sábado, 23 de agosto de 2008

Venciéndote en tu propio juego

Me acabo de enterar por Oliva que mi México ganó otra medalla de oro en taekwondo. Me da un poco de coraje porque no ví el nacimiento de la nueva heroína, que se llama María Espinoza. Así que tenemos ya la parejita de taekwondoínes mexicanos que ganaron oro en Beijing 2008. Niño y niña. Fabuloso.
Deberían contratarme: yo quiero ser su agente, marketearlos. (Es en serio). Utilizar el marketing para inmortalizarlos, evitar lo que le ha pasado a Soraya Jiménez, o a Ana Guevara. Evitar que en 8 años acaben de comentaristas de Televisa. Sí, el mercadeo es para vender, pero por qué no aprovecharlo en favor de ideas positivas? Pérez y Espinoza deben ser nuestros nuevos ídolos.
Obvio que tienen que poner una escuela de taekwondo. No se ha fundado aún y ya debe haber lista de espera. ¿Qué tal un reality en el que los dos, por ser mexicanos, por ser de oro, por ser taekwondoínes y por calientes descubren que son el uno para el otro y deciden casarse? Les conseguiría los mejores patrocinios para la boda olímpica. Eso sí, antes a los pondría de tour pagado por 'lamarcapositivaquenosdémásvaro' hablando con los jóvenes mexicanos sobre sueños que se hacen realidad.

En fin, personalmente compraría (compraré) todo sobre los héroes taekwondoínes mexicanos porque además de mi gran admiración, sus circunstancias hacen que simbólicamente ponga en orden mis ideas y recuerdos. Y es que como muchos saben, el taekwnondo nació y es el deporte nacional de Corea (del Sur).
Corea es para mí ese país que me debe una(s), aunque le agradezco. Corea, sin ser mía, me nutrió y me destruyó como todo lo que he amado en mi vida.
Así es, para los pocos que leen esto y no me conocen, este es el anuncio oficial de que cuando hablaba de mi trabajo en "una embajada asiática" (recordemos episodios como cuando los coreanos se comieron mi guisado, o cuando me entrevistaron desde Venezuela y traje paseando a dos coreanos tras de mí por el paseo de la Reforma, o el del coreano ruidoso que arruinó mi feliz mañana) me refería a Corea.
Pasan los meses, y creo que mi experiencia en la embajada fue tan difícil porque - haciendo a un lado los hábitos "sucios", los olores nauseabundos, y el ruido en la mesa - dí todo. Digamos que entrené como nadie por meses, y como nunca llegó el oro, tuve que irme. Creo que nunca entendí a los coreanos (o ellos nunca me entendieron a mí). Bueno, ahora que trabajo para los suecos y estoy en comunicación con españoles, peruanos, venezolanos, hondureños, chilenos y gringos; tampoco es que pueda jactarme de un perfecto entendimiento o magnífica comunicación. Todavía.

Así que el triunfo de México en taekwondo fue una catarsis personal. Al ver a los mexicanos vencer y arrasar justo en ese deporte, no puedo evitar pensar (acordándome de cuando rompí el record de empresas mexicanas que visitaron una misión en la historia de la embajada, o de los logros de ventas de mi amigo Cuco, o los minutos en que - después de que los coreanos habían tardado meses - hice que cambiaran el "del Norte" junto al Seoul composite de la página de la bolsa, o de todo lo que ha hecho la Tere por ellos) que sí, que los mexicanos somos muy buenos. Quizás es lo que necesito pensar para voltear hacia esa etapa de mi vida con menos frustración. Igual es mi enorme ego, medio lastimado, recuperándose.
Una de las pocas verdades universales, es que el que trabaja duro, acaba teniendo éxito (de una manera o de otra). Y esa sigue siendo mi estrategia. Ni entonces ni ahora he dejado de entrenar, a pesar de las decepciones. Siempre están los siguientes juegos olímpicos cada cuatro años no?

Muy probablemente mi ex-jefa coreana y su séquito no estarán de acuerdo, pero los hechos objetivos, las cifras duras, las medallas de oro, están paulatinamente demostrando que los mexicanos podemos perfeccionarnos y vencer en juegos, trabajos o deportes (como el coreanísimo taekwondo), que ni siquiera inventamos nosotros.
Y seguimos preparándonos. Seguimos entrenando. Seguimos con hambre de oro y no vamos a descansar hasta obtenerlo, y seguirlo obteniendo.
Nos vemos para el próximo recuento en cuatro años, en Londres.


miércoles, 20 de agosto de 2008

Winner by superiority - Crónica de un milagro

Mood: Chillando de alegría
Quiero que todos despierten y enciendan las luces y los televisores y las radios y se enteren. Quiero que todo el mundo se detenga a poner atención a la noticia que hoy me hizo despertar mucho más temprano de lo normal:
Después de ocho largos años, México ha ganado el oro en los juegos olímpicos.
Sé que hay otras muchas medallas doradas, pero esta en específico merece una atención especial porque la ganó un mexicano.
Y la diferencia entre un atleta mexicano y un atleta de un país desarrollado, es que los mexicanos no sólo no tienen apoyo, sino que tienen todo en contra. Tal es el caso de mi paisano, el michoacano Guillermo Pérez de 28 años, cuya familia estuvo haciendo colectas de barrio para llevarlo hasta Beijing 2008.
Y es que cuando uno de nosotros gana, gana contra toda expectativa, contra una mentalidad, contra el paso del tiempo, del viento, del movimiento de rotación... Cuando uno de nosotros gana - dadas las condiciones actuales - estamos hablando de un milagro. Y así fue hoy.
Los juegos olímpicos ponen de manifiesto los países que uno ama (he de decirlo, también celebré el triunfo de la República Dominicana en el segundo lugar de esta competencia. Supongo que también para ellos lo de hoy fue un plateado milagro).
Cuando Guillermo levantó los brazos ante el anuncio del triunfo y tomó la bandera, sentí que estaba ahí con él. Cuando subió al podio y ví su expresión de suprema emoción, de control del llanto en el momento más intenso de la existencia, yo no pude contener el mío. Y cuando escuché los primeros acordes de mi himno, tuve un momento genuino de felicidad. Quise abrazar a México: a ese país que merece a atletas como Pérez, aunque el gobierno no los apoye como merecen. Porque al fin y al cabo, México es grande. Canté con honor. Quise que me oyeran hasta China. Literal. Canté Mexicanos al grito de guerra... y disfruté la fuerza de la emoción, la pulsión de la alegría, la descarga de adrenalina, el sabor del oro.
Agradecí a la vida por este momento feliz. Quizá exageré.
En esos momentos en los que la emoción te vence, renace la esperanza y miras a todo México - por fin - triunfando. Necesité fuertemente comunicarme con mis paisanos. Lloré de orgullo. Recordé a mi amigo Jaik que también se ha destacado en taekwondo, y supe que no era el único en recordar a nuestra gente, a nuestro pueblo, por un momento ganando. El oro. Me acordé de la Galleta y de Militza, mis mexicanas en China, y supe que hoy no hay nada más perfecto que ser mexicano y estar allí.
En pantalla apareció - jamás la olvidaré - la medallita dorada, nuestra bandera, el nombre del nuevo héroe, y una leyenda: "Winner by superiority".

Sí: hoy tanto en Beijing como en mi corazón, México ganó por superioridad.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Una vela por Tíbet

Este blog quiere unirse a millones de personas en el mundo que estos días participarán en la protesta pacífica y sin fines de lucro "Una Vela por Tíbet", que apoya la liberación de Tíbet y el valor de la libertad para toda la humanidad.
Este blog cree en el derecho natural que cualquier ser humano tiene de autodeterminación, libertad de pensamiento, creencia y religión.
Este blog apoya la lucha no-violenta de Su Santidad el Dalai Lama.
Este blog te invita a protestar pacíficamente a través de la luz, a unirte y encender una vela en algún lugar visible este jueves 7 de agosto a las 21:00 horas de tu ciudad, en señal de apoyo a la libertad de todos los pueblos, particularmente el pueblo tibetano.

"Esperamos que la protesta 'Una vela por Tíbet' inspire a las autoridades chinas a apreciar el valor de la libertad humana y la importancia de la cultura Budista Tibetana que está beneficiando a millones de personas y tiene el potencial de servir a la humanidad como un todo, incluyendo al pueblo chino"
- S.S. el Dalai Lama