miércoles, 31 de enero de 2007

Llueve vida

Hace justo dos años, la mayor suerte que tuve fue que Sylvia, la directora de la escuela donde trabajaba no vino aquél día.
Me acuerdo de la cara de mis alumnos, especialmente de Carola, mi consentida – sí, por supuesto que existen los consentidos: siempre hay personas que, por mucha objetividad que se busque, tienen tanto encanto que acaban por colarse en las entrañas -, Ana Laura, una niña/adolescente en transición con una sonrisa hermosa que no se apagaba a pesar de que vivió una pérdida familiar devastadora para cualquiera, y Javier, el típico que es el más lento del salón pero que tiene energía para no dejarse derrumbar por las burlas de los compañeros, y ante sí mismo hace su mayor esfuerzo. El que secretamente me ganó para siempre cuando después de clase desveló su grandeza confesándome que teníamos que tener cuidado, porque hacía un año le habían practicado – a su cortísima edad – una operación peligrosa en el cerebro, y probablemente podría tener un ataque a media clase. Nunca pasó. Seré muy feliz si un día me los encuentro: tengo que darles las gracias por haber sido mi flotador durante la tempestad más difícil de mi vida.
Lo digo porque la nostalgia me trae este invaluable recuerdo manchado por la ausencia. La puta ausencia que no se larga hasta la fecha. Hacía apenas unos dos meses del día más negro de mi vida, en el que mi abuela se abandonó en mis brazos, y sin saberlo, faltaba un mes para que mi hermana se embarcara y dejara mi casa – siempre inundada de vida, ruido, alegría – en silencio. Los dos elementos pivotales de mi existencia se desvanecían. El destino te deja caer bombas cuando tienes la fuerza para recibirlas, pero el después, el contacto con la nueva página de vida, puede matarte si te descuidas. Como esos sobrevivientes de Auschwitz que murieron una vez libres al probar el primer bocado, porque su estómago desacostumbrado a comer no soportó el shock.
Y en esas estaba yo, cuando afortunadamente faltó Sylvia. Ese día, en el suelo, encontré algo que cabía en la palma de mi mano, en una cajita de Margarina Primavera después. Algo moribundo que sollozaba tierna/trágicamente. Algo que ninguna de las mamás de los alumnos quiso, algo que ningún veterinario quiso cuidar. Vida. Vida que llovió del cielo para acompañarme en soledad, y fue una gota inacabable de fuerza. Me acuerdo todavía de la expresión de mi madre, quien sorprendida porque ese día no llegué a darle un beso después de trabajar como siempre, nos encontró a mi y a mi hermana con la puerta entrecerrada de mi cuarto, conspirando sobre cómo íbamos a defender la vida de una creatura tan pequeña e indefensa a toda costa y a pesar de lo que dijeran los padres. Llorosa y desconcertada, mi ma' preguntó entrecortada a mi hermana: - ....Eeeeh.... ¿Estás embarazadaaaaa?
Después de la explosión risa (una de las últimas que se oyeron así en esta casa), el llanto del gato recién nacido aún sin nombre ni sexo reconocible se dejó oír. Como el ruido potente y taladrante de una gota ante el estruendo de las olas, mordiendo con toda la poca fuerza que tenía la oportunidad de vivir. Lo recuerdo clarito, porque supe que ese animal era mío, o yo de ella. Lo confirmé cuando la veterinaria nos enseñó cómo meter una sonda hasta su estómago para salvarla de la desnutrición, logrando que sobreviviera el peligro de morir justo el día en que mi hermana se fue. Y así, nunca me quedé solo. Hubo un ser siempre a mi lado, mientras aprendí a readaptarme a vivir normalmente.
En el momento más obscuro de mi vida, llovió luz. Y aquí está, ahora mismo, junto a mí. Tan chiquita, tan relevante... Me obsesiona pensar que la hice crecer, que ahora en edad felina tiene más o menos mi misma edad, y que un día voy a verla morir... ¿Cómo darle las gracias, cómo hacerle saber que bendigo el aniversario de este día en el que llegó?

Hace poco días sobrevino un nubarrón sobre mí. Pensé que dejaría de escribir, que estas teclas no volverían a usarse para pasar en limpio algún escrito. Resulta ser que, por cuarta vez, la Revista Opción decidió publicarme en su nuevo número, con algo que creo fue de lo primero que me acuerdo que hice: "Nada", que en su momento titulé One-night stand. Hoy a la 1:30 estuve en la presentación, como autor colaborador entre autores de verdad importantes. Vida. Vida que llovió del cielo para reubicarme.
Y pensar que hace una semana estaba a punto de tirar la toalla, de abandonar las letras, de quemar virtualmente (bueno, eliminar...) todo lo que en mi vida he escrito. De pensar que se acabó. La revista, con su portada blanca blanca, llovió como luz hasta mis temperamentales ojos.
Y me sorprende cómo la vida aprieta pero no ahorca. Abofetea siempre que reniegas.
El problema aquí es, que así como cada vez que se está a un paso de desistir, llega algo que abrillanta la vida, cuando se está a punto de la felicidad, llega algo que la ennegrece.
Y esto es así.
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Con motivo del cumpleaños de Kyri, le puse nueva imagen a su página. Recordamos que la página entera está estrenando nueva imagen desde la semana pasada, y confesamos que el contador registra cero visitas desde hace rato y el libro de visitas está más vacío que nunca.

lunes, 29 de enero de 2007

Fwd: El post del desasosiego

He sido embaucado por un chilango cualquiera a hacer esto...
Instrucciones:
1. Tome el libro que tenga más cerca.
2. Váyase hasta la página 123, quinta oración.
3. Copie las siguientes tres oraciones.
4. Publíquelas en su blog junto con el nombre del libro y el autor.
5. Pase esta misma tarea a otras tres personas

"No soñé mi ejército hasta el punto de que en él apareciesen ante mi mirada en cuyo sueño hace esquina. Cuántos Césares fui, aquí mismo, en la Rua dos Douradores. Y los Césares que fui viven todavía en mi imaginación; pero los Césares que fueron están muertos, y la Rua dos Douradores, esto es, la Realidad, no puede conocerlos."
"Libro del desasosiego" de Fernando Pessoa.
Madres, qué interesante... Paso esta tarea a Dalx, a Nessa Yávëtil, a todos los lectores de este blog (porfa dejen su respuesta en los comments), y a Sara García Peláez.

sábado, 27 de enero de 2007

Reinterpretación de la Bandera de México

(creada junto con el mexicanísimo intelecto de Dalya Salinas)El 24 de febrero de 1821 fue cuando Agustín de Iturbide ideó la actual y la llamó Bandera de las Tres Garantías. Fue izada por primera vez en el Palacio Nacional el 15 de septiembre de 1917. Sus colores distribuidos en forma vertical son: verde, blanco y rojo, en el blanco al centro el águila de perfil con las alas recogidas hacia la cabeza parada sobre el nopal con la serpiente en el pico, orlando la parte inferior con una rama de laurel de encina. Es la usada actualmente en todas las fiestas patrias y ropa interior para gringos que quieren sentirse mexicans o texicans.
El rojo representa la pasión y la espalda de los migrantes después de cruzar el desierto de Arizona.
El blanco representa la pureza de las esposas de los migrantes que se quedan esperándolos en México, misma que por tanto está a punto de verse manchada en cualquier momento.
El escudo representa tal mancha, así como la única prueba de que nuestra bandera no es un pirateo de la italiana, y simboliza los pollos rostizados que anhelan los migrantes mientras cruzan el desierto de Arizona.
El verde representa el pepino, y simboliza todo lo que no hay en el desierto de Arizona.
Nota: Esta interpretación es evidentemente, una ocurrencia cargada de humor negro, que no pretende disminuír o insultar nada de ninguna manera, ni herir patriotismos exacerbados.

miércoles, 24 de enero de 2007

Mi ídolo está muerto

Uno de los tantos grandes regalos que recibí del 2003, fue a Ryszard Kapuściński envuelto en Annja, una polaca altísima y hermosa con quien he perdido el contacto pero que me enseñó muchas cosas de agradecer y recordar. Lo último que supe fue que trabajaba en Amnistía Internacional en Varsovia, y que en las tardes leía a Virginia Wolf.
Fue ella quien - a través de un papel cuadriculado escrito suavecito a pluma azul con una letra tristemente bella, muy polaca - nos guió a mi amigo Christopher, su hermana Karen, su entonces novia Elisa, a mi amiga Ceci y a mí; en uno de los mejores recorridos de nuestras vidas: Cracovia.
Lúdica, obscuramente vanguardista, judeo-cristiana, vibrante y artística, esa ciudad se encargó de muy pronto rendir todos mis sentidos a sus encantos y convertirme en un adicto-amante ávido de Polonia y sus buenas bondades. Entre ellas, está el gran Kapuściński. Por ahí he de tener la lista todavía, escrita del puño y letra de Annja, en la que me recomendaba a quien acaba de morir.
Otro gran polaco, de la mano del cual conocí muchos lugares de África, a través de su enorme libro Ébano. Y apartir del ejemplo de este hombre, quise ser como artista y como hombre en sociedad. Hizo historia, contando la historia como nadie: a través de la gente, a través de sus experiencias, a través de sus conversaciones con gente normal, a través de sus ojos. Olvidando los detalles científicos y las fechas, abundando en detalles hermosos que adornaron su acertado ojo narrativo. Hoy la tele lo recordaba como periodista y sí, fue uno de los últimos, pero en mí siempre ha sido un modelo perfecto de artista. Sensible a la aniquilación mediática de la cultura, nunca leí nada suyo que no fuera un informe o relato poéticamente literario, algo a mi juicio más grande y rico que el periodismo.
Lo primero que hice en cuanto me enteré de tan triste noticia, fue correr a buscar uno de sus Lapidarium (el cuarto, dedicado en la primera página por mi padre en el día de mi cumpleaños en 2003), y entonces recé por él. Recé para ser como él. Sin haberlo conscientizado hasta hoy, fue Kapuściński una especie precursor del blog (no lo sabría afirmar, pero por lo menos en mi vida, sí), que es una forma de comunciación retrato de nuestra época.
Precisamente fue en este Lapidarium IV con el que conocí la literatura de fragmento, que como bien recoge su contraportada según palabras del autor es "esa escritura libre y espontánea que salta de un tema a otro como lo hace en cuestión de segundos el pensamiento." Y así es como escribimos muchos hoy en día.
Todos estos Lapidaria son en realidad compendios, lo mismo que si publicara todos las entradas que han aparecido en este blog, sólo que los suyos con mayor profundidad y claridad, evidentemente. La claridad, la información, la verdad, la humanidad de un monstruo de las letras. Me enorgullecí de ser una especie de hijo literario de Ryszard Kapuściński. De pensar que quizás él tendría un blog o contemplaría la idea o por lo menos veía esta forma con reservas pero ál fin y al cabo buenos ojos. Pensar que soy un poco como él, es un honor. No me alcanzan manos para recibir su estafeta, pero sí para escribir sobre él y vigilar que su espíritu no muera.
No era tan viejo, tenía 74 años, y algún día en mi imaginación pensé en que podría llegar a conocerlo, a preguntarle cosas, a conversar nerviosamente durante algún afortunado y breve momento de visita en Varsovia, que bueno, no va a pasar. No lo sé, pero no dudo que haya sido muy feliz, justo como tiene que serlo alguien que siente el mundo y escribe de la manera que él lo hizo. Una pérdida física enorme.
Réquiem por Ryszard Kapuściński (1932-2007)

domingo, 21 de enero de 2007

Entschuldigung

"Daría lo que fuera por tener, tan sólo unos segundos, para desaparecer. Pero sigo tan visible como ayer..." [La Quinta Estación, Daría, 2004]
"Far away, this ship is taking me far away. Far away from the memories of the people who care if I live or die. Starlight, I will be chasing the starlight, until the end of my life: I don't know if it's worth it anymore..." [Muse, Starlight, 2006]
"Abandono este lugar, tú me obligas a apostar. Hoy quiero echar a volar y despertar en otro lugar, en otro cielo y olvidar el dolor, quiero creer, voy a pensar en mi..." [Chenoa, En otro cielo, 2005]
"Oggi io non ho proprio voglia di vedere gente intorno, chiudi tutte le porte. [...] Fammi assaporare questo attimo di pace per sentirlo fino in fondo dentro me. Oggi che anche i sogni atterrano e chiudono le ali perchè il tempo di volare non è, non è. " [Eros Ramazzotti, Un attimo di pace, 200?]

No podía seguir dejando este espacio tan en blanco, aunque lo único que tengo para llenarlo es decir que estoy en blanco. O más bien, en una especie de estado depresivo-compulsivo, durante el cual conviene no hacer públicos los escritos. Sólo vine a dejar un saludo con gratitud a los lectores habituales, esperando que tengan paciencia y no dejen de regresar. Prometo volver en cuanto la mente me lo permita, con un post de aquéllos.

martes, 9 de enero de 2007

De la inmortalidad del cangrejo

Somos inmortales por lo que hacemos. Quien se vuelve inmortal es recordado por aquello que la gente percibe que hacía, hizo, le gustaba o le gustó. Últimamente, en un lapso brevísimo he recibido muchos libros. Cuando algo está bien dado, trae consigo un pensamiento tipo ¿qué le doy, qué le gustará a ... ? o algo así. Ser regalado con muchos libros (buenos y profundos todos) es una clara señal de que el entorno percibe que prefiero los nobles libros a las nobles botellas. En otras palabras, soy más ñoño que bohemio a los ojos de mi gente.
Tengo un amigo inmortal al que veo poco, famoso porque según el sentir popular, nadie cuenta chistes, bebe de su zapato, ríe, hace reír, grita, bromea y disfruta la borrachera en todas las cantinas y reuniones sociales como "el Pony". En 2003, tuve oportunidad de compartir un viaje a los alpes austriacos con Joaquín, un tipo serio, cultísimo, devorador de altos libros, absorbido en la cultura, pensador sensible y dedicado (y fueron demasiados pocos días); con quien además de tener la mejor borrachera de aquél verano, tuve conversaciones increíbles, de verdad significativas, distingibles al recuerdo entre el típico mar de temas superficiales que inundan las pláticas en el extranjero. Ése mismo es el Pony.
Nuestra inmortalidad depende de la percepción de quien nos rodea, no de verdad de nuestras cualidades primeras. Nadie nunca me regaló un micrófono, ni un cuaderno pautado, o un pincel o pluma de escritor. Seguro lo mismo le pasa a Joaquín el Pony: estoy seguro, este año recibió pocos libros y muchas botellas. Y a lo mejor se sintió como yo. Justo de eso habla Milán Kundera en uno de los enormes libros que recibí estos días: sobre ejemplos ridículos de inmortalidad como Tycho Brahe, astrónomo recordado por el día en que se hizo pipí en la mesa. Por cierto, seguro que a oídos del autor no llegó la historia del orgullosamente mexicano Tigre de Santa Julia, porque entonces la habría inmortalizado en La Inmortalidad.
Y aquí la reflexión más especial, porque Kundera - una especie de paparazzi checo del futuro - habla en este libro del gran Wolfgang von Goethe y sus inmortales rasgos. Me remonto a un café sin nombre (no tenía letrero, y los meseros no sabían) que está en la Kastanienallee de Berlín, donde hace menos de un mes tomaba café con Christine, mi maestra en casi todos los aspectos. Hablando del eterno trauma de los 25 años, me decía que a mi edad Goethe ya era Goethe (Goethe war schon Goethe), dando a entender que ya había alcanzado el status de gran escritor que nos hace hasta hoy recordarlo. Lo decía así, como si desarrollarse a tope significara la consumación de ser uno mismo, solamente porque el ampliamiento personal pleno es la imagen que más se queda en la mente en términos de inmortalidad. Como si cuando niño, mientras aprendía a escribir, el gran escritor aún no fuera Goethe, sino Goethe-potencial.
Y entonces, me pregunto si ya soy Jesús Catalán. Si ya llegué a mi cumbre, a mi tope. Si Viridiana Ríos está a punto de serlo porque se ganó la super beca, o aún le falta mucho más; si Muradás a sus veintitantos (Felicidades) ya es Muradás o le falta crecer todavía mucho más.
A decir verdad, muchos momentos en Alemania olían a cielo, a cima de vida. Creo, por eso necesité tanto una cámara de fotos. Moriría por saber si esto se pondrá mejor y aún vamos siendo potencia de algo que falta por florecer, o el pico de la existencia para mí fue alguna de esas noches en las que caminaba por la fría Friedrichstrasse berlinesa y cantaba bajito y sentía que iba incendiando la ciudad. Saber si somos ya un acto, si somos ya gallos que se sacudieron la última partícula de cascarón caminando entre la nieve de Múnich, o contestando el último inciso del examen para la gran beca.
Y ojalá no.
De todos modos, y muy personalmente, quizás mi momento más digno de inmortalizarse fue aquél día que recibí una orquídea de parte de una especial viajera, pero más bien si alguien a mi muerte se acuerda, quizás va a nombrar que un día escribí durante largo tiempo y me daba preocupación perder el interés de quien se hubiera aventurado a leer esto desde el principio.
Ojalá falten muchas tardes que me conviertan en algo mucho más inmortal que lo que soy. Muchas. O todo depende. En momentos de envío de currículums y entrevistas como este que vivo, preferiría ser el que escribió sobre la inmortalidad del cangrejo en un blog, al gran empresario. Hay inmortalidades a las que renunciaría antes de aceptar un puesto de trabajo.
Pero lo que me hace levantarme en estos días de incertidumbre, es la posibilidad de descubrir quién de mi entorno ya es su imagen más inmortal y quién no. Ver que a mi juicio, casi todos seguimos siendo potencia a pesar de ya haber vivido grandes cosas. Lo que me mueve es la lucha por convertirme en el que escribió sobre la inmortalidad del cangrejo en una novela que después fue traducida a muchos idiomas, o el que cantó sobre ella.
Y sólo el tiempo y la muerte nos traerán certeza. Aunque algo es seguro señores: si aún no ha llegado, nuestra condición de acto pleno ocurrirá a una edad mucho mayor que la de Goethe cuando le llegó a él. Y qué bueno.
Mientras tanto, me encantará seguir recibiendo buenos libros, sin que nadie ponga más atención de la cuenta a mi afición por las botellas.

lunes, 1 de enero de 2007

Feliz 2007

¡ESTOY BUSCANDO TRABAJO!

Estudié Relaciones Internacionales, hablo muuuchos idiomas, lavo y plancho ajeno, cocino para banquetes, escribo de todo, canto casi de todo, toco la guitarra, marco el teléfono, hago los coros, contesto el teléfono, sé usar la computadora, doy clases de lo que sea, mesereo, vendo a plazos, archivo documentos, sirvo cócteles buenísimos, hago fotocopias, óptimo para reality-shows, sirvo un excelente café, cuido bien de tus hijos, arreglo computadoras y las conecto a internet, paseo a tus perros, bailo exótico y doy privados, manejo taxi o pesero o limo, diseño logos para empresas, organizo tu boda o graduación o XV años, atiendo el puesto mientras no estás, fotografío eventos, reparto volantes, aconsejo adolescentes atormentadas, hago malabares y/o soy muy chistoso, resuelvo casos de administración, hago encuestas, peleo por los derechos humanos, etc.
Por favor, si sabes de alguna oferta como para mí, AVÍSAME, déjame un comment.
Ah, con 2007 abrazos y mis mejores deseos para este nuevo año...