martes, 20 de septiembre de 2011

Desde Los Angeles

De esas veces que no sabes ni cómo acabaste aquí o cómo es que estás dentro. Justo aquí, de entre todos los lugares del universo. Aquí, como todos los astros y los aspirantes a serlo, sintiéndome un consagrado. California Dreams.
De cuando te encontraste irreversiblemente borracho tras beberte, sin darte cuenta, galones de toda esa agua que - según juraste - nunca beberías. De la seducción involuntaria propia de las víctimas de la mercadotecnia, que (lo digo con la seguridad de quien lo está viviendo en carne propia) muy lejos de la decepción, exhalan por todos los poros esa sensación de felicidad tan falsa y reconfortante al mismo tiempo.
Beverly Hills 90210. Ni quien te conozca aquí para juzgarte (auque las celebridades nos sabemos reconocer) o para recordar lo mucho que criticaste, quizá despreciaste, este sitio durante años.
It's showtime
: bajo la luz del escenario, a cantar sin importar los entretelones del pasado. Mucho menos preocuparse por la vida después del aplauso, si es que llega. Estamos atrapados en la foto, los paparazzi son cientos y somos adictos a ellos.
La noche en que los por qués valieron madres. La ciudad en la que nadie pierde tiempo explicando porque los demás están hechos de plástico. Tinsel Town.
El momento (físico o de la vida) en el que te das cuenta de que estas tierras sin el toque mexicano - ese presuntuoso que le das tú - no serían absolutamente nada excepto por las estrellas (de las películas o del cielo).
De esas veces en las que, de noche, cobraste consciencia de que estás en una cama King Size haciendo el amor con Los Angeles. Californication, que le dicen.