"No sé muy bien el qué pero he perdido algo. Lo que es seguro es que no está aquí,
Quizá mañana lo siga buscando. Y a cada paso que doy algo me voy dejando..."
Tengo apenas 25 años, y ya te extraño.
Extraño al que cantaba, al que lloraba aquí mismo si hacía falta y sin importar si alguien está alrededor o no, al que desoía las reglas, al que festejaba cada cosa pequeña.
Definitivamente no estás. Te me fuiste. Y deberías seguir aquí.
Hoy tenemos muchas cosas que soñabas: tenemos muchas camisas, tenemos un cuarto para nosotros solitos, tenemos una MacBook nueva en la que podemos ver cualquier película (al final sí nos compramos la película del Rey León), tenemos cigarros y encendedores chidos, tenemos dinero para todas las donas que queramos y una cámara de fotos que no necesitan revelarse, coche - con música - para ir al Auto-Mac a pedir lo que nos dé la gana. Tenemos cosas que contar: salimos con misteriosas y guapísimas editoras de revistas, fotografiamos celebridades, hacemos viajes mamones de fin de semana, escribimos y nos leen.
¿Te me escapaste, o te maté yo?
No me acuerdo exactamente del momento en el que te dejé tirado, si es que eso ocurrió. Del instante en el que "crecí", en el que envejecí. Si lo supiera con certeza saldría a buscarte, a ver si queda algo de ti, si estás inconsciente en alguna acera del mundo y todavía puedo aplicar una maniobra de RCP y recuperarte. Ver si tu pérdida es reversible y si es así, ver cómo recuperarte.
Te enseñaría nuestras tarjetas de presentación (tenemos dos chambas), te enseñaría el coche, la gente, y todas esas cosas que en teoría deberían de hacerme sentir un hombre animado y feliz. Seguramente tú, sabrías darme el enfoque que necesito para estar satisfecho y pensar de corazón todo el tiempo que soy afortunado.
Extrañar es implícitamente, estar agradecido. Saber que se fue o se tuvo algo, que ya no es o no está hoy. Sentirse privilegiado por haber tenido en algún momento un acorde de una excelente canción.
Hoy con extrañeza encuentro que me extraño. Me echo mucho de menos porque antes nunca me hubiera permitido pasar un día como hoy. Mi yo anterior tenía el valor de buscar siempre el lujo de la intensidad de vida.
Pero no encuentro ni siquiera, dónde estaría el cementerio de mi yo joven. No sé hacia dónde caminar para ir a honrarlo, a contarle cuatro cosas a su tumba. No sé qué espíritu podría suplantarlo para devolverme las ideas útiles. No quiero pensar que su ausencia es culpa mía: literalmente, no podría perdonármelo.
Quizá mañana lo siga buscando. Y a cada paso que doy algo me voy dejando..."
Tengo apenas 25 años, y ya te extraño.
Extraño al que cantaba, al que lloraba aquí mismo si hacía falta y sin importar si alguien está alrededor o no, al que desoía las reglas, al que festejaba cada cosa pequeña.
Definitivamente no estás. Te me fuiste. Y deberías seguir aquí.
Hoy tenemos muchas cosas que soñabas: tenemos muchas camisas, tenemos un cuarto para nosotros solitos, tenemos una MacBook nueva en la que podemos ver cualquier película (al final sí nos compramos la película del Rey León), tenemos cigarros y encendedores chidos, tenemos dinero para todas las donas que queramos y una cámara de fotos que no necesitan revelarse, coche - con música - para ir al Auto-Mac a pedir lo que nos dé la gana. Tenemos cosas que contar: salimos con misteriosas y guapísimas editoras de revistas, fotografiamos celebridades, hacemos viajes mamones de fin de semana, escribimos y nos leen.
¿Te me escapaste, o te maté yo?
No me acuerdo exactamente del momento en el que te dejé tirado, si es que eso ocurrió. Del instante en el que "crecí", en el que envejecí. Si lo supiera con certeza saldría a buscarte, a ver si queda algo de ti, si estás inconsciente en alguna acera del mundo y todavía puedo aplicar una maniobra de RCP y recuperarte. Ver si tu pérdida es reversible y si es así, ver cómo recuperarte.
Te enseñaría nuestras tarjetas de presentación (tenemos dos chambas), te enseñaría el coche, la gente, y todas esas cosas que en teoría deberían de hacerme sentir un hombre animado y feliz. Seguramente tú, sabrías darme el enfoque que necesito para estar satisfecho y pensar de corazón todo el tiempo que soy afortunado.
Extrañar es implícitamente, estar agradecido. Saber que se fue o se tuvo algo, que ya no es o no está hoy. Sentirse privilegiado por haber tenido en algún momento un acorde de una excelente canción.
Hoy con extrañeza encuentro que me extraño. Me echo mucho de menos porque antes nunca me hubiera permitido pasar un día como hoy. Mi yo anterior tenía el valor de buscar siempre el lujo de la intensidad de vida.
Pero no encuentro ni siquiera, dónde estaría el cementerio de mi yo joven. No sé hacia dónde caminar para ir a honrarlo, a contarle cuatro cosas a su tumba. No sé qué espíritu podría suplantarlo para devolverme las ideas útiles. No quiero pensar que su ausencia es culpa mía: literalmente, no podría perdonármelo.