajar como un burro por una vida mejor?
Somos demasiados. Y nadie va a pasar por encima de la vida que merecemos. Estamos dolidos sí, pero eso no va a debilitarnos. Al contrario. No vamos tampoco a cambiar nuestra forma de vida con base en lo que los delincuentes pudieran tramar en nuestra contra. Vamos a aprovechar la adversidad y a sacar la casta.
Los dejo con una cita del discurso del presidente que encontré en el blog de la Hija de Zeus:
“Quienes creen que con actos cobardes en los que se lastima la vida y la integridad de personas inocentes verán un Estado debilitado, en su acción criminal encontrarán un motivo sobrado para el fortalecimiento del Estado y la unidad de los mexicanos. Se equivocan, hoy más que nunca verán la acción de un Estado más decidido a enfrentarlos y a vencerlos.”
Si estás leyendo esto en algún lado de México, da una vuelta y mira a la gente desconocida que te rodea. Tus paisanos. Desde aquí, y sin saberlo bien, te afirmo que ellos son como tú y yo: nobles y trabajadores. Seremos lo que quieran, pero en general, somos más los que no secuestramos, los que no robamos, los que vivimos con decencia y dignidad. Somos muchos más. Sólo necesitamos pasar la voz, condenar los más mínimos actos de corrupción de nuestro entorno inmediato, concentrarnos en lo nuestro y seguir aquí, partiéndonos la madre. Después de todo, ¿qué hay más mexicano que chingarle y trabajar como un burro por una vida mejor?
Somos demasiados. Y nadie va a pasar por encima de la vida que merecemos. Estamos dolidos sí, pero eso no va a debilitarnos. Al contrario. No vamos tampoco a cambiar nuestra forma de vida con base en lo que los delincuentes pudieran tramar en nuestra contra. Vamos a aprovechar la adversidad y a sacar la casta.
Los dejo con una cita del discurso del presidente que encontré en el blog de la Hija de Zeus:
“Quienes creen que con actos cobardes en los que se lastima la vida y la integridad de personas inocentes verán un Estado debilitado, en su acción criminal encontrarán un motivo sobrado para el fortalecimiento del Estado y la unidad de los mexicanos. Se equivocan, hoy más que nunca verán la acción de un Estado más decidido a enfrentarlos y a vencerlos.”